China Muerta: ante los reclamos, hubo promesas de más seguridad

Les dijeron que reforzarán las recorridas durante las noches y los fines de semana, sumarán dos motos a los patrullajes y habrá una ambulancia permanente.

“Había dos patrulleros para recorrer toda la zona, no alcanza. Después de que atacaron a Roberto, la ambulancia tardó una hora y 20 minutos en llegar. Nosotros estábamos como locos porque se moría y no teníamos ni señal de celular para llamar y pedir ayuda”, reflejó Diego Aon, un vecino de China Muerta que ayer junto otras 50 personas asistió al encuentro con funcionarios y la policía, para exigir seguridad en el sector. Les prometieron reforzar las recorridas durante las noches y los fines de semana, sumar dos motos para los patrullajes y una ambulancia durante las 24 horas.

La violenta entradera que sufrió Roberto Maier y su familia evidencia los riesgos de vivir al margen del casco urbano, donde la llegada policial y los servicios de salud son escasos o nulos, los servicios municipales no se ven y donde las vías de comunicación prácticamente no existen.

Todos esos puntos fueron parte de una batería de reclamos que la población de aquel alejado sector realizó al subsecretario de Seguridad, Gustavo Pereyra, también a autoridades policiales, a la subsecretaria de Salud, Alejandra Piedecasas, y referentes del municipio. (Ver aparte)

Según los pobladores del paraje China Muerta, la población creció exponencialmente en los últimos años: “un 500%”, aventuraron. Pero al mismo tiempo advirtieron fue un crecimiento brusco, no planificado. Muchas de las personas que hasta allí se movilizan, lo hacen en búsqueda de tranquilidad, otros optan por tener un lugar de descanso para los fines de semana.

Los pobladores explicaron que el último censo que se realizó en el extremo oeste de Plottier, fue de la cooperativa eléctrica de la localidad en el año 2005. Por aquel entonces sumando, la gente de Colonia San Francisco, habría unos 1.200 lotes, lo que no significa que sean esa cantidad de familias.

Vivir en aquella zona rural es el sueño de muchos que buscan tranquilidad y un ritmo de vida menos frenético, y ese era uno de los Maier. Sus allegados contaron que era un hombre tranquilo, que trabajaba en una rama de la actividad hidrocarburífera y que residía en un conflictivo barrio neuquino. Optó por mudarse, porque estaba cansado del contexto de violencia que golpeaba su puerta, las bandas y los tiros.

En China Muerta tenía un lote decorado de color verde, una tranquera pintoresca y un coqueto chalet plantado en medio de alamedas y árboles frondosos. A los 46 años, su vida tuvo un desenlace violento, en el lugar donde había elegido para vivir más tranquilo.

“Había dos patrulleros para toda la zona, no alcanza. La ambulancia tardó una hora y 20 minutos en llegar”.

Diego Aon, residente en

China Muerta.

Datos

“Había dos patrulleros para toda la zona, no alcanza. La ambulancia tardó una hora y 20 minutos en llegar”.

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