Vivir con frío en Neuquén, allá por el 1900

El museo de la Capital trajo al presente detalles de lo que padecían los primeros habitantes de la ciudad.

«El triángulo que conforma la región de la Confluencia siempre fue golpeado por diferentes fenómenos meteorológicos propios de la Patagonia. Tanto el frío y el viento lo azotaron, transformándose en un obstáculo para los primeros pobladores de nuestra ciudad». Con esta presentación, el Museo Paraje Confluencia aprovechó las bajas temperaturas para volver en el tiempo y recordar cómo vivían el invierno los primeros pobladores de Neuquén capital.

«El frío condicionaba la vida de los habitantes: en 1904, durante el traslado de la capital desde Chos Malal, sólo existía una fábrica de ladrillos, por lo que muchos de los recién llegados se encontraban viviendo en carpas y en muchas casas faltaba la leña para las estufas», relataron desde la institución a través de cuenta de Facebook.

«Los meses fríos era muy duros y los relatos de la época lo evidencian», agregaron. “Vivíamos con un frío tremendo por que en aquel entonces 12 ó 14 grados bajo cero era muy normal… había unas nevadas tremendas y nosotros con unas casas precarias hechas de puro cemento (…) cuando empezaba el frío, se congelaban… hasta que no pasaba el invierno…”, graficaron.

Foto: Gentileza Museo de Neuquén «Paraje Confluencia».

El viento


Según evocaron, «un diario de la época contaba que los destrozos causados por el fuerte viento reinante iban adquiriendo día a día mayores proporciones. «En la cárcel se llevó tres garitas, volteando además el foco de luz con su correspondiente palo sostenedor, los techos de muchas casas de la localidad están en muy malas condiciones, siendo numerosas las voladuras de chapas de zinc, (…) en las chacras y quintas dicen que los destrozos son incalculables”.

«La fuerza del viento no sólo provocaba daños materiales, también generaba grandes acumulaciones de arena sobre viviendas, tapando ventanas y puertas, lo que impedía salir a sus ocupantes. La solución tomada fue mandar cuadrillas de presos a sacar la arena de las viviendas. Pensando en el futuro, en 1906 el Concejo Municipal inició obras para mitigar el problema, se inicio la construcción de veredas y se plantaron árboles que sirvieran de barrera natural del viento», concluyeron.



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