La mejor receta: mujeres que alimentan y protegen

En vísperas del Día del Trabajador, las cocineras del hogar Alfonsina Storni y del hospital López Lima cuentan cómo es la jornada allí donde se preparan mucho más que platos de comida.

Ramas de brócoli hierven en dos ollas. Poco después de las nueve, la cocina ya está impregnada de su aroma particular. El vapor empaña los vidrios y afuera hace frío. Ellas preparan algo calentito para el desayuno de los chicos que ese día amanecen temprano en el hogar Alfonsina Storni de Roca.

“Para el mediodía vamos a disfrazar el brócoli un poco, vamos a ver si hacemos bocaditos, tortillas o unas hamburguesas para que lo coman”, comenta Sandra González (48), una de las operadoras encargadas de la cocina, que pocos minutos después acuna con delicadeza a la beba más chiquita de la institución.

Durante la charla, su compañera Silvia Gutiérrez (42) mece a otra bebé.

Definir el menú de cada día tiene una relación directa con la vorágine puertas adentro del hogar. “Cuando llegas no sabes qué te vas a encontrar. Podes tener todo el tiempo para elaborar, o pocos minutos para sacar un plato en tiempo récord. Hemos cocinado para todos algo rico en 20 minutos”, contó Silvia.

Creatividad y amor se dan la mano en su cocina, que nunca cierra. Sandra y Silvia, junto a otros operadores, día a día trabajan para eso.

Llegan cada mañana a las 7, se alistan para preparar la leche y para el mediodía sirven 20 porciones de almuerzo. “A las 11 ya nos entregamos totalmente a la cocina”, indica Sandra. “Corremos con los horarios. Los días de semana que van a la escuela, a las 12:30 están comiendo. En unos días más vamos a empezar con las papillas para los bebés que empiezan a comer, es un momento que disfrutamos mucho”.

Saben que un asado en el patio es una fiesta, que las salchichas pueden hacerse de a docenas –pero nunca alcanzan– y que si hacen kilos de milanesas con papas fritas van a ganarse los aplausos de los 15 niños que conforman la mesa, además de los operadores. Pero aclaran que “más allá de los gustos”, cuidan de que sus comensales en pleno crecimiento incorporen “de todo”, y cumplen al pie de la letra con el plan de la nutricionista.

Dietaterapia

El lugar en donde trabajan Gabriela Rojas (36) y Susana Lorenzo (27) tampoco distingue entre feriados ni fines de semana. Allí se preparan todos los días entre 150 y 200 raciones para dar de comer a los pacientes internados en el hospital Francisco López Lima y los profesionales que los atienden.

Cocinan hasta ocho menús distintos en cada almuerzo y cena. “Tenemos pacientes celíacos, diabéticos, hepáticos, alérgicos o con dietas específicas. Adaptamos el menú para cada uno, cuando se les hace algo muy especial pegamos un papelito a la bandeja con el nombre y una carita contenta, creemos que desde acá todo suma”, destaca Gabriela, que hace diez años trabaja en Salud Pública, los últimos cinco en el López Lima y antes el hospital de Jacobacci.

“Dedicamos amor a lo que hacemos. No es una tarea robotizada, es re contra humana porque a pesar de que no le vemos la cara a los pacientes, sí sabemos que les pasa y aportamos desde este lugar. Lloro mucho a veces, uno se involucra”, suma Susana, recibida de profesional gastronómica que integra la cocina hace cuatro años.

“Se prioriza que llegue caliente y que esté rica, sabrosa. Nos han llegado cartitas que nos mandan los pacientes, es una satisfacción enorme. Decimos que acá hacemos dietoterapia”, añadieron orgullosas.

“Acá cocino con más cuidado que en mi casa. Cuanto más amor y cuidado uno le pone, mejor ellos comen” .

Sandra, cocinera del hogar Alfonsina Storni.

“A muchos lo único que los reconforta es un plato de comida. Uno sabe que desde este lugar se los ayuda a mejorar”,

destacó Gabriela, cocinera en Salud Pública hace años.

En cantidad

cesar izza

Datos

“Acá cocino con más cuidado que en mi casa. Cuanto más amor y cuidado uno le pone, mejor ellos comen” .
“A muchos lo único que los reconforta es un plato de comida. Uno sabe que desde este lugar se los ayuda a mejorar”,
22 kg
de pollo metieron al horno del hospital para un almuerzo de esta semana. Cocinan entre 150 y 200 viandas.
17 kg
de acelga se utilizan cuando el menú indica tortilla para sus comensales.
6 kg
de papas fritas se cocinan en el hogar Alfonsina Storni cuando toca combinarlas con milanesas. “Les encantan, de vez en cuando les hacemos”.

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