Merecemos y necesitamos tener un aeropuerto

Antonio Castaño (*)

Si algo prevalece en la actualidad como impulsor del desarrollo en la vida de los pueblos y regiones son las vías o los modos de comunicación con el mundo, al que necesitan estar integrados para mejorar su calidad de vida y lograr crecimiento sostenido.

Como conglomerado urbano, social y económico el Alto Valle de Río Negro es un polo que requiere potenciar las vías de comunicación existentes. Con visión a 20 años mínimo es evidente que la conectividad aérea continuará creciendo en opciones, por sobre la terrestre, considerando las grandes distancias que en Argentina se deben recorrer.

El Aeropuerto Arturo Illia reúne condiciones que hacen muy factible su nueva puesta en operaciones para líneas aéreas comerciales, como un hecho absolutamente potenciador del transporte aéreo para la región Centro y Oeste de Río Negro.

Características especiales

• La longitud de pista de nuestro aeropuerto es la misma que la del Aeroparque en Buenos Aires y mantiene las cabeceras de hormigón construidas gracias a las donaciones que la población de General Roca efectuó en 1986.

• El Estado rionegrino mantiene una deuda material y moral histórica con el aeropuerto Arturo Illia, ya que se le entregó plenamente operativo y por sus desmanejos no sólo hubo que reconstruirlo en parte sino que se perdió la operatividad lograda con las aerolíneas nacionales.

• Un punto de análisis esencial para el tráfico aéreo regional es que desde mediados de otoño y en invierno, el aeropuerto de Neuquén tiene altos porcentajes de “salidas de servicio” por razones climáticas (bancos de niebla) dada la ubicación geográfica.

• Notoriamente diferente es la situación en Roca ya que construido en una zona de media barda mantiene siempre operatividad plena en la misma estación.

• Teniendo a Neuquén bajo mínimos operativos, las aerolíneas operadoras deben derivar sus vuelos a Bariloche o Mendoza, con importantes extracostos que deben absorber. Sumado a ello, las demoras y perjuicios que generan a sus pasajeros.

• Desde el punto de vista de la sustentabilidad e impacto auditivo y riesgos emergentes, mientras la aproximación final de las aeronaves en Neuquén sobrevuela espacios densamente poblados, en el caso de General Roca es totalmente diferente ya que se aproximan por la zona de bardas, prácticamente deshabitada.

• Respecto al impacto ambiental de la Huella de Carbono cabe señalar que a similar rastro del vuelo, se disminuye notoriamente el producido por el traslado terrestre de casi un tercio de la población de Río Negro que ahora debe movilizarse a tomar vuelos en otra provincia, sumando los riesgos y el costo adicional que conlleva, alejándonos de la opción del traslado aéreo a bajos costos que se promueve hoy a nivel nacional e incluso global.

La producción

Desde otro ángulo, los productos que generan los rionegrinos merecen una puerta de salida al mundo de fácil acceso. Sólo como ejemplos: las grandes plantaciones de cerezas con ventanas temporales de ingreso a mercados de alto poder adquisitivo en el hemisferio Norte, las carnes de ovinos con el valor agregado de producto patagónico y muchos más, no menos importantes.

Para los que por edad o radicación posterior no lo registran, la intención es recordarles que, como hecho histórico, sí tuvimos un aeropuerto plenamente operativo con vuelos regulares de líneas aéreas comerciales durante unos cinco años y que eso se logró con el aporte directo y desinteresado de los roquenses. Y esto es hoy muy factible de recuperar si nos unimos en el proyecto nuevamente, posicionados en firme diálogo con el gobierno. El futuro rionegrino lo amerita.

(*) Expresidente de la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio


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