«The Final Cut», el disco de Pink Floyd inspirado en la Guerra de Malvinas

El 2 de abril de 1983, la banda inglesa editó en Estados Unidos este trabajo escrito y compuesto exclusivamente por Roger Waters, un manifiesto antibélico inspirado en el conflicto del Atlántico Sur.

El 2 de abril de 1982, tropas argentinas desembarcaron en las islas Malvinas dando comienzo a un conflicto bélico con Gran Bretaña que duró 74 días y que terminó el 14 de junio, cuando el general Mario Benjamín Menéndez se rindió ante el comandante británico Jeremy Moore.  

El 2 de abril de 1983, exactamente un año después de aquella incursión que pretendía la recuperación de las islas por medios bélicos, Pink Floyd (o debería decir Roger Waters) editó en Estados Unidos “The Final Cut”, un manifiesto antibélico con la mirada puesta en la Guerra de Malvinas. En Inglaterra, había sido editado unos días antes, el 21 de marzo.

“The Final Cut”, literalmente “el corte final”, fue el último disco de Pink Floyd con Waters, pero no el de Pink Floyd tal como lo conocíamos, ya que el tecladista original Rick Wright había sido echado de la banda por el propio Waters en 1981, por lo que el corte final pinkfloydiano fue en realidad “The Wall”, de 1979. 

“The Final Cut” fue al mismo tiempo paréntesis y continuidad. Si bien se trató de un disco de Pink Floyd, no menos cierto es que se trató de una obra escrita y compuesta exclusivamente por Roger Waters, en la cual sus compañeros de banda fueron acaso la banda que lo acompañó.  

En este sentido, “The Final Cut” es un extraño paréntesis en la historia de la banda que se abre tras la edición de “The Wall” y se cierra con la aparición de “A Momentary Lapse of Reason” (1987), el primer disco de Pink Floyd sin Waters y con la reincorporación de Wright. Pink Floyd bajo el liderazgo de David Gilmour nunca tocó canciones de “The Final Cut” en sus shows, sí lo hizo Waters. Al fin y al cabo, eran sus canciones.  

Arte de tapa. Disuelta Hipgnosis, la legendaria compañia de diseño encargada de casi todas las portadas de Pink Floyd,; y descartado Storm Thorgerson, su fundador; la portada de «The Final Cut» estuvo a cargo del propio Roger Waters, quien usó fotos tomadas por su cuñado Willie Christie.

También fue continuidad respecto del sonido y la lírica de “The Wall”, acaso porque en ambos discos haya sido Waters el principal compositor y porque ambos, pero sobre todo “The Final Cut” tienen a la guerra como eje temático principal. Incluso, la estética musical del disco, con alocuciones y fraseos propios del drama y la tragicomedia teatral, caracterizaría el resto de su discografía solista. 

“The Final Cut” suena a segunda parte de “The Wall”, donde las consecuencias materiales, pero sobre todo psíquicas y espirituales, de la guerra, cualquiera sea, pero sobre todo la Segunda Guerra Mundial donde su padre Eric Fletcher Waters murió en combate, marcaron la narrativa de disco. De hecho, Waters pensaba en “The Final Cut” como la banda sonora de la versión cinematográfica de “The Wall”. Pero la Guerra de Malvinas lo cambiaría todo. 

El nuevo y acaso inesperado conflicto bélico en el que Gran Bretaña se veía directamente involucrada motivó a Waters a convertir “The Final Cut” en un manifiesto antibélico que apuntaba directo a Margaret Thatcher, la entonces Primera Ministra británica a quien el músico llama ácidamente Maggie en las letras, tanto como a Leopoldo Fortunato Galtieri, quien no necesita presentación.  

De hecho, en “Get Your Filthy Hands Off My Desert”, octavo tema del disco, Waters escribió (y cantó): “Quita tus sucias manos de mi desierto, ¿Qué dijo? Brezhnev tomó Afganistán, comenzó tomando Beirut, Galtieri tomó la Unión Jack, y Maggie, un día durante el almuerzo, tomó un crucero con sus manos, aparentemente para hacer que lo devolviera”. 

Sobre interno del disco editado exactamente un año después de iniciada la Guerra de Malvinas.

Si bien, el disco está atravesado tanto por la Guerra de Malvinas como por la Segunda Guerra Mundial, acaso la mayor de las obsesiones de Waters, ya en su primer tema, “The Post War Dream”, cuenta una historia relacionada con el conflicto en el Atlántico Sur.  “Dime la verdad, dime por qué Jesús fue crucificado, es por eso que papi murió, fue por ti, fue por mí, ¿Vi mucha TV, es eso en tus ojos una señal?, si no fuese por los pellizcos, ser tan buenos construyendo barcos, los astilleros estarían aún abiertos en el río Clyde, y no puede ser más divertido para ellos, bajo el sol del amanecer, con todos sus hijos suicidándose, qué hemos hecho Maggie”, dice Waters en referencia a la construcción del barco sustituto del “Atlantic Conveyor”, nave hundida en el conflicto de Las Malvinas. Acto seguido, comienza el tema propiamente dicho. 

La primera parte del disco incluye varios temas que habían sido descartados de “The Wall”, como “Your Possible Pasts” y “One of the Few”, pero será en la segunda parte donde Malvinas se hace más presente, acaso como parte de la reescritura de Waters tras cambiar de planes respecto a “The Final Cut”.  

«Southampton Dock” trata sobre héroes de guerra y veteranos que regresan de Malvinas; “Not now John” refiere a la ignorancia de la sociedad inglesa con respecto a los problemas políticos y económicos de la época agravados por la guerra de Malvinas; en “Get your filthy hands off my desert”, lo ya dicho; y “The Fletcher Memorial Home»que, además de ser un guiño a su padre, propone reunir a los líderes del momento, entre ellos Thatcher y Alexander Haig,  su ministro de Relaciones Exteriores, y Galtieri, para fusilarlos lisa y llanamente. 

“The Final Cut” fue el corte final de una historia que unió a Waters y a Gilmour en una sociedad creativa que terminó mal, muy mal. Tan mal que fueron a juicio por la marca Pink Floyd. Para los argentinos, en cambio -o, además- fue un inesperado manifiesto contra la guerra surgido desde las entrañas mismas del Imperio. 


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