Un 8M, Día de la Mujer, para que los varones acepten la equidad de género

Un sociólogo, docente y escritor propone repensar los roles de los varones y analiza cómo romper con los comportamientos estereotipados.

El sociólogo, docente y escritor Sebastián Fonseca recalcó que la efeméride del 8M (Día de la Mujer Trabajadora) es un “buen momento” para que los varones se involucren en el avance hacia la equidad de género.

“La idea es alentar a que, en distintos espacios laborales y de estudio que el viernes se van a ver deshabitados por compañeras que van a marchar, los varones empecemos a interesarnos por otras cuestiones que vayan más allá de nuestro propio ombligo. El tema de equidad de género no es solo algo que interese a las mujeres sino que nos involucra a los varones de manera directa”, planteó Fonseca.

El investigador propone repensar el rol de los varones: “Somos privilegiados, pero esos privilegios tenemos que desarmarlos desde la reflexión y actitudes a fin de desaprender mandatos tradicionales que terminan limitando nuestra propia existencia y perjudican la convivencia igualitaria”.

Fonseca pone el acento, por ejemplo, en una paternidad activa. Comentó que muchos varones, al ser padres, se sensibilizan y experimentan la paternidad “como un portal hacia un mundo de emociones desconocidas”. ¿Qué implica pensar en una paternidad activa? “Involucrarse de lleno en la crianza de los hijos, en la igualdad de tareas de cuidados, conectar con los peques, estar presentes en el día a día pero dedicando tiempo de calidad”, comentó y reconoció que hoy muchos varones están teniendo “otras miradas”.

Recordó también que el año pasado, se había logrado avanzar en un proyecto que equipara las licencias parentales entre hombres y mujeres. Pero quedó . “Habría que replantearse las licencias laborales. ¿Por qué los varones tenemos dos días de licencia ante el nacimiento de un hijo? Está instaurado de esa manera. El Estado, a través de las políticas públicas, instrumenta y genera una determinada configuración del espacio del núcleo familiar y de los tiempos que vamos a dedicar”, analizó el autor de “La ilusión masculina”, de editorial Chirimbote.

Opinó que además, los espacios de trabajo -sean privados o públicos- deberían promover un liderazgo inclusivo en el que se valoren por igual los aportes de todos los empleados y en el que se rompan los comportamientos estereotipados. “Hay una reunión de trabajo y damos por sobreentendido que las compañeras van a preparar la bandeja con el café. Esa reunión seguramente la mantendrán los jefes varones. En el día a día hay una manera de relacionarnos sin darnos cuenta y le damos a cada persona un espacio según su género”, esbozó.

Fonseca se involucró con las cuestiones de género 14 años atrás al trabajar con compañeras feministas que lo llevaron a interpelarse sobre determinadas cuestiones que, según admite, “procesaba desde la lógica machista”. Advirtió que el ser padre fue el empujón definitivo para replantearse determinadas situaciones.

“Por lo general, las mujeres interpelan a los varones en la lucha por la equidad: ¿cómo generar un diálogo entre los mismos varones?”, consultó RÍO NEGRO. Fonseca habla de “la responsabilidad para dejar de ser cómplices en comportamientos machistas”. “Esto se da en todos los ámbitos y hay que pararle el carro al varón que se está extralimitando y que hace algún comentario fuera de lugar que tendemos a naturalizar. A medida que cambiamos la perspectiva, hay comentarios que de ser naturalizados pasan a hacer ruido: los comentarios sexistas, misóginos, homofóbicos, la burla por la orientación sexual”, sostuvo.

Recalcó la importancia de que los varones escuchen a sus compañeras, hablen con las disidencias y con aquellas personas que atraviesan una situación de opresión. “Los varones educados de manera tradicional no sabemos qué es estar en una situación de opresión, las dificultades por las que atraviesan las demás personas para llegar a los mismos lugares que los varones llegamos con gran facilidad (lugares de poder y de toma de decisión). Hay que reconocer la diversidad como una riqueza, como un espacio de aprendizaje y no como una amenaza a mi punto de vista”, destacó.

Reconoció que el contexto nacional no es el mejor. “Quienes tienen cargos de responsabilidad predican con el ejemplo. Si articulan discursos misóginos, homofóbicos, clasistas, discriminatorios o discursos de odio sin ningún tipo de tapujos, ante una prensa que no repregunta ni cuestiona, muchas personas se van a sentir habilitadas para expresarse desde ese lugar de odio”, concluyó.


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