Tiki Franzan: la neuquina detrás del sonido de «Belén», la película argentina que sueña con el Oscar
Hace 18 años que trabaja en la industria audiovisual. Participó también en "La odisea de los giles", "El Ángel", "Finde", "División Palermo 2", "El Reino" y hasta pisó el set donde se filmó "Harry Potter y las reliquias de la muerte" en Inglaterra.
Una policía sube a Belén al camión de traslado, la chancha. Le dice que mire a toda la gente que fue a pedir por su libertad. La cámara se concentra en un primerísimo primer plano de los ojos de la joven que reflejan esa multitud. No sólo ve la manifestación sino que la escucha. Victoria «Tiki» Franzan fue a cazar esos cánticos a la última marcha del 24 de marzo. Tomó su grabador guerrillero zoom F6 y se ubicó detrás de la columna de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Capturó las batucadas por un lado, las letras por el otro. Más cerca y más lejos. Un plano general sonoro de la movilización para que se pueda usar en montaje.
La película «Belén» fue elegida esta semana por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina para representar al país el próximo año en los premios Oscar y los Goya.
La historia comienza en 2014. La joven llega al hospital Avellaneda de Tucumán con un dolor abdominal que deriva en una hemorragia. Se despierta después de un legrado y los médicos la acusan de haberse provocado un aborto. Ella no sabía que estaba embarazada. La esposan a la camilla. Recibe el alta y va directo al penal donde permanecerá detenida 2 años, 4 meses y 23 días.
La abogada Soledad Deza conoce a Belén luego de que es condenada a 8 años de prisión. Gracias a su intervención y a la organización del movimiento feminista consigue su libertad. La Corte Suprema provincial la absuelve.
La criminalización de este aborto espontáneo empujó el debate por la legalización, que el Congreso aprobó en 2020.
Tiki es directora de sonido en rodaje. Nació en Neuquén y estudio comunicación audiovisual en Ciudad Autónoma Buenos Aires. Cuando recibió el guión de «Belén» estaba abocada a la segunda temporada de «División Palermo».
«Lo leí de corrido. Estaba muy bien escrito. Ahí dije: «esto es un peliculón». Nunca había trabajado en una peli así. Un drama judicial, además feminista», contó.
Filmaron desde el 10 de febrero hasta el 28 de marzo. Las locaciones se distribuyeron entre CABA, Gran Buenos Aires y Tucumán.

Su trabajo consiste en registrar los sonidos del rodaje. «Desde el momento en que dicen acción hasta corte. Mi prioridad es grabar los diálogos. A veces se considera el sonido como algo medio abstracto, pero la cámara toma una parte de la interpretación, que es la visual, y yo tomo la parte del sonido. Si yo lo grabo mal se perdió esa interpretación«, aseguró.
Existe la posibilidad de corregir en montaje, pero no siempre sale bien. «Cuando llaman a los actores después de ocho meses están en otro proyecto, y se tienen que doblar en una sala oscura, y volver a meterse en el personaje. Perdes la esencia», afirmó.
En este caso la directora, Dolores Fonzi, fue muy clara. «Ella me dijo «mirá tomate el tiempo para microfonear y hacer lo que tengas que hacer dentro del set de filmación, pero una vez que arranca la escena y que empezamos a filmar a mí me gusta grabar una tras otra». Lo quería aprovechar para la actuación», señaló Tiki.
La premisa es no interrumpir constantemente: «con escenas que son de tanta entrega dramática vos tratas de no distraer al actor o a la actriz».
«El rodaje fue muy agradable, porque Dolores es una persona que transmite muy buena energía. Está siempre de buena onda, es muy lúdica para trabajar. Te consulta, a todas las áreas. Fue un proyecto muy lindo de hacer. A veces te pueden tocar directores que están nerviosos, o tienen mucha tensión y eso se traslada al equipo técnico. Esta película no fue así», manifestó la sonidista.
Incluso en momentos como el alegato final de Soledad, cuando Belén se entera que va a salir y estalla en llanto, o el mismo legrado, Tiki remarcó que fueron «mágicos». «Yo estaba grabando y se me caían las lágrimas. Había unos talentos trabajando en la peli: desde el elenco hasta el equipo técnico», agregó.
Destacó que «la comunidad audiovisual de Tucumán trabajó con nosotros». Salvo roles puntuales, como el montajista o el director de fotografía, el resto de las decisiones de la película las tomaron mujeres.
Invisible
«El trabajo del sonidista es bueno cuando es invisible», planteó Tiki que hace 18 años está metida en la industria. No sólo consiste en explorar los lugares y detectar posibles problemas: por ejemplo si la vereda donde se filma está cerca de una escuela, evitar el timbre del recreo, o alfombrar el pasillo de un living para que no se escuchen los pasos.
«Tenes que trabajar en conjunto con vestuario, porque si el personaje tiene una campera de tela de avión, que son como bolsas de plástico, se mueve y hace un ruido bárbaro y después no se va a escuchar bien lo que grabes», indicó.

En general se encarga de diseñar toda la captura en el rodaje, junto a su equipo. Ese material pasa al director de sonido de postproducción que es el responsable de mejorarlo.
Suelen ser jornadas de 12 a 14 horas por día, de lunes a viernes, y a veces los sábados. «En una película trabajas como mucho 8 semanas, pero en una serie podes llegar a trabajar hasta 25 semanas», precisó.
Sostuvo que prefiere los desafíos de una locación, que encerrarse en un estudio. «Estas con la gente, con los directores, es como más vivo«, expresó.
Tiki se dio cuenta que la entusiasmaba esta profesión mientras editaba. «Me llegaban materiales con mal sonido, entonces pasaba mucho tiempo editando y me interesó mejorar técnicamente esa calidad de sonido. Sentía que el sonido era el 50% de lo que estaba contando. Si la imagen es espectacular y no escuchas lo que dice la gente, medio que te vas a ir de la historia, entonces me empezó a interesar eso, ¿cómo captar mejor los diálogos? Tanto en documentales como en ficción. Me metí tanto en el tema que terminé siendo sonidista», recordó.
Una batalla
En 2010, mientras se estaba formando, Tiki tuvo la posibilidad de estar en el rodaje de «Harry Potter y las reliquias de la muerte», en Inglaterra.
«Yo venía de hacer películas indie, de bajo presupuesto como sonidista, y acá aprendí como hacer una peli de Hollywood, y me di cuenta que esto era una industria, que no eran amigos haciendo arte y cada segundo valía millones. Era muy profesional el ambiente, era la primera vez que veía eso. Era todo muy sectorizado. Fue una película que me marcó porque me dio a conocer el mundo de la industria», subrayó.
Participó, entre otras, de «La odisea de los giles» que fue filmada en pueblos de la provincia de Buenos Aires. «Ahí tuve que aprender a cómo capturar diálogos con lluvia, porque yo siempre voy por todo. El rodaje es la batalla: sacar lo mejor que puedas bajo las circunstancias que se te presenten«, se rio. En pandemia estuvo en «Finde», que protagonizan Malena Pichot y Julián Lucero. «Muy divertida, esa la pasé súper bien», mencionó.
Trabajó con algunos realizadores valletanos como Diego Lumerman. «Tengo poco kilometraje en la patagonia», reconoció.

«Belén» se presentó en el contexto del desfinanciamiento de las políticas públicas de incentivo a la producción audiovisual. Tiki apuntó a que en la actualidad los proyectos maistream se gestionan a través de las plataformas, y que muchos de sus colegas están sin trabajo desde hace más de un año.
«Antes se filmaba un montón de largometrajes, de directoras y directores superinteresantes, que eran sus primeros pasos, porque sino es muy difícil. ¿Cómo le vendo a una plataforma una idea si no tengo experiencia previa para mostrar? Los primeros pasos de los nuevos realizadores y de los nuevos directores eran gracias a estos subsidios (del Incaa), que se generan con la entrada de los cines, no es que le estas sacando plata a los jubilados. Es muy triste, espero que en algún momento cambie esto», explicó.
Si bien la película relata un episodio de criminalización, aún hoy hay obstáculos para el acceso al aborto en Argentina. La organización «Socorristas en Red» detectó que durante el primer año del gobierno de Javier Milei hubo casos de mujeres que llegaron a hospitales públicos en los que se las desalentó a interrumpir sus embarazos, o debieron enfrentar demoras.

Una policía sube a Belén al camión de traslado, la chancha. Le dice que mire a toda la gente que fue a pedir por su libertad. La cámara se concentra en un primerísimo primer plano de los ojos de la joven que reflejan esa multitud. No sólo ve la manifestación sino que la escucha. Victoria "Tiki" Franzan fue a cazar esos cánticos a la última marcha del 24 de marzo. Tomó su grabador guerrillero zoom F6 y se ubicó detrás de la columna de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Capturó las batucadas por un lado, las letras por el otro. Más cerca y más lejos. Un plano general sonoro de la movilización para que se pueda usar en montaje.
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