Un fiscal que llegó a la vereda de enfrente

BUENOS AIRES (ABA). – ¿Dónde se ubica Alberto Nisman –el fiscal que acusó a Cristina Fernández de encubrimiento– en la actual puja entre el gobierno y la justicia?

La pregunta tiene una respuesta, pero llegar a ella es complejo.

En primer término, Nisman no se pronunció en la disputa que mantiene la Asociación de Magistrados, de Fiscales y de varias ONG contra la agrupación kirchnerista Justicia Legítima.

Más allá de la negativa de la jefa de procuradores Alejandra Gils Carbó a un viaje que Nisman iba a realizar a Estados Unidos a mediados del año pasado para exponer sobre la supuesta infiltración de Irán en Latinoamérica, la relación entre ambos siempre fue correcta.

Además, como se reiteró por estas horas, el impulsor de la fiscalía fue el expresidente Néstor Kirchner.

Pero el memorándum firmado entre las administraciones de Argentina e Irán rompió los puentes. El pacto fue recurrido por el propio fiscal y declarado inconstitucional por la justicia. Es que ese acuerdo desacreditaba el rol de Nisman al poner la causa prácticamente en manos de una “Comisión de la Verdad” integrada por iraníes.

Cuando la presidenta decidió el descabezamiento en la cúpula de la ex-SIDE en diciembre de 2014, sin duda puso a Nisman en la vereda de enfrente. El desplazado agente Jaime Stiusso fue un supuesto proveedor central de información para el fiscal en la causa.

Entre los operadores del oficialismo, Nisman es desde hace un tiempo situado entre sus críticos como José María Campagnolli (contra quien fracasó un intento de eyectarlo en un jury que terminó en escándalo) o como Guillermo Marijuán.

Entre los jueces a cargo de la causa AMIA, Rodolfo Canicoba Corral -quien lleva la causa principal- y Ariel Lijo la de encubrimiento, Nisman mantiene mejor sintonía con Lijo que con Canicoba Corral, un magistrado que en Comodoro Py es considerado cercano a la Casa Rosada. Lijo es el juez a cargo del caso Ciccone. En el mapa judicial, es claro en que andarivel quedó ubicado Nisman.