La mala praxis se instaló en la escuela

Más de un mes se perdió en la búsqueda de un acuerdo que se mantuvo en los límites del respeto mutuo y la ausencia de frases incómodas, aunque no por ello se atendió el fondo del tema: la atención estatal hacia la educación. Mientras había desperezamiento en la mentada mesa de diálogo hubo muchos alumnos que no tuvieron clases durante 23 días.

En los últimos 33 años de democracia, los gobiernos provinciales han desarrollado una mala praxis del mecanismo de manejo de la relación con el gremio docente en función del tironeo que planteó. Pretendió otorgarle al gremio un papel de púgil a vencer con resultados esquivos si en el altar de “mejorar la educación” pretenden rendirse.

Después del 2007, cuando aconteció la muerte de Carlos Fuentealba, la práctica del enfrentamiento sinrazón quedó sin vigencia. Luego se intentó el desgaste que tuvo su pico en el 2010 con 36 días de clase, se otorgó el aumento por decreto sin llegar a la foto del apretón de manos entre dirigentes y ministros que coronó el resto de los años.

En aquel año, el gobernador Jorge Sapag se sinceró y dijo que se sentía, salvando las distancias, tironeado como Tupac Amaru porque el presupuesto era finito y las necesidades infinitas. El líder inca de la resistencia indígena dejó su huella en la historia, entre otras actitudes, porque estando preso e increpado por su captor le dijo que ambos merecían morir, uno por oprimir al pueblo y el otro por intentar liberarlo de la tiranía. No fue por eso que era tironeado el gobernador.

Más tarde, hubo un ensayo de declarar a la educación servicio esencial para hacerle un piquete al derecho de huelga y de reinstaurar el presentismo, que no llegaron a concretarse.

En el 2015 hubo acuerdos exprés con todos los gremios porque se necesitaba tener a todos en paz para que no se pusiera en riesgo la continuidad del partido y el poder en la gobernación. En ese caso no hubo demasiado diálogo y la preocupación por la obtención de los fondos pasó a un plano secundario o se escondió. La elección le fue beneficiosa al MPN y, claro, conseguir dinero no fue tarea fácil. A fin de ese año hubo que recurrir a un crédito de urgencia con un banco internacional para pagar los sueldos.

Se llegó al segundo año de gestión de Gutiérrez. La lectura de la expresión de necesidades era evidente desde el año pasado. Mas se esperó hasta el comienzo de clases para iniciar el juego “de la herramienta del diálogo” como si fuese un bálsamo mágico. Fue un mes en el que no hubo alusiones hacia la finitud de las finanzas y tampoco hacia la calidad de la educación. ¿Por qué no se hizo antes la propuesta de máxima que finalmente sedujo a los docentes en asambleas?

Se barajó la versión de que, como el gobernador Omar Gutiérrez había sido el profeta que a nivel nacional llevó la bandera de eliminar la paritaria nacional, no se avanzara hasta que no existiera una luz verde en la provincia de Buenos Aires, un ring donde se disputa la pelea de fondo entre el sindicalista estrella del kirchnerismo y la joya más preciada de Cambiemos. A esta versión se la descartó oficialmente.

La otra fue la consideración del impacto real en las escuelas del paro. En términos oficiales se cuantificó entre un 30 y un 40%, como si fuera una de las razones por las cuales no era necesario atender el tema.

Cuatro de cada diez pesos que el Estado paga en sueldos están destinados a los docentes. De toda la masa de dinero que ingresa al Tesoro Provincial un 23% es para sostener el sistema educativo. Hay unos 24.616 cargos docentes que conforman una masa de empleados que, en cantidad, se asemeja a la que contrata, en blanco, la industria petrolera, con mecanismos de presión distintos.

El mismo gobernador ha dicho en otras ocasiones que para que las pujas sectoriales tengan una salida es necesario asumir responsabilidades conjuntas, pero la mayor es justamente del Estado, que debe garantizar que los docentes estén frente al aula.

Los gobiernos provinciales transitaron caminos duros, flexibles y dulces al momento de acordar con el gremio de los docentes en el inicio de las clases.

La eternización del conflicto en la política es una falla que marca la ausencia de mecanismos que permitan enfrentar y no esquivar los problemas.

Datos

Los gobiernos provinciales transitaron caminos duros, flexibles y dulces al momento de acordar con el gremio de los docentes en el inicio de las clases.
La eternización del conflicto en la política es una falla que marca la ausencia de mecanismos que permitan enfrentar y no esquivar los problemas.

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