Chapecó despide hoy a sus trágicos héroes

Los 71 cuerpos de las víctimas fatales de la aerolínea LaMia, regresaron desde Medellín a sus lugares de origen, donde recibirán funerales, y donde los llorarán -con tanta tristeza como bronca- por esa tragedia que pudo evitarse.

Cientos de personas, en la ruta que va al aeropuerto de Medellín, dieron el último adiós a los jugadores, directivos del club, periodistas y tripulantes fallecidos agitando globos blancos, flores y banderas de Colombia.

“Lo que más se quiere ahora es salir para casa, llevar a nuestra casa a nuestros amigos y hermanos”, dijo Roberto Di Marche, primo de Nilson Folle Junior, dirigente del cuadro brasileño que se iba a medir con Atlético Nacional en Medellín el pasado miércoles.

En Chapecó los esperaban los familiares. Y en el estadio, una enorme ceremonia que espera reunir a más de 100 mil personas para hacer una despedida masiva. “El lucro trae codicia’’, dijo en Chapecó Osmar Machado, padre del zaguero Filipe. “Por 30 kilómetros este avión puso fin a (la vida de) 71 personas’’.

A medida que la hipótesis de la falta de combustible se consolidaba como la principal causa del accidente, las miradas empezaron a centrarse en Bolivia, sede de la aerolínea y origen del vuelo.

El avión salió del aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz con el combustible exacto para alcanzar su destino, Rionegro, en Colombia, según dijo Marcelo Chávez, el ahora suspendido director regional de la agencia que controla el tráfico aéreo en Bolivia (ver aparte)

La tragedia del Chapecoense impactó al mundo por su magnitud, por lo fulminante del hecho y por el número de muertos. Pero en Chapecó, lejos de las abstracciones y de las cifras, la catástrofe golpeó por su cercanía: en una ciudad de 200.000 habitantes todos los fallecidos eran vecinos.

Lejos de lo inalcanzables que suelen ser los futbolistas para el público común, los jugadores del Chapecoense se mostraban completamente terrenales.

Por eso, en el accidente del avión, Chapecó perdió a sus mejores representantes y, a la vez, a un grupo de amigos.

Las visitas a hospitales, escuelas, a algunos barrios lejanos también se repiten en los testimonios de quienes sienten que la tragedia les robó no sólo un ídolo al que veían en la televisión, sino a un conocido al que se cruzaban en la ciudad. (Más información en la Página 37)