Palimpsestos: Literatura y animales (III)

Datos

Las transformaciones o metamorfosis tienen un largo camino en la literatura; se inician en la antigüedad y llegan hasta nosotros. Una de esas transformaciones que ha tenido fortuna literaria es la del hombre en animal, esa que mezcla su racionalidad con lo netamente instintivo de los animales. Muchos autores ven cierta inversión, un descenso ya que van de lo humano a la bestialización y no a su espiritualización.
La única novela latina que nos ha llegado medianamente completa se llama “El asno de oro” y fue escrita en el siglo II d.C. por Apuleyo. La historia prefigura la novela picaresca del siglo XVI; si uno la lee encontrará algunas semillas de lo que será después “El lazarillo de Tormes”, “El buscón” o “El Guzmán de Alfarache”. Lucio, el protagonista, fascinado por la magia comete una imprudencia y es transformado en un asno de oro. Este prodigio le sirve para recorrer territorios que le estaban vedados a la literatura de ese momento. Así la mirada realista de este asno va desde la nobleza hasta el hampa; de las fiestas pantagruélicas y orgiásticas al hambre y el castigo. La mirada del burro-Lucio nos pone en contacto con la terrible condición vital de los pobres y esclavos del mundo romano.
Si de asnos se trata, Plauto, uno de los máximos comediógrafos latinos, titula una de sus típicas comedias de enredos “La venta de asnos”, en ella se pondera a los asnos de Arcadia. Pero volvamos a las transformaciones.
Un libro capital en el mundo romano y de gran influencia en la Edad Media, es “Metarmorfosis” de Ovidio. En él se suceden todo tipo de cambios no sólo de animales (serpientes, caballos, murciélagos); sino también de plantas, flores, árboles. Por ejemplo la historia trágica de las hermanas Filomela (violada y embarazada por su cuñado) y Procne convertidas por los dioses en un ruiseñor y una golondrina, respectivamente. Otro caso es el de Acteón que al salir de caza llegó a una zona en la que se bañaba Diana, desnuda, con unas ninfas y la estuvo espiando largo rato. Cuando la diosa se dio cuenta se enfureció y lo convirtió en ciervo.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios