La esperada caída de Pedro Sánchez

Era apenas una cuestión de tiempo. La cerrada obstinación del líder socialista español, Pedro Sánchez, en tratar de prolongar la parálisis política de España iba –tarde o temprano– a tener consecuencias adversas para su liderazgo. Ocurre que no se puede detener a todo un país por largo tiempo; hablamos de casi un año, dejándolo sin gobierno, y no pagar el costo político consiguiente derivado del natural y creciente mal humor popular.

Pedro Sánchez acaba de ser finalmente desalojado del liderazgo del socialismo español. Tuvo que renunciar cuando el Comité Federal de su partido dejó de apoyarlo en su estrategia dilatoria. Por 133 contra 109 votos.

Pero, como en la política curiosamente existe la resurrección, no puede decirse aún que su carrera ha terminado. No obstante, ha quedado golpeado y bastante malherido. Por un rato estará en la tribuna.

La estrategia de Sánchez, centrada en acusaciones de corrupción contra el conservador Mariano Rajoy, el líder del Partido Popular español, logró bloquearlo ciertamente. Pero le hizo realmente bastante poca mella. Rajoy ganó dos elecciones nacionales consecutivas, en diciembre y junio pasado, aunque sin obtener las mayorías necesarias para poder formar gobierno.

Y continuó entonces, provisoriamente, al mando de España que, como país, sufrió las consecuencias de estar obligado a operar –por un demasiado largo rato– sin autoridades definitivas. Con el desprestigio externo consiguiente. En cambio, debilitó –y fracturó– al propio socialismo español, que ha perdido visiblemente posiciones en el escenario político español. Y ha alimentado a otras formaciones más jóvenes de la izquierda, que crecieron en medio del caos provocado por la frustrante intransigencia de Pedro Sánchez.

La probable nueva líder del socialismo español viene del sur, de Andalucía. Es la combativa Susana Díaz.

El último esfuerzo del perseverante Pedro Sánchez lo terminó de destruir. Fue cuando intentó formar gobierno con un nuevo partido de centro: Ciudadanos. Y no lo logró, provocando el acercamiento de esa agrupación con Mariano Rajoy, en un cambio de rumbo que no sólo perjudicó, sino que desairó a Pedro Sánchez, quien por ahora sale de la cima de su agrupación política y vuelve al llano.

Para España, lo sucedido es presumiblemente una buena noticia. No se puede vivir eternamente en el desquicio, pesando que ello no tiene precio alguno. Las consecuencias son duras y la gente naturalmente se cansa de ser forzada a tener que vivir en la anormalidad. Con un signo de interrogación flotando sobre su futuro.

* Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

Debilitó y fracturó al socialismo español, que ha perdido posiciones en el escenario político. Y alimentó a otras fuerzas más jóvenes de izquierda.

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Debilitó y fracturó al socialismo español, que ha perdido posiciones en el escenario político. Y alimentó a otras fuerzas más jóvenes de izquierda.

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