Vienen, vienen los Van Van a Neuquén
Mézclense parches negros, movimientos sensuales, una sólida cuerda de bronces, gotitas de picardía, abundante alegría, energía, ritmos y colores de Cuba, un güiro, dos maracas, tres voces potentes, cientos de presentaciones al año. Eso -bien agitado con un pizca de menta y ron- es Van Van sacudiendo cuerpos. Una leyenda de la música cubana que hoy pisa por primera vez Neuquén para actuar en la disco ubicada en la avenida Olascoaga 1942.
Definida como lo mejor de Cuba junto con el ron y el tabaco, símbolos de la isla, la banda Van Van hace numerosas y extensas giras por año. En lo que va de julio hasta hoy, realizó un raid europeo de casi cuarenta conciertos desde Madrid, Barcelona, Málaga, Estocolmo, París, Ro-ma, Sicilia, hasta Londres.
Después siguieron veinte días en México, desde el DF al cierre del Festival Cervantino, en Guanajuato, ante 12.000 personas. Una semana cubana de descanso, y ahora veinte días en la Argentina. En marzo recorrieron Colombia, pasaron luego por los Estados Unidos. Vueltas y vueltas de trabajar mucho y descansar poco, a puro hotel y traslados.
La orquesta va a cumplir treinta y un años de existencia, fundada y dirigida por Juan Formell. En cada concierto, en cada actuación en su país y en el extranjero, sus seguidores le demuestran fidelidad, amistad, gusto por estar allí y bailar al son del son.
La agrupación llega por primera vez a Neuquén, donde dará un recital en la disco de avenida Olascoaga 1942 hoy a las 22, dirigida por Juan Formell en contrabajo eléctrico y voz, e integrada por el piano eléctrico de César «Pupi» Pedroso; Samuel Formell en batería, timbales y campana; Mario «Mayito» Rivera y Pedrito Calvo, voces líderes y coros; Roberto Hernán-dez, voz y congas; Hugo More- jon, trombón, órgano y sintetizador; los violines de Gerardo Miró y Pedro César Fajardo; Julio Noroña en güiro; Jorge Leliebre, flauta, coros y maracas; los teclados de Boris Luna; Alvaro Collado, trombón; Edmundo Pina, trombón y percusión; y la sonrisa de Manuel Navarrera en tumbadoras.
Antes de su arribo a la zona, y como un adelanto de lo que se viene «Río Negro» conversó con dos de sus integrantes Juan Formell y Mario Rivera.
En la entrevista el vocalista Mario «Mayito» Rivera definió a la salsa como «un término comercial para unificar la música del Caribe, donde entran ritmos, bailes, diferentes géneros. Merengue, cumbia, ballenato se pueden mezclar fácilmente en la salsa. Nosotros, los cubanos, no mezclamos, pero nos conviene la denominación porque somos un país que ha tenido bloqueo por tanto tiempo y no podemos ingresar en este mercado como para imponer respeto».
«Si se ve la salsa desde el punto de vista de género, es son cubano. Aunque entramos en el mundo salsero y nos identifican así, queremos dar -desde hace un tiempo ya- señales de un movimiento muy fuerte e importante en nuestra isla, de música que se está haciendo con mucha particularidad, con la espontaneidad de siempre del cubano dueño de esos sonidos. A raíz de ello, estamos tratando de imponer el término de lo que somos: timberos, soneros, algo natural en Cuba».
– ¿Quiénes imponen hoy en día su sello?
– Orquestas actuales como Manolito Simoné y su Trabuco, Isaac Delgado, la Charanga Habanera, Los Van Van, están haciendo algo distinto. No es salsa. Escuchas bien y tiene su diseño, su estilo es nítidamente cubano. La manera de expresar, de sentir, la potencia, la forma de la percusión, son de Cuba. Es una timba cubana, una sonoridad, un concepto musical diferente, que se baila distinto también. Timba, para la cubanía, es un emparedado de queso y guayaba. Es un sandwich, una mezcla. Salsa es lo que tu echas a la comida, un condimento; timba es el producto, el alimento básico, lo esencial».
– Tenés una poderosa banda detrás, ¿cómo cuidás tu voz?
– «Gracias a Dios que me dio un poco de voz. En realidad, Los Van Van tenemos un sonido maravilloso y cuando es así, hay más garantías, porque la orquesta es fuerte. El problema es cuando no tengo buen retorno, es terrible para cantar; pero normalmente no ocurre y trabajo con comodidad. A la vez que voy cantando cada noche, se fortalece el aparato vocal. Es la primera vez que soy cantante, desde hace ocho años. Nunca había cantado en mi vida, profesionalmente hablando; la oportunidad de hacerlo con Los Van Van al principio fue difícil, me quedaba sin voz a los dos días. Con el tiempo se fue creando un mecanismo de adaptación, las cuerdas vocales se fueron poniendo en condiciones. Eso viene de la práctica diaria, pero también el trabajo melódico ayuda; cuando se tienen recursos musicales, elementos técnicos para encaminar la melodía, ayuda».
«No siempre encuentro en buen nivel a mi garganta, cuando estoy ronco, cambio las líneas melódicas, aprovecho la ronquera para frasear; como no llego a los agudos, busco notas más graves, más cómodas, diferentes, que dan el resultado. He estudiado bastante música. Soy graduado del Instituto Superior de Arte como percusionista, pero tengo título de música general y no por gusto estudié. Por lo tanto, tengo facilidad, conozco un poco de armonía y puedo jugar».
– ¿Qué produce esta música en tu cuerpo?
– «Definitivamente, yo canto cada noche con la inspiración que me provoca; el estado de ánimo está dentro de ella. La música es todo para mí. Desde que nací, la llevaba dentro y por eso la respeto tanto. Mi familia es musical y lo primero que hice fue cantar.Nunca imaginé que iba a terminar haciéndolo profesionalmente. Estuve catorce años estudiando percusión, instrumentos con los que no desarrollas la canción, pero el destino es así. Al final, terminé cantando. Cuando la cosa está pa» ti, no hay quién te la quite».
«En cuanto a mi cuerpo, hay un mecanismo automático. En el escenario, tengo que bailar de todos modos, hago una coreografía, le doy movimiento a la actuación. No me considero gran bailador, pero utilizo algunos golpes de la percusión para moverme con ellos. Uno el cuerpo a los ponches (golpes) de los tambores y lo hago de naturaleza. No lo pienso. La música me mueve. Cuando tienes buen ritmo, te hace bailar solo. La música te obliga, te lleva, te lleva. Los Van Van, si no baila la gente, no tienen resultado. Entonces hay que conmover.
Cuando llegas a un sitio don-de nadie baila salsa o ningún ritmo caribeño, debes enseñar un poco los pasos; tienes que meterte en el pueblo».
«
Cuando no haga algo nuevo me retiro»
Para Juan Formell, fundador de los Van Van, «manejar la orquesta es ser capaz de aglutinar mucho talentos y muchas edades, es difícil. Hay músicos de cuarenti, cincuentitantos años, quedan fundadores, personas mayores con otros intereses personales y musicales distintos a los más jóvenes. Es difícil, pero se hace».
«Cuando Los Van Van se fundó, recibieron influencias de los Beatles, los Rolling Stones y ahora, ha incorporado el rap, la música tecno. Se ha nutrido con elementos de todas las corrientes musicales del mundo y especialmente, lo que hoy por hoy hace bailar a los jóvenes», recuerda Formell.
«Llevamos más de treinta años haciendo bailar al pueblo cubano y a gente de todas las edades. Conservando una base rítmica afrocubana, hemos agregado sintetizadores, efectos sonoros, un pad de percusión, que actualiza la sonoridad».
«En España hicimos un concierto con un grupo cubano de rap, que se llama Orishas, y defendimos a capa y espada la base de nuestra música, el son, el wawancó, la rumba. Desde allí, incorporamos todo tipo de elementos para hacerla más moderna, más agresiva en el buen sentido, más incisiva, más pa» delante».
– ¿Cómo congenian los distintos intereses de crecimiento de sus músicos?
– «Hay muchos y muy diversos, pero lo que salva la unión dentro de la orquesta, es que -aunque yo tengo más de cincuenta años- sigo cambiando siempre en la música. El día que no pueda hacer algo nuevo y tenga que repetirme, pues me retiro. Esto marca la pauta de la unión. Yo también tengo un nuevo interés, no sólo los jóvenes lo tienen, nuevas perspectivas. Todos los años, cada disco posee una sonoridad nueva. Así voy experimentando y pienso que satisface un poco las necesidades de todos los espíritus».
– Esta segunda visita a la Argentina incluye Neuquén.
– «Es una expectativa, ver qué pasa con el público porque suponemos que la música cubana no está muy arraigada allí, máxime en un país como éste, con una cultura tan fuerte. Esperemos que todo se encuentre bien, que pase bien y nos esperen con ganas de conocernos».
Eduardo Rouillet
Definida como lo mejor de Cuba junto con el ron y el tabaco, símbolos de la isla, la banda Van Van hace numerosas y extensas giras por año. En lo que va de julio hasta hoy, realizó un raid europeo de casi cuarenta conciertos desde Madrid, Barcelona, Málaga, Estocolmo, París, Ro-ma, Sicilia, hasta Londres.
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