La vigilia dividida por un alambrado

El dueño de la firma dijo que pretendían la reactivación pero con menos personal. Preparan movilización para el lunes.

La canción de Calle 13 “La tierra no se vende”, sonaba en el campamento de las trabajadores de MAM ayer a la mañana. Cuarenta despedidos, con sus familias, habían pasado la noche allí. Tenían los ojos cansados pero decían que permanecerán hasta volver a trabajar. Adentro, había silencio y varios policías vestidos de celeste llenaban el predio.

“Estamos armando un árbol de navidad para el gobernador”, decían mientras enganchaban en un palo los cartuchos de perdigones, le ponían una guirnalda de clavos y la coronaban con un tarro de gas lacrimógeno. En la carpa, algunos hablaban con la prensa.

Después de la represión del viernes quedaron fuera de la fábrica. Pidieron que les digan dónde estaban sus compañeros presos , fueron a los hospitales a ver los heridos y volvieron. “Tenemos que seguir. La lucha cambió pero el reclamo es el mismo. Queremos entrar a trabajar. Por cinco meses pedimos una mesa de diálogo y la única respuesta fueron balas de goma y palos”, decía Franco Vergara.

El dueño de MAM Adrián Bergese, unos minutos antes salía en la radio que había entre los cacharros de la carpa. Decía que la empresa no es viable y que tiene un preventivo de crisis aprobado.

“No es una situación cómoda. Hay gente que hoy está trabajando acá en MAM. Estamos limpiando haciendo cosas para ver si podemos reabrir la fábrica el lunes”; aseguraba Bergese y decía que no fueron 94 los que quedaron en la calle si no 87. Finalmente remataba: “creo que la vamos a poder sacar adelante pero no con la cantidad de gente que había”.

Para los trabajadores la empresa no puede funcionar porque el personal capacitado está afuera. Contaban que la mayoría tiene entre 20 y 47 años de trabajo allí. Mientras hablan un Ford Focus nuevo se detiene. Andrés, un joven de la ciudad se baja, les dice “fuerza” y les da una ayuda.

“Vi lo que están pasando y decidí acercarme. No se puede hacer esto con la gente”, decía y mientras se marchaba escuchaba a Calle 13 cantar: “trabajo bruto pero con orgullo. Aquí se comparte, lo mío es tuyo. Este pueblo no se ahoga con murmullos”.

“Espero que nos den trabajo. Tengo 63 años y hoy no le dan trabajo a los chicos jóvenes, menos nos van a dar a nosotros”.

Juan Dinamarca.

Es tornero y hace 47 años que trabaja en MAM.

“Cuando empezó el conflicto pensaba cómo iba a pagar el cable, la luz. Con el tiempo me vi que el tema era cómo llevar comida a casa”

Luis Cides,

en su mejilla se puede ver la herida de un perdigón.

“Lo que más deseo es volver a trabajar. Creo que esa es mi dignidad y mi derecho después de dar la mitad de mi vida a esta empresa”

Hector Valeria.

Hace 23 años que trabaja en MAM, y tiene 43.

Datos

“Espero que nos den trabajo. Tengo 63 años y hoy no le dan trabajo a los chicos jóvenes, menos nos van a dar a nosotros”.
“Cuando empezó el conflicto pensaba cómo iba a pagar el cable, la luz. Con el tiempo me vi que el tema era cómo llevar comida a casa”
“Lo que más deseo es volver a trabajar. Creo que esa es mi dignidad y mi derecho después de dar la mitad de mi vida a esta empresa”

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