Un pastor evangélico llega a juicio por abusos sexuales en Allen

El juicio comienza hoy en Roca. Hay dos denuncias en su contra por hechos que ocurrieron en 2013 cuando las víctimas eran menores de edad.

Un pastor de una iglesia evangélica de Allen será comenzará a ser juzgado hoy en los Tribunales de General Roca por dos denuncias de abuso sexual simple que pesan en su contra. Dos mujeres que eran menores de edad cuando el religioso estaba al frente de una congregación, son las víctimas.

El acusado de los delitos sexuales es Raúl Sosa, un hombre que se desempeñó como pastor en la iglesia “70.7 Mara Nata”. Las dos denuncias se basan en hechos que presuntamente ocurrieron en el año 2013, cuando las víctimas tenían 13 y 15 años de edad.

En ambas denuncias Sosa fue acusado de efectuar tocamientos hacia las adolescentes en sus partes íntimas, quienes junto a sus familias asistían a la congregación que el imputado tenía a su cargo. Según se desprendió de la audiencia de control de acusación, en diferentes ocasiones, el pastor habría aprovechado el momento del saludo cuando concluían las reuniones religiosas o dentro de su camioneta, para cometer los abusos.

Sosa fue defendido por el abogado allense, Guillermo Oviedo, quien pidió el sobreseimiento por insubsistencia de la acción penal, algo que finalmente fue denegado por la jueza María García Balduini. También en la audiencia de control de acusación la magistrada resolvió que los hechos imputados sean calificados como “abuso sexual simple por haber sido cometido por un ministro de culto religioso, en número reiterado de veces, todos en concurso real, cometidos en perjuicio de las menores”. La Fiscalía pidió una pena mayor a los tres años de prisión.

Sosa es marido de una funcionaria municipal. Como religioso y a través de la Fundación 70.7, tejió estrechos lazos con el municipio – por ejemplo – en la realización de cursos de prevención de adicciones. El año pasado la intendenta, Sabina Costa, destacó su “compromiso social”.

Otro religioso involucrado en un caso de abuso

En noviembre de este año, el sacerdote católico Juan José Urrutia fue condenado a la pena de ocho años de prisión por el delito de “abuso sexual con acceso carnal por aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima y agravada por su condición de ministro de un culto religioso reconocido”.

El caso ocurrió en 2010, en una habitación de la casa parroquial Santa Catalina. Urrutia, de 47 años, “en su condición de presbítero, confesor y asesor espiritual” del niño víctima, valiéndose de la presencia autorizada del menor en el lugar, abusó sexualmente de él luego de haberle convidado cerveza.

Urrutia está libre porque la sentencia aún no está firme. La otra parte no solicitó la prisión preventiva y el Tribunal dispuso medidas restrictivas de la libertad del imputado “bajo apercibimiento de ordenar su detención en caso de incumplimiento”.

El obispo Marcelo Cuenca fue notificado y según informó por escrito el religoso “ya había sido “suspendido del ejercicio ministerial público en la Diócesis” en virtud de una sanción canónica derivada de otro hecho “por la realización de actos impúdicos consentidos”.


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