Un laberinto de seguridad
El barrio del Madison Square Garden, que alberga a la convención republicana en Nueva York, quedó paralizado ayer por los controles policiales, mientras delegados y periodistas exasperados intentaban comprender las estrictas reglas de seguridad, que bordeaban con lo absurdo.
El enorme complejo deportivo quedó transformado en una fortaleza por centenares de policías que verificaban los carnets de acceso, evacuaban a los autos y organizaban el recorrido de los peatones. En la vereda de enfrente, un grupo de judíos ortodoxos con sombreros negros observan en silencio. «Te digo que buscan explosivos», opina uno de ellos. Mientras, los peatones se impacientan. «Hace horas que estoy dando vueltas en círculo, estoy a punto de explotar», grita una mujer que efectivamente parece estar al borde de un ataque de histeria. «¿Hay alguien que sepa lo que está pasando?», agrega, juntando las palmas hacia el cielo.
Adentro, periodistas y voluntarios se cuentan unos a otros la pesadilla por la que pasaron para poder entrar. Primero hay que conseguir una acreditación, luego presentar el carnet de identidad ante varios controles, en cada uno de los cuales hay que hacer una larga cola. Los controladores confiscan frutas y latas. «Manzanas, naranjas, bananas: prohibido. Pueden servir de proyectil», explica un policía.
Lo mismo ocurre con las botellas de vidrio y con los paraguas, que se acumulan en una caja. Aún más ridículo: todo el mundo tiene que tomar un trago de cualquier bebida que pretenda ingresar. «¡¿Qué es esto?! ¡¿Para ver si está envenenada?! «, se burla una periodista, sin que nadie le responda.
Infograma: Convención de los Republicanos (Hacer clic acá) Nota asociada: Bush: no se puede ganar la «guerra al terror»
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