Más Chocones y menos Dubais

Por María Eugenia Ferraresso*

Hace semanas se habla sobre la posibilidad de replicar en la ciudad de Neuquén una especie de “pequeña Dubai”. Pero antes de comenzar el debate deberíamos posicionarnos en un contexto económico nacional poco favorable, donde, como consecuencia de la ebullición de los últimos años, Neuquén se ha convertido en una ciudad que contiene la migración acogida sin rumbo aparente, donde en calles como Leloir se proyectan grandes modelos ambiciosos que parecerían no encajar. A metros el contraste no tarda en llegar y en el Oeste el comedor de La Flaca en Cuenca XV brinda 800 raciones diarias a familias golpeadas por la desigualdad.

Según lo comunicado, el paquete de proyectos sobre el corredor Dr. Ramón incluye la construcción de un millón de metros cuadrados, lo que se traduce en millonarias inversiones. Éstas no deberían ser una condena para la sociedad sino una oportunidad para achicar la brecha de desigualdad en cuanto a la calidad de espacios públicos, servicios y, sobre todo, de la “ciudad merecida” que vemos en los distintos barrios. Por qué no pensar que estos grandes popes de la inversión no sólo beneficien a unos pocos a través de grandes negocios inmobiliarios, sino que aporten económicamente con el desarrollo de obras de servicio e infraestructura para otros sectores de la ciudad que permitan generar reales compensaciones urbanas. De no tenerse en cuenta, se estará generando un paradigma de ciudad empobrecida con islas de opulencia y derroche que, al menos en lo personal, no creo que sea la mejor opción para nuestra ciudad.

Dimensionar un millón de metros cuadrados no es fácil, a modo de referencia cualquiera de las manzanas más pobladas de nuestra ciudad puede contener un máximo de 40.000 metros cuadrados. Actualmente el PUA no permite la construcción de edificios de alturas de más de 25 pisos, y en la “pequeña Dubai” se prevén edificios de hasta 33 plantas, lo que infringe los indicadores urbanísticos vigentes. Parecería ser que el deslumbramiento producido por los megaemprendimientos justifica que se deje de lado la planificación estratégica.

El modelo que se pretende importar es el de una de las pocas ciudades planificadas desde cero, que tuvo como objetivo diseñar una especie de “gran banco de resguardo de capitales”, la mayoría provenientes de la industria petrolera en los Emiratos Árabes, cuyo resultado es un muestrario de arquitectura donde lo más caro es siempre lo mejor, sin importar el impacto que esto tiene en su entorno inmediato.

Es triste ver que no valoramos un claro ejemplo de intervención urbana con planificación estratégica como el de Villa El Chocón. Allí se modificó un sector natural con pequeñas intervenciones amigables con los espacios públicos. Lo poco presuntuoso de su arquitectura impacta positivamente en la calidad de vida de sus habitantes.

El único camino hacia una planificación estratégica exitosa es el trabajo interinstitucional y participativo entre Municipio, Provincia y entidades intermedias como los colegios profesionales y universidades, donde se puedan establecer lineamientos claros prospectivos para un objetivo integral, sin cargar ni deslindar culpas y responsabilidades en terceros.

Los servicios de infraestructura deben ser los pioneros a la hora de recibir la carga de los cambios urbanos, pero esto se dificulta si no se tiene un plan maestro que dirija el hacia dónde queremos ir como ciudad. Debemos cambiar la mirada para lograr una inclusión dentro del desarrollo del territorio, donde se logre la armonía y la igualdad de más Chocones y menos Dubais y fabellas.

*Arquitecta, concejal del MPN

Es triste ver que no valoramos un claro ejemplo de intervención urbana con planificación estratégica como el de Villa El Chocón.

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Es triste ver que no valoramos un claro ejemplo de intervención urbana con planificación estratégica como el de Villa El Chocón.

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