Un “off the record” fallido en Olivos

“Río Negro” fue un testigo ocasional del confuso episodio que rodeó la internación de Macri el viernes en Olivos. Participaba de una reunión con el presidente cuando apareció el rumor. La comunicación y los riesgos de una agenda oculta.

“Río Negro” fue un espectador accidental, la tarde del viernes, del confuso episodio que rodeó la internación del presidente Mauricio Macri, sometido ese día a una serie de estudios cardiológicos en la Clínica Olivos a raíz de un cuadro de arritmia.

La corresponsalía del diario en Buenos Aires asistió ese día a una reunión con el presidente pautada, en la nomenclatura periodística, como un “off the record”. El formato alude a un encuentro de carácter reservado, en el que la prensa no publicará las manifestaciones del entrevistado –Macri, en el caso– o bien hará un uso previamente acordado de algunos contenidos.

Esta modalidad es muy frecuente en el periodismo político-económico en países en democracia y hace a la esencia de la relación entre el periodista y su fuente. No es una novedad aparecida con Macri y mucho menos se limita a un presidente. Si bien es cierto que Cristina Kirchner acabó con la práctica, en alguna ocasión aislada la ejerció; mucho más frecuente y rica era con el presidente Néstor Kirchner.

Los responsables de la comunicación del gobierno alteraron este compromiso cuando aparecieron las primeras versiones sobre una internación del presidente, a las 18:15 aproximadamente. Propusieron a los cuatro periodistas que en ese momento compartíamos la charla con Macri acceder a fotografiarse con el presidente para desmentir la versión. Pedido al que accedimos. La profecía de la indisposición se cumpliría insólitamente minutos después de que los periodistas dejamos Olivos.

La reconstrucción de lo que sucedió el viernes en la quinta presidencial dice que Macri había sido revisado horas antes –a las 15– por el responsable de la unidad médica presidencial. Y se le había detectado una arritmia. La afección no despertó preocupación en el cuerpo médico, por lo que se autorizó al presidente a continuar con su actividad normal. En ese momento, los médicos se comunicaron con la Clínica Olivos, según indica el protocolo de emergencia, para que dispusieran instalaciones al servicio del presidente ante cualquier eventualidad. Fue durante ese trámite cuando se instaló –por una filtración– el rumor de la internación.

Los periodistas que compartiamos el encuentro con el presidente ignorábamos que había sufrido una indisposición. A pesar de que se lo veía cansado, Macri no manifestó ningún malestar. Su portavoz, Iván Pavlovsky, quien participó de la reunión, no hizo ninguna referencia al tema; más tarde afirmó que desconocía el cuadro que había presentado el presidente. Tal vez sea éste el punto más débil del relato.

Lo que siguió es público. Macri fue trasladado minutos después para un chequeo más exhaustivo, con los resultados conocidos.

Las especulaciones que se abrieron entre el rumor y la noticia de la internación son no solo razonables, sino deseables en cualquiera que ejerza el oficio de periodista. Aun cuando los hechos desmientan una agenda oculta, como ocurrió el viernes en la quinta presidencial.

Las especulaciones que se abrieron entre el rumor y la noticia son no sólo razonables, sino deseables en cualquiera que ejerza el oficio de periodista.

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Las especulaciones que se abrieron entre el rumor y la noticia son no sólo razonables, sino deseables en cualquiera que ejerza el oficio de periodista.

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