Un año sin Valeria Coppa: el femicidio que sacudió a Bariloche

Su madre y sus hijos no pueden superar el dolor. Mientras tanto, Mariano Cordi, condenado a perpetua, permanece detenido. La sentencia no está firme.

Es 23 de enero de 2020. Decenas de turistas caminan por los jardines de la plaza de la Catedral de Bariloche. Sonríen, se toman fotografías. El tránsito en ese sitio del centro de esta ciudad es un poco caótico. El viento sopla desde el lago Nahuel Huapi y deja una brisa cálida que acaricia el rostro.

Marianela Ubilla camina junto a su nieta, en dirección a la iglesia. Las dos se sujetan de las manos y avanzan por la vereda de piedra laja esculpida.
Marianela es una mujer de fe. Sin embargo, no concurre a la Catedral.

Siente pavor cuando mira hacia uno de los costados del acceso principal del edificio. No quiere ni caminar por ese lugar. Es como si un escalofrío recorriera su humanidad. “Para mí es tremendamente movilizante este lugar. Una sola vez vine”, explica y mira de reojo ese punto de las escalinatas de piedra que tanta angustia le provocan. Allí, hace un año, su hija Valeria Coppa cayó herida de muerte tras recibir un disparo con un arma de fuego casera.

Valeria Coppa trabajaba en la secretaría de la Niñez. Fue víctima de femicidio en 2019.

El proyectil –calibre 22- dejó un orificio de entrada muy pequeño. Apenas perceptible. Pero causó un daño letal y Valeria murió esa tarde del 29 de enero de 2019, en el hospital Ramón Carrillo.

La fiscal Betiana Cendón encabezó con su equipo la investigación que estableció que Mariano Cordi fue el autor a sangre fría del disparo a Valeria, que era su expareja. El hombre fue condenado a prisión perpetua por el delito de femicidio, en un juicio abreviado.

Mariano Cordi fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Valeria Coppa. Archivo

Nunca he podido encontrar consuelo. Sigo adelante por ellos”, afirma Marianela y señala a su nieta, de mirada tierna, rostro redondeado y cabello rubio. “Sobre todo por ella, que es la más chiquita”, agrega.

“Todos los días es muy difícil y estos días es tremendamente movilizante”, explica. Las palabras se entrecortan por el llanto silencioso, que intenta contener para no preocupar a su nieta que camina de un lado a otro en el hall de acceso a la Catedral, mientras hace piruetas con sus manos. “Trato de seguir. Pero es difícil el día a día”, relata.

Tras el femicidio de su hija tuvo que hacer muchísimos trámites, ocuparse de la causa penal porque es querellante y estar pendiente de cada recurso que la defensa de Cordi presenta. También de acompañar y sostener a sus nietos de 10 y 17 años, los hijos de Valeria.

Para los chicos la procesión va por dentro. Su nieto ha canalizado su dolor en el fútbol y la nena se ha apoyado en su abuela. “Hay muchos días en los que flaqueo”, admite Marianela. “Es que ha sido un año terriblemente duro”, expresa.

Tiene el recuerdo intacto de las horas previas a la tragedia. “Fue un enero caluroso. Y como mi hija iba a tener franco habíamos dicho de ir al lago con los chicos”, rememora.

Esa jornada, Marianela se sentía intranquila. “Estaba haciendo zapping en la televisión y me encontraba nerviosa”, relata.

La noticia del hallazgo del cuerpo de una odontóloga asesinada en La Plata la había conmovido esa mañana. Se trataba de Gisella Solís Calle, de 47 años. Era el femicidio 21 de ese enero macabro. Marianela nunca se imaginó que el nombre de su hija estaría horas después en esa dolorosa lista.

Por la tarde le avisaron que Valeria estaba en el hospital de Bariloche porque había tenido un accidente. Le dijeron que se había caído de la bicicleta.

La explicación no la tranquilizó. “Intuí algo malo desde el primer momento”, afirma. Un año después, no sabe cómo describir esa sensación. “Es algo que solo sentimos las mamás”, describe.

“Salí y agarré el auto y no sé todavía cómo llegue al hospital”, cuenta. Valeria estaba en la terapia intensiva; mal.

“No me cerraba que había sufrido una caída, pero nunca me imaginé lo que había pasado. Pensé en ese momento que capaz la había atropellado un vehículo, mientras ella andaba en bici”, recuerda. Después, la médica le informó que el estado de salud de Valeria era crítico. “Irreversible, me dijo”. Y todo se derrumbó. “A partir de ese momento, ya fue espantoso”.

El femicidio de Valeria dejó un enorme vacío y un dolor que el tiempo todavía no calma. “Solo tratamos de sobrevivir”, dice.

En Bariloche no tienen familiares y están bastante solos. Por eso, “el día a día es muy difícil”, asegura.

El recuerdo de su hija está presente todo el tiempo. Marianella conserva aún el último mensaje de Whatsapp que le envió a Valeria antes de la tragedia. “Le pregunté cómo había estado ese día, cómo había encontrado a la nena, que la esperaba en la casa”, relata. Dice que no lo quiso borrar.

«Todo lo que pueda guardar de recuerdos de ella lo voy a guardar, y será para cuando los chicos sean más grandes”, cuenta.

La madre de Valeria Coppa junto a los fiscales tras la sentencia que condenó a prisión perpetua a Mariano Cordi. Archivo

La fiscal del caso la mantiene informada de los movimientos de la causa. Está al tanto de que a Cordi le queda la posibilidad de un último recurso judicial para tratar de impugnar la sentencia que lo condenó a prisión perpetua. Cordi “me resulta un tipo peligroso. Sé que está bien custodiado, pero siempre tengo miedo que se escape”.


Una carrera contra el tiempo


El celular sonó pasadas las 16 del 29 de enero de 2019. El mensaje informaba que una señora había sufrido una caída de una bicicleta y se había lastimado en la plaza de la Catedral. Nada grave. La mujer había entrado inconsciente a la guardia del hospital Ramón Carrillo y lo que era un golpe fuerte, minutos después se transformó en un diagnóstico preocupante.

Los médicos observaron un pequeño orificio en la cabeza de la paciente y un estudio detectó que tenía un proyectil en la cabeza que había causado graves daños.

Cuando la fiscal Betiana Cendón se enteró de esa situación, el pulso se le aceleró. Pidió que el médico policial fuera hasta el hospital a constatar las lesiones. El informe del profesional confirmó que la mujer era Valeria Coppa y que había recibido un tiro en la cabeza. La joven estaba grave y con riesgo de vida. Hacia las 20 la mujer murió por las graves lesiones del tiro en la cabeza.

La fiscal Betiana Cendón llevó adelante la investigación del femicidio. En la imagen, escucha al abogado defensor del femicida. Foto: Archivo.

Cendón convocó al equipo de la unidad fiscal, policías de la brigada de Investigaciones Judiciales y de Criminalística y comenzó a buscar filmaciones de cámaras de seguridad. Empezaba una carrera contra el tiempo.

Surgió el dato de un hombre que se había subido a un auto Mazda estacionado en la Costanera. Una policía observaba de cerca el vehículo porque le había llamado la atención que el conductor lo dejara con la ventanilla baja.

Con los pocos datos que habían rastreado supieron que Coppa trabajaba en el Senaf y contactaron compañeras de trabajo que la conocían. El nombre de Mariano Cordi surgió antes de que sol se ocultara.

A partir de ese momento, comenzó una búsqueda desesperada de Cordi por Bariloche, Dina Huapi y la zona.

Dos amigos de Cordi aportaron información clave para completar el rompecabezas. A uno de los amigos le confesó que había matado a su expareja y hasta había dejado una bala arriba de una mesa. Cendón recordó que fue una carrera contrarreloj.

El 30 de enero se hicieron varios allanamientos y se desplazaron grupos de búsqueda por varios puntos de la zona. Rastrillaron en Ñirihuau, donde Cordi había crecido.

El 31 de enero, Cendón dijo que fueron alertados por un empleado de la Policía Federal que andaba por la zona del Challhuaco que había hallado unas cosas y un arma. Sospecharon que eran de Cordi.

Cendón, colaboradores y policías salieron en dirección al sitio, ubicado en las afueras de Bariloche. El terreno era escarpado y con mucha pendiente.
En una especie de monolito hallaron documentación, ropa de Cordi y un arma. También una mancha de sangre.

La noche era cerrada. La fiscal relató que la oscuridad era impresionante y la búsqueda se tornó muy peligrosa, porque no se veía la huella. Resolvieron suspender el rastrillaje.

Secuestraron las pertenencias y regresaron a Bariloche. Dijo que no quedó custodia policial en el lugar.

Cendón explicó que habló con autoridades de Parques Nacionales para gestionar el helicóptero para reanudar la búsqueda a la mañana siguiente.

El 1 de febrero retomaron el rastrillaje y lo hallaron vestido solo con una remera y calzoncillos. Cendón aseguró que no tenía sangre. Estaba deshidratadado.

Lo trasladaron en el helicóptero hasta Bariloche y lo internaron en el hospital. Horas después, cuando empezaron a hidratarlo, el paciente no respondía. Descubrieron un orificio pequeño en la sien derecha con una leve inclinación hacia atrás de la cabeza. Por eso, lo operaron de urgencia para extraerle un proyectil. Fue trasladado al penal federal de Ezeiza para continuar su tratamiento de recuperación, porque en las cárceles de la provincia no estaba garantizada su rehabilitación.

A finales de mayo, Cordi admitió en un juicio abreviado su responsabilidad tras un acuerdo parcial con la fiscalía y la querella, con el consentimiento del defensor particular. El 3 de mayo fue condenado a prisión perpetua. La sentencia aún no está firme. Está alojado por razones de seguridad en una unidad policial de la ciudad. Aún tiene que ser sometido a otra cirugía para finalizar el tratamiento.


Cendón: «Nunca aceptó el no de ella»


El último encuentro entre Mariano Cordi y Valeria Coppa se acordó por mensajes de Whatsapp que intercambiaron entre la noche del 28 de enero de 2019 y la mañana siguiente.

Coppa y Cordi habían sido pareja durante unos meses de 2018. El tiempo que la relación duró no hubo problemas. Hasta festejaron juntos en familia Navidad. Y tras la separación, siguieron encontrándose ocasionalmente.

La mujer trabajaba en la Senaf pero no había cobrado su salario de diciembre. Cordi aprovechaba esa situación para ofrecerle dinero y manipularla. Hasta que Valeria decidió cortar por completo con el hombre. Le avisó que no lo quería herir, pero que no podían seguir con ese tipo de encuentros. Además le comentó que había iniciado otra relación.

Cordi no lo soportó. Acordó verla en la Catedral a las 15 aproximadamente del 29 de enero. Antes pasó por la casa de Coppa. Furioso, rompió el marco de la puerta de la vivienda. Dejó unas bolsas con papas que había comprado para la mujer y se dirigió hacia la Catedral. Valeria lo esperaba. Había salido de su trabajo y tenía consigo su bicicleta. El encuentro duró unos pocos minutos hasta que Cordi le disparó a la cabeza. Nada lo detuvo. Ni siquiera lo hizo dudar que a esa hora había decenas de personas circulando por ese céntrico lugar de la ciudad.

La fiscal Betiana Cendón comentó que amigas de Coppa declararon que la víctima pensó que podía manejar la situación con Cordi. Afirmaron que el hombre la perseguía, la maltrataba. Sin embargo, Coppa nunca lo denunció.

Cendón explicó que cuando Cordi se dio cuenta de que “perdía poder” sobre Valeria decidió matarla. “Nunca aceptó el no de ella”, afirmó.


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