Caótica y rápida: así es la Illia, una calle troncal de Neuquén

Atraviesa dos barrios. Es de las más transitadas del este <br />de la ciudad. Se forman filas de hasta tres cuadras para cruzar los semáforos. No se respetan las velocidades permitidas.

En el este de la capital se encuentra la transitada calle Arturo Illia. Una arteria que recibe una importante cantidad de autos del lado sur y también del norte de la ciudad. Empieza luego de pasar la calle Independencia y su infierno termina en la cima sobre la calle Leloir, donde el tránsito vehicular se impone.

Semáforos, calles sin salida y otras de un sólo sentido de circulación, autos estacionados de ambos lados y varios baches para esquivar. Estos detalles y más hacen que su adjetivo principal sea “caos”.

La mayoría de los conductores que la transitan afirman que es una calle lenta en horas picos pero a la vez es una vía útil para aquellos que viven en la zona. “Vivo en este barrio (Villa Farrel) y cuando voy a dejar a mis hijos al colegio o al club si o si tengo que venir por esta calle sino es mucha vuelta la que tengo que dar porque tiene muchas calles en contramano”, comentó Carla Carvajal, una asidua usuaria de Illia.

Esta calle es complicada tanto para los que van al volante como para los peatones que caminan por ahí. Además los semáforos no permiten que el peatón pueda cruzar de forma correcta. “Para poder cruzar la calle tengo que esperar a que pasen todos y meterme, porque los semáforos no te dan el paso”, relató María Luisa Montecino, una vecina que vive sobre calle Illia y Guerrico.

Todos los semáforos están ubicados en las calles principales que atraviesan la Illia. Si un conductor va de sur a norte, la primera calle es Independencia, que va con sentido hacia Cipolletti. Acá se encuentra el primer semáforo, de cuatro tiempos, que genera una acumulación de autos compleja. Pero una cuadra más arriba hay un segundo semáforo sobre el comienzo de la calle Rivadavia. Esta arteria va hacia el centro de la ciudad y también es de una mano.

“La calle es un caos y más en esta esquina de Rivadavia. Siempre la fila de autos es larguísima y los semáforos no coinciden, si querés ir para Mitre te trabás en el semáforo de calle Independencia”, explicó el conductor Cristian Virulon.

Juan XXIII es otra vía importante que se topa con Illia. La complejidad de este cruce es que no permite que los conductores, que vienen en sentido contrario puedan doblar a mano izquierda. Además a continuación se intercalan dos calles sin salidas (Guerrico y Bermúdez). “Si yo quiero salir con mi auto desde esta esquina no puedo bajar hacia Independencia, tengo que subir obligadamente hacia Alderete”, dijo María Luisa Montecino.

La calle siguiente y la más transitada es Maestro Thames Alderete. Que sea doble mano no es el problema. El agua cloacal que no deja de correr y los badenes, dan pie a que algunos sufran accidentes. “Lo que tienen que arreglar sobre esta calle son los pozos y los baches que hay, han querido parchar pero se terminan deformando y queda peor. Y el agua ya es normal, nunca deja de correr”, afirmó Cristian Virulón.

También esta la peligrosa rotonda de la Avenida San Juan. A pesar de que todos respeten el paso vehicular, ninguno respeta la velocidad, ni los que suben para la calle Islas Malvinas ni los que bajan desde esa arteria.

Si se sigue hacia el norte aparece la calle Islas Malvinas, que no tiene control ya que la mayoría de los conductores manejan a alta velocidad . “Es necesario que se pongan reductores de velocidad para los que bajan desde la calle Leloir”, opinó Leonardo Esteban, un vecino que vive sobre calle Illia.

En la amplia Leloir se terminan los 1.000 metros de la infernal calle Illia. A pesar de ser muy angosta y de tener calles que no alivianan su tránsito, sigue siendo muy utilizada por su salida “rápida” a la Ruta 22.

La Illia es una conexión directa entre la zona de la barda, con acceso a barrios privados y el corredor Leloir, y la Ruta 22. Transeúntes y ciclistas, la padecen.

“Para poder cruzar la calle tengo que esperar a que todos pasen y meterme, porque los semáforos no te
dan el paso”.

María Luisa Montecino, vecina que vive en Illia y Guerrico, calle sin salida.

“Siempre la fila de autos es larguísima y los semáforos no coinciden. Si querés ir para calle Mitre te trabás en la esquina de Independencia”.

Carlos Virulón, que habitualmente transita
por calle Illia.

Complicada, pero una de las más elegidas

La calle Arturo Illia es definida por ser angosta y tener anexos de calles con una sola mano. También se caracteriza por ser una rápida salida a la Ruta 22 y a otras arterias que la atraviesan, y son un escape hacia ciudades vecinas, como Cipolletti por ejemplo.

La calle Leloir es también una de las más transitadas y desemboca donde comienza calle Illia.

Sobre la Leloir esta la Legislatura, la Ciudad Judicial, el Concejo Deliberante y también la Universidad del Comahue.

Estos edificios atraen tanto a ciudadanos neuquinos como a personas que provienen de Cipolletti, Fernández Oro, Allen y General Roca.

La caótica y a la vez rápida vía de acceso a la ciudad, se convierte en una opción que muchos prefieren tomar ya que corta camino para llegar al alto de la capital neuquina.

Cuatro semáforos, ningún reductor de velocidad y dos rotondas, los dolores
de cabeza de los automovilistas que transitan por la zona.

Datos

La Illia es una conexión directa entre la zona de la barda, con acceso a barrios privados y el corredor Leloir, y la Ruta 22. Transeúntes y ciclistas, la padecen.
“Para poder cruzar la calle tengo que esperar a que todos pasen y meterme, porque los semáforos no te
dan el paso”.
“Siempre la fila de autos es larguísima y los semáforos no coinciden. Si querés ir para calle Mitre te trabás en la esquina de Independencia”.
Cuatro semáforos, ningún reductor de velocidad y dos rotondas, los dolores
de cabeza de los automovilistas que transitan por la zona.

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