«Soy un idealista, no poseo»

Dice ser un mortal más. Pero fue el protagonista la reciente puesta de "Orfeo", de Monteverdi. A los 42 años, Torres es un enorme artista sin divismos. Conversó con "Río Negro".

Fue el gran protagonista del reciente «Orfeo», de Monteverdi, en el teatro Colón, un espectáculo espléndido que convocó una enorme cantidad de público. Víctor Torres con sus 42 años y casi dos metros de altura no tiene divismos por su éxito, por el contrario, con un criterio moderno y sin amaneramientos impuestos por la tradición considera que cantar es un oficio como cualquier otro. Así lo hace en muchos roles operísticos y en la música de cámara, otras de sus pasiones junto al fervor por las obras del Barroco y el Renacimiento.

-¿Cómo fue tu experiencia con «Orfeo»?

– Es una obra que conozco, que estudié desde muy joven. Creo que en el Colón se dio en 1937 y luego en los años setentas, supongo que con grandes orquestas, pero siempre pensé que era una ópera para mi. Por varias razones, por el registro, por el estilo, me gustaba la música del Renacimiento tardío.

-¿Qué es el color del Renacimiento?

– Es la cosa más modal, no tan tonal. Tenemos como ejemplo típico del Barroco alto a Bach, con sus preludios y fugas para cada tonalidad, lo hacía porque era una novedad. En esa época se hacía música modal, lo que significa que estaba basada más en los modos, que tienen nombres griegos, giros modales y momentos más tonales. Justamente el color del modalismo está en Monteverdi en general y sobre todo en el «Orfeo», esto para mi es un Aconcagua de la música. Lo grabamos con el maestro Garrido, que lo dirigió en el Colón, también lo canté en Europa con René Jacobs y muchas veces canto extractos en conciertos.

-¿Hay un renacimiento del Barroco?

– Si, hay un renacimiento del gusto en ese sentido, porque creo que la gente en general, aunque a veces se resista, tiene necesidad de novedades. Y estas novedades son tan viejas que uno va dudando si gustarán, incluso con el prejuicio de que en el caso de «Orfeo», era un equipo de argentinos. El director Gabriel Garrido es un argentino que vivió en París y hacía folclore en los subtes para vivir. Esto lo llevó a ver el «Orfeo» de Monteverdi desde otra perspectiva, desde lo que es nuevo y no desde lo que es más viejo, lo mismo que René Jacobs o Jordi Savalls que forman parte de las Escuela Cantorum Basielinsis de Basilea una de las mejores para la música antigua. Pero creo que la música te toca por los modos que utiliza, por los textos, la orquestación. En este caso la puesta en escena del francés Gilbert Defló gustó mucho, era una puesta equilibrada.

– Pero también hiciste otros roles.

– Si, por ejemplo canté «Eurídice» de Peri con René Jacobs en Berlín, la primera ópera que quedó completa, y siempre en el rol de Orfeo junto a la cantante argentina Bernarda Fink en un papel corto, lo mismo que el de Graciela Oddone en el Orfeo del Colón que hizo su Eurídice contenta de cantar conmigo, algo que hicimos también en Berlín con la ópera «Cosi Fan Tutte» de Mozart. Con ella hemos compartido estadías y diferentes trabajos en el extranjero. En 1988 canté una función de «Traviata» ( en el rol de Germont) en el Parque Centenario de Buenos Aires y yo mismo me sorprendí que pudiera cantarlo. En 1990 me fui a hacer dos concursos, uno en Sudáfrica donde tuve dos premios y me propusieron el personaje del marqués de Posa para el «Don Carlos» de Verdi. Después me fui al segundo concurso en Bilbao donde obtuve el primer premio, para esa época ya había cantado algunos oratorios. Canté una «Boheme» y un «Trovatore» en Sudáfrica y luego me llamaron para una audición en el teatro Chatelet de París para una «Traviata» que canté con una puesta muy moderna que me gustó mucho. A partir de allí me puse a trabajar con una agencia y canté muchas «Butterfly», «Don Carlos» (en francés e italiano) y «Simón Boccanegra».

-Vivís en Buenos Aires pudiendo hacerlo en cualquier lugar del mundo.

– Yo vivo aquí, en el Once. No soy rico, vivo como cualquiera, alquilo un departamento, no poseo nada, vivo bien con lo que hago, aunque tengo los problemas de todos, todavía no cobré el «Orfeo» del Colón por ejemplo. No poseo, debo ser una especie de idealista.

Un enamorado de El Bolsón

Víctor Torres nació en un barrio pero desde muy chico vivió en Coglan en Villa Urquiza, «Una casa muy linda en un barrio hermoso». El padre tucumano y una madre porteña con abuelos maternos uruguayos. De parte de su madre tiene una bisabuela actriz y un abuelo guitarrista y milonguero, medio poeta y bohemio.

A los 20 años integraba un grupo de bajos y tenores, conjunto masculino Nativitas, con el cual fue durante cinco años a Bariloche a cantar con el coro de niños que lideraba Lucka Jerman, se enamoró de lugar y del Bolsón donde hizo varias vacaciones. La última vez que cantó fue en Neuquén, una Carmina Burana con el Coro del Comahue. No pierde las esperanzas de volver y actuar en esos lugares.

Mientras tanto otros públicos como los franceses de Nancy que lo escucharon en su Opera o lo vieron en televisión ya lo reconocen hasta en el mercado y lo llaman por lo roles que interpreta. «Al público lo siento y lo miro, sé que está y me encanta estar en el escenario» dice el barítono que actúa en los mejores teatros del país y del exterior. «Lo interesante es que te escuche gente con sensibilidad, que tiene otra cabeza», opina. Con su » feeling» tan particular y personal Víctor Torres gusta del Jazz , del folclore y el tango que escucha por radio. Tiene una colección clásica, pero también popular, con sus favoritos, no solo Callas o Capuccilli sino también Mercedes Sosa, Sara Vaughan, Barbara Streissand, Cher, Madonna y Björk

Es un buen » crooner» que entusiasmó a Sergio Renán para su última película, después de haberlo escuchado en un intervalo cantando Ellington. Será por eso que le encantaría grabar melódico. Por ahora sus grabaciones son la del «Orfeo» de Monteverdi en la versión de Garrido y «Vespro della Beata Vergine» del mismo compositor bajo la dirección de Jacobs, además de «Argentinean Songs» con Jorge Ugartamendía al piano. Se trata de uno de los valores argentinos en el arte del canto, una carrera que Víctor Torres lleva adelante con rigor de verdad y sensibilidad.

Julio Pagani


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