Tensión en Chubut

La tensión social y política por la crisis económica que vive la vecina provincia de Chubut derivó la semana pasada en la agresión que padecieron manifestantes docentes que cortaban una ruta de ingreso a Comodoro Rivadavia, que hace temer una agudización de la crisis que parece generalizarse y deteriora la convivencia social en esa provincia.

El jueves, un grupo de 200 personas que dijeron pertenecer al sindicato petrolero, irrumpió en un piquete que docentes mantenían en la rotonda de la Ruta 3 y 26, arrasaron con las barricadas y obligaron a golpes a los manifestantes a replegarse del camino, sin que interviniera la policía. Pocas horas antes, el titular del Sindicato de Petroleros Privados, Jorge Ávila, que además es funcionario provincial, había señalado que “pasaremos el piquete por el costado, por arriba o por abajo”, ya que la protesta afecta el trabajo de una veintena de equipos de perforación en la cuenca del golfo San Jorge.

El paro nacional de Ctera en repudio a la agresión visibilizó aún más a nivel nacional un conflicto que tiene a la provincia semiparalizada hace meses, producto de la protesta de estatales que reclaman contra el pago escalonado y con atrasos de sus sueldos, medidas que además están afectando a la producción petrolera, principal fuente de ingresos de la provincia, y al resto de la actividad privada, que sufre por los bloqueos reiterados, el corte de la cadena de pagos comercial y el atraso con proveedores del Estado.

La reacción del gobernador chubutense, Mariano Arcioni, ha sido culpar al gobierno anterior (del que fue parte) y a Nación por la no intervención de fuerzas federales ante los piquetes y por las recientes medidas de rebaja impositiva que han restado recursos a la provincia. Sin embargo, los analistas locales señalan que el origen de la crisis está en el fuerte desequilibrio de las cuentas públicas provinciales, producto de una administración irresponsable y electoralista de los recursos y un endeudamiento en dólares que está ahogando a la economía regional.

Arcioni, un peronista cercano al Frente Renovador de Sergio Massa, asumió la provincia tras la muerte del histórico dirigente del PJ Mario Das Neves, de quien era vicegobernador, y logró mantenerse en el cargo tras ganar las elecciones en junio pasado, con el 37% de los votos. En las semanas previas al comicio, otorgó un aumento promedio del 40% a los estatales, que hoy no puede cumplir.

El desfasaje financiero se debe más que al gasto en salarios al aumento en 121% del gasto público no salarial hasta mayo de este año, plena campaña electoral.

El rojo de la provincia ronda los 2.400 millones de pesos mensuales, producto de ingresos por unos 2.100 millones y gastos salariales por más de 4.400 millones, según explicó el ministro de Economía. Sin embargo, un reciente estudio del economista Facundo Ball, de la universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (Unpsjb) reveló que el desfasaje financiero se debe más bien al aumento en 121% del gasto público no salarial hasta mayo de este año, plena campaña electoral.

Esto hizo que, aunque los ingresos de la provincia crecieran hasta un 80%, por encima de la inflación, se acumulara un déficit de más de 1.000 millones de pesos en cinco meses. La reciente rebaja impositiva del gobierno nacional y el congelamiento en los precios de combustible empeoran el panorama a futuro, ya que la provincia perderá otros 2.500 millones de pesos. Si a eso se agrega que la devaluación aumentó el peso de una deuda provincial atada al dólar, el panorama es tétrico.

La irresponsabilidad en el manejo de la cuentas públicas no es ajena a la corrupción. Actualmente en los tribunales chubutenses se ventila una causa bautizada popularmente como el “embrujo”, donde 12 exfuncionarios y particulares vinculados a la administración Das Neves están imputados por un millonario desvío de fondos públicos, mediante la creación de empresas falsas, que luego eran gastados en viajes, vehículos, terrenos, emprendimientos turísticos y edificios, entre otros.

La crítica situación demanda un manejo prudente y austero de los recursos provinciales para equilibrar las cuentas estatales, junto a una voluntad de diálogo y concertación política para frenar la creciente tensión social entre chubutenses. Todas virtudes que hasta ahora brillan por su ausencia en el gobierno y buena parte de la clase política local.


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