¿Por qué los precios de la góndola no derraman al productor?

Son innumerables las causas. Las distorsiones que muestra el sistema, sumado al poder de compra que tienen las grandes cadenas y mercados, son sólo algunas de ellas.

En muchas oportunidades las góndolas muestran valores inalcanzables para un consumidor medio de frutas. Pese a ello, los productores perciben precios que poco tienen que ver con esas cotizaciones.

Sin ir más lejos, semanas atrás varios supermercados en distintos puntos del país ofrecieron manzana producida en nuestra región a 100 pesos el kilo. Todo un récord para las cotizaciones históricas que ha tenido esta especie. Sin embargo, en la otra vereda, esta el productor que sigue recibiendo menos de 7 pesos por ese mismo kilo de fruta.

¿A que se debe semejante diferencia?, ¿cuál es la causa por la que los precios en la góndola no derraman?, ¿quién se queda con la rentabilidad de la actividad? Desde el sector primario aseguran que este fenómeno se da porque no hay fruta de calidad en el mercado. Los empresarios, no son tan categóricos y señalan que varios son los factores que presionan sobre estos desvíos. Intentaremos desmembrar los más importantes.

• Distorsiones en la cadena comercial. Sin lugar a duda el tema inflacionario, la dispersión en las cotizaciones y la falta de transparencia en el sistema es lo que permite a ciertos actores apropiarse de las utilidades de otros sectores. Hoy se puede encontrar en la góndola una manzana entre 20 y 100 pesos, dependiendo del local donde la adquiera, de la calidad ofertada, del barrio en el que se encuentre el comercio, de la variedad que se trate y de la época del año que salga a comprarla. En ninguna parte del mundo existe semejante rango dispersión. En este contexto, ¿cómo sabe el productor cual es el verdadero precio que recibirá por su fruta?.

• Muy baja participación. Tanto en las góndolas de supermercados, como en los comercios de frutas, las manzanas que hoy cotizan a 100 pesos el kilo representan menos del 5% del total comercializado en el mercado interno (ver infograma adjunto). Por lo tanto, no es representativo este precio para poder extrapolar con lo que puede llegar a recibir un productor primario. Independientemente de ello, se debe aclarar que hoy el 70% de la fruta logra valores por encima de los 40 pesos por kilo al consumidor, una cotización nada despreciable en relación con lo que se paga en cualquier mercado del globo.

• Estacionalidad. Por lo general, a partir de octubre es cuando queda en las cámaras frigoríficas la fruta de calidad para poder comercializar y como contrapartida, a esta altura del año, falta volumen para abastecer la demanda. Esto determina que los precios tiendan a subir y más aún sobre aquella fruta que muestra color y tamaño. Por ello nos encontramos hoy con las góndolas que ofrecen manzana precios altos.

– Menor poder de negociación. En la mayor parte de los casos, los supermercados y los grandes mayoristas son los que terminan definiendo los precios finales que pagarán a las empresas del Valle las que, a su vez, luego liquidan a los productores. Esto se debe a que desde nuestra región sale la oferta totalmente atomizada generando una lucha desigual al momento de negociar con las grandes cadenas, independientemente de la calidad de fruta que se trate. Nadie regala nada en esta selva capitalista. Y por lo general pierden los eslabones de la cadena más débiles que, en los últimos años, ha sido la producción primaria.

• Concesión del producto. La mayor parte de los productores entregan su fruta a principio de temporada a la espera de a liquidación final que terminan haciendo las empresas cerca de cada fin de año. Las grandes distorsiones de la cadena comercial vuelven bizantinas las discusiones a la hora de establecer que valor le queda a la fruta tras pasar por toda la zaranda de costos e intermediarios. A río revuelto…

No todo lo que brilla es oro

Hoy lograr un promedio de venta en el mercado interno del orden de los 60 pesos por kilo (valor que hoy se consigue sin problemas) es un muy buen negocio, pero nadie termina de descifrar bien para quien. Este valor equivale a unos 3 euros promedio. Es decir, un 50% más de lo que vale esa misma fruta en el Viejo Continente. Esto sin contar los “beneficios fiscales” (elusión impositiva que alcanza a más del 50% de lo que se vende en el mercado interno), la posibilidad de recibir el dinero en efectivo, y lo sencillo que es cargar para los supermercados locales a diferencia de enviar un barco con manzanas a Europa.

“No todo es tan lineal. La fruta no está entre los productos que más facturamos. Nosotros no hacemos grandes diferencias con ella y lo que sí observamos es que una manzana de calidad el consumidor está dispuesto a pagarla bien”, confió uno de los gerentes de una importante cadena de la zona norte de Buenos Aires.

Sin embargo, cuando es consultado sobre los 100 pesos que se consiguen en góndola y los 7 que recibe el productor, se defiende asegurando que “no nos metemos con lo que ocurre previó al ingreso de la fruta a nuestras góndolas”. Una sutil respuesta que elude la responsabilidad social empresaria al no involucrarse en las necesidades del productor, quien es el que en definitiva abastece a todo el sistema.

Manzana de calidad. Buenos precios y alta demanda en el mercado interno.

Los supermercados y los grandes mayoristas son los que, por lo general, terminan definiendo los precios finales que pagarán a las empresas del Valle

Dato clave

“Los precios del consumidor no se deben relacionar con los del productor”

El titular de la consultora Gabinete MAG, Miguel Giacinti, aseguró que no hay relación entre el precio de la góndola y el que recibe el productor, y no está bien llegar a algún tipo de respuesta partiendo de esta errónea interpretación.

Pregunta- ¿Por qué el precio en góndola de la manzana crece y el valor que hoy recibe el productor por su fruta en frío se mantiene sin grandes cambios?

Respuesta- No son comparables. El precio de góndola no se forma con el precio al productor. Esta es una realidad comercial en Argentina y la mayoría de los países del mundo. Comparar el gap o brecha entre ambos resulta un ejercicio para evidenciar un problema económico del productor -sea integrado o independiente- como problema en la cadena de valor. Es un buen ejercicio de comunicación, pero no una realidad comercial. Debemos recordar que el 30% del consume de frutas se comercializa a través de supermercados en Argentina y en Latino América en general.

P- ¿Puede repuntar el precio promedio que se paga hoy por manzana de calidad al productor?

R- Las cotizaciones en góndola hoy fluctúan entre 15 y 100 pesos el kilo, esto también acontece en las fruterías. Lo que indicaría que no hay un valor testigo en el mercado. La brecha de calidad crece en la oferta regional y con ello la variabilidad de precios. El mismo fenómeno se observa en el mercado mayoristas, brecha grande entre precios mínimos y máximos. El precio al que el productor está queriendo vender su manzana en frigorífico, está vinculado netamente a la calidad ofertada.

P- ¿Hay mucha fruta en frío?

R- Existe 20% más que el año pasado en manzanas, y similar en peras.

P- ¿Como ve la salida de fruta de las cámaras en este último trimestre del año?

R- Hasta ahora se observa un aumento del 10% en el despacho hacia el mercado interno, en manzanas y peras. Este destino ha crecido este año, recuperando niveles del 2014 o 2015. El año pasado fue una temporada atípica, de baja oferta regional de manzanas. Hoy tiene mayor presencia de bananas, cítricos, kiwi, palta, fruta tropical. Toda competencia para la fruta regional. Se espera un aumento importante de fruta de carozo desde Mendoza (cereza, durazno y ciruela).

P- ¿Que hay que proyectar?

R- Un mercado más competitivo. La calidad de fruta en stocks es menor que los años anteriores. Un coctel difícil para comercializar hoy, sino es de muy buena calidad.

Consumidores y productores, los extremos de la cedena del sistema, son los que se sienten más perjudicados a la hora de hablar de precios y calidad en manzana.

“La brecha de calidad en la manzana crece en la oferta regional y con ello la variabilidad de precios en góndola”

Miguel Giacinti,

director de Gabinete MAG

Datos

Los supermercados y los grandes mayoristas son los que, por lo general, terminan definiendo los precios finales que pagarán a las empresas del Valle
10%
Es la participación promedio que tiene el productor en el valor final obtenido por una manzana en góndola.
Consumidores y productores, los extremos de la cedena del sistema, son los que se sienten más perjudicados a la hora de hablar de precios y calidad en manzana.
“La brecha de calidad en la manzana crece en la oferta regional y con ello la variabilidad de precios en góndola”

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