Por qué cada vez más argentinos eligen viajar solos: libertad, introspección y nuevas experiencias
Viajar solo se consolida como una de las tendencias más elegidas por los argentinos: buscan libertad para planificar, conocer gente nueva, reencontrarse consigo mismos y sanar después de momentos difíciles. Un fenómeno que crece en todo el país.

Viajar solo dejó de ser una rareza y en los últimos años, la práctica ganó terreno en la agenda de los argentinos que buscan nuevas experiencias y, sobre todo, libertad. Sin compromisos, sin negociaciones y con la certeza de elegir qué hacer en cada momento, el turismo en solitario se presenta como una respuesta contemporánea al deseo de reconectar con uno mismo y con el mundo.
El último informe de Tendencias de Viaje 2025, elaborado por Booking.com, muestra que la motivación para emprender un viaje en solitario va mucho más allá de la logística o la falta de compañía. Hay una fuerte pulsión hacia la introspección, la búsqueda de autenticidad y el manejo personal del tiempo y del destino.
Entre las principales razones que esgrimen los argentinos que viajan solos se destaca la necesidad de planificar con total libertad, sin depender de los ritmos o gustos de los demás. Pero también aparecen otras: el deseo de reencontrarse consigo mismos, la posibilidad de conocer personas nuevas, la independencia para elegir el momento, el lugar y hasta el ánimo con el que recorrer una ciudad, un pueblo o un paisaje.

El estudio refleja que, si bien hay quienes eligen esta modalidad porque disfrutan plenamente de la autonomía, otros lo hacen como una forma de cerrar ciclos personales o dar paso a nuevas etapas de la vida. En algunos casos, incluso, el viaje es una forma de reparación emocional tras una ruptura o situación difícil. Un dato lo confirma: casi uno de cada diez encuestados viajó solo tras el final de una relación sentimental.
También hay quienes combinan lo mejor de ambos mundos: viajan sin compañía, pero al llegar a destino los espera alguien. Esa modalidad les permite aprovechar la libertad del viaje y, al mismo tiempo, disfrutar de un reencuentro o una experiencia compartida más adelante.
La tendencia es global, pero entre los argentinos toma una impronta particular. La cultura del «me las arreglo solo» convive con una creciente valoración de la experiencia personal y del tiempo propio. Así, viajar solo no solo implica hacer la valija y emprender el camino, sino también una forma de pensarse distinto: más libre, más abierto al mundo y más dueño de sus decisiones.

Viajar solo dejó de ser una rareza y en los últimos años, la práctica ganó terreno en la agenda de los argentinos que buscan nuevas experiencias y, sobre todo, libertad. Sin compromisos, sin negociaciones y con la certeza de elegir qué hacer en cada momento, el turismo en solitario se presenta como una respuesta contemporánea al deseo de reconectar con uno mismo y con el mundo.
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