La muerte en la cárcel de mujeres revela falta de prevención y desidia

Estaba cumpliendo una pena de 14 años. Tuvo varios intentos de suicidio y estaba bajo tratamiento psiquiátrico con profesionales del hospital Heller.

A Silvina Turra le decían “chivi”. Tenía 25 años y una hija de 7. Estaba completando sus estudios secundarios en la Unidad 16. Se había lastimado el cuerpo, en reiterados intentos, pero las internas la habían socorrido. Siempre. El martes estaba sola en el pabellón cuando la encontraron.

En menos de un mes dos jóvenes intentaron suicidarse en la cárcel de mujeres de la provincia. La primera fue Marilina Sánchez, que está internada en el hospital Heller con muerte cerebral. Pese a los intentos de reanimación, Silvina no pudo sobrevivir. El fiscal Maximiliano Breide Obeid aseguró ayer que la autopsia confirmó la asfixia mecánica por ahorcamiento.

“Estaba siendo atendida por un médico psiquiatra del Heller. En su historia dentro de la Unidad tuvo varios intentos de suicidio. Era una de las únicas que se estaba tratando con un psiquiatra afuera”, contó Luciana Petraglia, la defensora oficial que la asistía. La joven cumplía una pena de 14 años de prisión.

Según los operadores judiciales hay un déficit en la atención de salud de la población carcelaria, y más aún cuando se trata de personas con padecimientos mentales.

“Acá no hay dispositivo alguno que detecte estos casos, ni que responda de una manera programada y racional. Las penitenciarias tienen formación en materia de seguridad, no saben qué hacer con una interna psiquiátrica que esta en la Unidad. Más allá de que tiene asistencia de un efector público de salud la realidad es que está al cuidado de personas que no saben como tratar esas problemáticas. La formación y el trabajo interdisciplinario, eso son los pilares que fallaron en este caso”, afirmó Petraglia.

La jueza de Ejecución Penal, Raquel Gass, explicó que el martes al mediodía la llamaron desde la cárcel para informarle que Silvina había tenido problemas con otras internas y que la habían apartado pero no con fines de sancionarla (ver aparte). Por la tarde la joven llamó a su madre para decirle que estaba sola en el pabellón y que estaba mal. “Si la van a dejar sola porque no puede convivir con las demás y sabiendo que es psiquiátrica al menos que a alguien se le caiga la idea de que haya una penitenciaria mirándola constantemente”, lanzó con bronca la defensora.

Gass indicó que ninguna persona del poder Ejecutivo se comunicó con ella ayer para preguntarle por el caso. Tampoco hubo declaraciones públicas de funcionarios. Consultada por el tema la subsecretaria de Derechos Humanos de la provincia, Alicia Comelli, dijo que pedirá informes al área de Seguridad.

“Ella cuidaba sola a la nena, hasta las penitenciarias te pueden decir le preparaba todo para que la nena se sintiera cómoda, jugaba, se tiraba al piso con su hija”, recordó Petraglia. Yamila Harada, integrante del Centro Educativo Provincial Integral (CEPI), aseguró: “era cantado, nosotras veníamos viendo que iba a pasar esto. Hacemos un llamado a las instituciones que se tengan que ocupar de esto, porque es necesario. Era nuestra única estudiante mujer en este momento, estaba en segundo año, una piba joven, que no había tenido muchas posibilidades en su vida. Era más que una viuda negra.”

Población carcelaria

“Yo he seguido muy de cerca su caso y estoy mal porque se murió y no pudimos hacer nada. Tenía una relación con la hija hermosa”.

Luciana Petraglia, defensora de Ejecución Penal.

Datos

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son las internas alojadas actualmente en la Unidad 16, la única cárcel de mujeres de la provincia.
“Yo he seguido muy de cerca su caso y estoy mal porque se murió y no pudimos hacer nada. Tenía una relación con la hija hermosa”.

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