PARA PAG. 2 MARTES 11 DE ABRIL DE 2017

Durante cuatro días Bariloche acogió diversas manifestaciones e intercambios centrados en la actividad literaria. Un encuentro valorado por igual por invitados y público en general.

La emoción evidenciada en las palabras de Rosario Bléfari al compartir su bitácora junto a otros cinco escritores durante la última actividad programada del Festival Nacional de Literatura Filba, marcó el punto final del encuentro que durante cuatro jornadas generó intercambio entre visitantes y residentes en diversos escenarios.

El domingo Julián López, Sebastián Fonseca, Emilio Di Tata Roitberg y Vera Giaconi, leyeron textos que reflejan visitas a Invap y una fábrica de chocolates. Pablo Bernasconi y Bléfari escogieron basar sus relatos en hipotético proyecto planteado por Ronald Richter a Juan Domingo Perón a desarrollar en la isla Huemul, y vivencias infantiles en el hotel Llao Llao y una casita en el kilómetro 1,500.

Sección definida por la organización como “un clásico de los festivales nacionales e internacionales. Experiencias compartidas sobre algún lugar integran una especie de mapa literario del país”. Crónicas, cartas o ilustraciones que ofrecen panorama de las provincias que va recorriendo el festival literario.

La actividad de Pablo y Rosario fue cancelada por lluvia y el paro del jueves. Cambio de planes que orientó la escritura al nexo que ambos mantienen con la ciudad. Ficcional y con rasgos distintivos de su obra, Bernasconi apeló a la ventaja de residir aquí y “contar con información previa”. Doble “trampa”, la suya recurrir a esa condición y la de padres que trabajaron en la Comisión Nacional de Energía Atómica para develar un “Secreto de la Isla Huemul”.

La de la escritora y música Rosario Bléfari fue una descripción de vivencias de viaje desde la natal Mar del Plata, arribo y permanencia en el hotel Llao Llao y residencia infantil en una casa del kilómetro 1,500. Plena de detalles, donde es capaz de insinuar mirada infantil, su voz despliega la bitácora que cala hondo en sentimientos.

Además de fortalecer lazos entre autores, el festival concretó relación con lectores a través de actividades y la donación de más de 300 libros a las bibliotecas de la Sala de Ensayo Comunitaria Dengün Piuké y al Centro Cultural 270 Viviendas. Material cedido por el Fondo Nacional de las Artes y las editoriales Tusquet Editores, Planeta, Random, Edhasa, Mansalva, Eterna Cadencia, Pequeño Editor y Fondo de Cultura Económica.

El programa comenzó a desplegarse el miércoles con lecturas sobre “Mi montaña”, desafíos personales de Cristian Aliaga, Pablo Bernasconi, Julián López, Pedro Mairal y Luisa Peluffo.

“La verdad es que quedé muy gratamente sorprendida por el entusiasmo de la gente local por este tipo de propuestas”, evaluó Claudia Piñeiro. Quien obtuviera el premio Clarín-Alfaguara en 2005 por su novela “Las viudas de los jueves” inaugurando múltiples distinciones, destacó además que existía la posibilidad “de hacerlo durante Semana Santa pero desde la organización privilegiaron la participación de público local y de los alrededores” evitando diluir el contacto con afluencia turística.

“Me pareció impresionante, todas las actividades contaron con muchísima asistencia y entusiasmo. Es muy agradable hacer actividades y tener esa respuesta. Tuve un encuentro con docentes en UnTer y participé de cata de libros en Soria Moria, lindo lugar con el bosque enfrente. Un muy interesante intercambio con lectores”, evaluó.

Bienvenida

La señal oficial de partida estuvo signada por palabras del secretario municipal de Desarrollo Social, Deporte y Cultura Carlos Sánchez y el presidente de la fundación Filba Pablo Braun el miércoles en la Biblioteca Sarmiento.

Sánchez agradeció le elección de la ciudad como sede.

Con sedes anteriores en Bahía Blanca, Santa Fe, Azul, Mar del Plata y San Rafael, Braun señaló que el Filba mantiene “los mismos objetivos. Hacer viajar la buena literatura, acercar otros programas a públicos que muchas veces quedan relegados en la sociedad, que sin lugar a dudas es fuertemente centralista; apoyar para que la producción local tenga acceso y sea vista desde otros espacios y, al mismo tiempo, para mirar más allá, aprender y servir de puente a la riquísima variedad de textos que se escriben en todo el país”.

Aquí “encontramos una ciudad vital y múltiple, con una producción poética muy rica y la influencia insoslayable de realidades que van desde la cultura mapuche hasta el altísimo desarrollo científico de la región. Como siempre, tratamos de incluir algunas de estas cuestiones en nuestro programa pero es importante aclarar que no queremos hacer, ni seríamos los indicados para hacerlo, un festival local.

“Queremos generar un punto de encuentro en el que se pueda presentar lo mejor de la literatura actual y seguir alimentando este mapa de lectores y lecturas que pusimos en marcha en 2012 en Bahía Blanca, dijo.

Se donaron más de trescientos libros a las bibliotecas de la Sala de Ensayo Comunitaria Dengün Piuké y al Centro Cultural 270 Viviendas.

Datos

Se donaron más de trescientos libros a las bibliotecas de la Sala de Ensayo Comunitaria Dengün Piuké y al Centro Cultural 270 Viviendas.

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