Liberaron a la enfermera argentina secuestrada en Somalia

También soltaron a la médica española con la que trabajaba en Médicos sin Fronteras. Estuvieron una semana en poder de un grupo de milicianos en el norte del país.

La enfermera argentina Pilar Bauzá Moreno y la médica española Mercedes García fueron liberadas ayer en buen estado de salud, tras permanecer secuestradas una semana en una región montañosa del norte de Somalia, en manos de un grupo armado que exigía 250.000 dólares por su rescate.

Bauzá Moreno, de 25 años, nutricionista egresada de la Universidad Austral, y García, de 50, -ambas integrantes de Médicos sin Fronteras- fueron secuestradas en Bosasso, noreste de Somalia, en la mañana del miércoles 26 de diciembre, por un grupo de seis hombres armados, cuatro de los cuales fueron detenidos a poco de producirse el hecho.

Los dos hombres que pudieron huir lo hicieron junto a las mujeres hacia la zona montañosa de Giriso, a cinco kilómetros de Bosasso, a una zona de difícil acceso, alertados por posibles represalias de fuerzas de seguridad.

Ayer, en la tarde de Somalia, el mediodía de Buenos Aires, el ministro de Comercio del país africano, Abdisamad Yusuf Mohamed, confirmó la liberación de ambas mujeres, y poco después el canciller Jorge Taiana informó a la prensa que habló con Bauzá Moreno, quien le transmitió que estaba «muy contenta, cansada pero muy bien de ánimo y de salud».

«Está muy bien de salud y un poco cansada. Me pidió que diga a su familia que los extraña, pero que está contenta» por su liberación, dijo luego Taiana a TN, y añadió que ambas mujeres volarán «el jueves (por hoy) desde Bosasso a Kenia, y desde allí a España», luego de descansar ayer en un hotel de la zona.

El canciller sostuvo que habló con la familia de la enfermera, con la presidenta Cristina Fernández, a quien transmitió la novedad, y con su colega español, Miguel Ángel Moratinos, en una comunicación en la que ambos «se felicitaron mutuamente por el trabajo conjunto y combinado» que las cancillerías llevaron a cabo en todo el proceso.

Cuando se conoció el secuestro, Argentina envió al encargado de Negocios de la Embajada en Nairobi, Fernando Rolandelli, para seguir de cerca la negociación, y Madrid destinó a su embajador en Kenia, Nicolás Martín Cinto.

La razón de la presencia de ambos diplomáticos en Bosasso fue obtener el compromiso de parte de autoridades locales de que cualquier intento de liberación se debía realizar por medios «pacíficos, sin el uso de la fuerza».

Esa promesa se consiguió el sábado 29 de parte del autodenominado presidente de Puntland, Adde Musse, quien se reunió con los enviados especiales de los gobiernos argentino y español ese día y también en la mañana de ayer.

Por su parte, Médicos sin Fronteras expresó en un comunicado firmado por la titular del capítulo España, Paula Farías, su «alivio» por la liberación de las mujeres, aunque remarcó su «indignación» por el hecho, que «hipoteca la asistencia humanitaria a poblaciones vulnerables» como la somalí, que vive un conflicto interno desde 1991.

El grupo que secuestró a las dos voluntarias pertenece al subclan Warsangeli, del clan Harti, y fue acusado por autoridades locales de haber cometido raptos por dinero en la zona de la ciudad de Bosasso. De hecho, el 16 de diciembre fue secuestrado también en Bosasso el camarógrafo francés Gwen Le Gouil, por cuya liberación sus captores habían pedido un rescate de 100.000 dólares. El periodista fue liberado el 24 de diciembre y no se confirmó si se pagó un rescate.


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