Dilma en su hora de la verdad, en medio del hastío de los brasileños

Inició ayer la fase final de su dramático juicio de destitución como presidenta. “Comienza el día de la vergüenza nacional”, dijo ayer su padrino político, el ex primer mandatario Lula Da Silva. Indiferencia de la población, hastiada de la política y sin dinero.

La presidenta brasileña Dilma Rousseff inició ayer la fase final de su juicio político, que probablemente concluirá con su destitución y con la salida de la izquierda del poder. Todo en medio de la vista gorda que hacen los brasileños, agobiados por los problemas económicos que deben resolver en casa y cansados de los trapos sucios de la corrupción política.

Si es destituida, el mandato de Rousseff será completado hasta 2018 por Michel Temer, su exvicepresidente devenido en archienemigo, y que gobierna desde mayo, cuando Dilma fue suspendida por acusaciones de que violó normas fiscales, al maquillar el déficit presupuestario. (Ver aparte)

“Voy a votar a favor del impeachment, que es un instrumento político que nos permite sacarle el poder a quien está haciendo un mal uso de él”, señaló Simone Tebet, del PMDB, las mismas filas de Temer, tras iniciarse los debates en el Senado.

El final de este dramático juicio político ocurre tras meses de tensiones, que han dividido a un país azotado por una recesión galopante, un creciente desempleo (más de 11 millones de personas) y un masivo escándalo de corrupción que pone en aprietos a toda su clase política.

“¿Cuál es la moral de este Senado para juzgar a la presidenta?”, lanzó la senadora Gleisi Hoffmann del Partido de los Trabajadores (PT), la fuerza al mando del país desde hace 13 años.

Más de la mitad de los 81 senadores que deciden el futuro político de la mandataria están señalados o investigados por causas de corrupción.

Los sondeos indican una tendencia prácticamente irreversible en favor de la destitución.

El lunes será Rousseff la que tomará la posta de la defensa. Una vez concluida, dará paso a la votación final, en la que se definirá si se le impugna el mandato.

“Comienza el día de la vergüenza nacional”, señaló ayer el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, padrino político de la mandataria, en un acto en Río.

La destitución de Dilma es también un inesperado final de gobierno para el emblemático PT. Rousseff recibió un país con el legado de una economía pujante que le dejó Lula, aupada por programas sociales.

Pero el boom económico que fue motor de crecimiento para la región comenzó a hacer agua durante el primer gobierno de la exguerrillera. Hoy es historia.

El descontento social creció, las movilizaciones al son de “¡Fora Dilma! se multiplicaron y la popularidad de la presidenta cayó en picada. Rousseff no logró dar el golpe de timón que el país requería para retomar el buen rumbo de la economía.

Ni siquiera los vecinos de un conocido bastión del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) en Sao Paulo parecen angustiados por la probable destitución de Dilma Rousseff y la salida de esta fuerza de izquierda, tras 13 años en el poder.

“Estoy aburrida de ellos, porque son todos iguales”, comenta Pamela Dos Anjos, una mujer de 28 años que quedó desempleada y sobrevive con un pequeño trabajo informal como repartidora de periódicos que le reporta unos 13 dólares por jornada.

Una presidenta

sin aliados

P-¿De qué se acusa a Rousseff?

R-De violar la ley de Responsabilidad Fiscal con el fin de ocultar el verdadero déficit público del país, así como de habilitar por decreto créditos sin autorización del Congreso.

P-¿Cómo empezó el proceso contra Rousseff?

R-Tres juristas presentaron la petición de enjuiciar a Rousseff.

El ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, acusado de corrupción y enemigo declarado de Rousseff, aceptó en diciembre a trámite el juicio. El Parlamento votó en abril con una amplia mayoría a favor del proceso de “impeachment” y el Senado suspendió en mayo a la mandataria, inicialmente por seis meses. La propia Cámara alta sellará la destitución definitiva de Rousseff por mayoría.

P-¿Cómo se formó el amplio frente contra Rousseff en las dos Cámaras del Legislativo?

R-Decisiva fue la salida del gobierno en marzo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). El partido de Cunha y del actual jefe de Estado interino, el vicepresidente Michel Temer, de centroderecha, era desde 2011 aliado de Gobierno de Rousseff. La variopinta alianza ideológica formada por el PT no es rara en Brasil, donde se necesitan apoyos de distinto tipo para poder formar Gobierno. Tras la salida del PMDB, otros partidos que apoyaron a Rousseff para su reelección en 2014 abandonaron el barco.


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