Tras el crimen, la mujer policía reveló detalles desconocidos a su psiquiatra
Declaró la profesional que atiende a la imputada en el homicidio del cabo primero Pinochet. El juicio seguirá hoy y culminará el martes con los alegatos.
La suboficial Mardones, junto a su defensor Ronda, en la audiencia de ayer.
La llegada de la cabo Claudia Mardones con los ojos hinchados por el llanto a su lugar de trabajo en la comisaría 41, el 3 de octubre del año pasado, se debió a que esa mañana su pareja, el cabo primero Fabián Pinochet, «la tomó de los pelos y la arrastró por toda la habitación».
Así lo relató al Tribunal la psiquiatra Verónica Postiguillo, del hospital Horacio Heller, en la cuarta audiencia del juicio oral contra Mardones.
Postiguillo atiende a la suboficial desde la madrugada siguiente a ese día, cuando la llevaron ya detenida por el homicidio de Pinochet, en medio de lo que se suele denominar una crisis nerviosa.
La profesional lo describió como un cuadro de shock y un trastorno de estrés de tal magnitud que no pudo entrevistarla por varios días. Hoy sigue bajo tratamiento y medicada.
Secreto profesional
Relevada del secreto profesional por su paciente, la médica psiquiatra es una de las cartas fuertes que tiene el defensor Carlos Ronda para argumentar que Mardones es inimputable del crimen de Pinochet.
Por eso mismo la fiscal Eugenia Titanti tomó con cautela la declaración. La representante de la acusación ya atenuó su posición al empezar el juicio: de homicidio calificado a homicidio agravado cometido bajo circunstancias extraordinarias de atenuación. En vez de perpetua, Mardones puede recibir una pena de 8 años. La defensa va por la absolución.
Postiguillo relató que de a poco, tras un largo tratamiento, Mardones empezó a contar detalles de su convivencia con Pinochet desconocidos al menos para todos los compañeros de trabajo de la pareja que ya declararon en el juicio.
Situaciones de violencia
«Nos fue contando de a poco y a medida que le íbamos preguntando», aclaró la médica, «sobre situaciones de violencia física, sexual, psicológica y económica que venía viviendo».
Contó que en una ocasión «él la embistió desde atrás con su vehículo, y el de ella tuvo destrucción total, se quedó a pie». Los policías compañeros de trabajo habían declarado, en audiencias anteriores, que a Pinochet «lo cargaban porque su pareja le usaba siempre el auto». Nadie había mencionado el choque.
Familia policial
Postiguillo agregó que según le contó Mardones, «él la arrastraba por toda la habitación, la amenazaba con el arma. También la amenazaba con que iba a perder su trabajo porque él tenía contactos con el jefe de la Policía a través de su hermano, y a ella le daba temor porque era sostén de su familia».
Los Pinochet son una familia de policías extendida por varias comisarías, según relataron los testigos a lo largo del juicio, aunque también aclararon que no tienen el poder que se les atribuye.
El momento del disparo
Sobre el hecho en sí, la imputada dice recordar poco: que estaba en la escalera del dúplex que compartían, «ella ve todo negro, el fogonazo, y después flashes que lo está asistiendo a él, o en el Bouquet Roldán».
Según los peritajes, le disparó a Pinochet con su arma reglamentaria desde una distancia superior a 80 centímetros. El proyectil ingresó por el rostro, y la víctima murió tres días después.
Una pregunta que Mardones repite, según Postiguillo, es «por qué yo llegué a esto si yo a él le daba todo«.
La mentira la verdad
La fiscal Titanti quiso saber si la psiquiatra había aplicado técnicas para comprobar la veracidad de los dichos de su paciente.
«No aplicamos test, pero en las entrevistas se pregunta y repregunta varias veces, y en distintas entrevistas se vuelve a preguntar sobre el mismo tema, porque para nosotros es muy importante saber la veracidad de sus dichos«, fue la respuesta.
Hoy habrá más testigos, y el martes serán los alegatos.
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