Un lugar llamado «Fisque Menuco»
El miércoles 15 de octubre fue para mí un día como todos. Ingresé por la mañana en el bar en donde habitualmente desayuno, y al ubicarme en la mesa de siempre, miré hacia el exterior a través del amplio ventanal ubicado en la ochava de avenida Roca y Nueve de Julio. Desde ese lugar se contemplan, estratégicamente, el andén de la estación del ferrocarril y las copas de los olmos que plantó y cuidó un querido amigo ya desaparecido, el doctor Federico Luis Frugone. Pero en ese momento advertí algo extraño: el viejo letrero de hormigón que ostenta el nombre Fuerte General Roca estaba cubierto por una tela donde se leía un vocablo mapuche: «Fisque Menuco».
¿Qué había ocurrido? Seguramente alguien -o algunos- había querido testimoniar su recuerdo al antiguo lugar originario de nuestro pueblo, donde lo encontró el 8 de junio de 1879 la columna expedicionaria que se dirigía hacia la confluencia de los ríos Limay y Neuquén para consumar militarmente la ocupación de nuestra frontera interior. El mismo objetivo que cuarenta y seis años antes, en 1833, buscó el general Angel Pacheco, al frente de la expedición mandada por el gobernador Juan Manuel de Rosas.
Mis pensamientos y la búsqueda histórica que desde niño acicatea mi mente y alienta mi corazón, me trasladaron entonces al mediodía del 20 de setiembre de 1931, cuando con mis escolares 11 años me metí entre la concurrencia que asistió a la inauguración de nuestra ahora desactivada estación.
Por esos días, y desde 1899, cuando las aguas desbordadas del río Negro contemplaron la frustración de la inauguración oficial de la línea del ferrocarril inglés Bahía Blanca-Neuquén, los nuevos nombres flotaron en una provisoriedad manifiesta. La nueva estación urbana fue denominada «Kilómetro 1.150», exactamente la distancia señalada en las vías entre los cruces de las calles Italia y Belgrano, frente a la antigua casa de la familia Catoira.
Y el nombre «General Roca» fue a parar, por poco tiempo, a la vieja estación «Río Negro», que lo recuperó enseguida, para denominarse más tarde «Los Perales» y posteriormente, «Padre Alejandro Stefenelli». Y entonces sí, la orgullosa nueva estación urbana, sin embarcaderos de hacienda ni viviendas ferroviarias, inauguró el paseo cotidiano que, al paso de los trenes que de ida y vuelta tenían destino en la histórica Plaza Constitución, incorporó una de las tradiciones lugareñas más recordadas de nuestra ciudad.
Todo esto incentivó mi memoria cuando el nombre de Fisque Menuco -que antecede, con legitimidad indígena, a la nomenclatura institucional implantada desde el 1 de setiembre de 1879- flameaba en esa efímera cobertura que nos sorprendió en la reciente mañana que estoy describiendo.
El coronel Manuel José Olascoaga, secretario del Estado Mayor de la expedición que comandó el general Julio A. Roca, registró en su diario de la operación la mención de «Fisque Menuco» como el nombre originario del lugar donde Lorenzo Vintter fundaría este querido pueblo que a todos nos cobija.
El movimiento de reivindicación que los descendientes mapuches sostienen en una campaña que cubre importantes espacios mediáticos aporta respetables testimonios que enriquecen la historia común, junto con el proceso inmigratorio que consolidó la empresa colonizadora y aseguró las fronteras y la soberanía nacional.
Este sano objetivo se vería empañado, no obstante, si el episodio que he descripto alentara la intencionalidad de suprimir o sustituir nombres definitivamente consagrados por la historia y el consenso público, como los vocablos mapuches que denominan a importantes localidades de nuestro Valle -Choele Choel, Chelforó, Chimpay, Chichinales y Mainqué, por caso-, que perpetúan a los parajes por donde transitaron los efectivos del general Roca, y que fueran adoptados para denominar a las nuevas poblaciones incorporadas al territorio nacional.
Pablo Fermín Oreja
El miércoles 15 de octubre fue para mí un día como todos. Ingresé por la mañana en el bar en donde habitualmente desayuno, y al ubicarme en la mesa de siempre, miré hacia el exterior a través del amplio ventanal ubicado en la ochava de avenida Roca y Nueve de Julio. Desde ese lugar se contemplan, estratégicamente, el andén de la estación del ferrocarril y las copas de los olmos que plantó y cuidó un querido amigo ya desaparecido, el doctor Federico Luis Frugone. Pero en ese momento advertí algo extraño: el viejo letrero de hormigón que ostenta el nombre Fuerte General Roca estaba cubierto por una tela donde se leía un vocablo mapuche: "Fisque Menuco".
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios