Más que palabras
El lunfardo nació en el arrabal pero el arrabal no nació en el lunfardo.
Las mil y una noches acunaron la palabra “ar-rabad”: barrio de las afueras, que trajeron los “turcos” a los conventillos porteños. En la pieza de al lado los gallegos sumaron los vocablos “pago”: lugar de arraigo y “villa”: casa de campo.
Aquí a la villa le agregamos la palabra miseria y nunca más fue un privilegio.
Para los cogotudos del centro, toda esta calaña que estaba más cerca del diablo que de Dios siempre fueron paganos, villanos, villeros y arrabaleros.
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