Emotivo encuentro de Francisco en la cárcel de mujeres de Santiago

Pudieron contarle al Sumo Pontífice sobre las adversidades que atraviesan y las dificultades para reinsertarse en la sociedad.

Unas horas después de haber pedido perdón por los abusos sexuales a menores cometidos por algunos de los miembros de la Iglesia católica chilena, el papa Francisco volvió hoy a enfatizar en la necesidad de ofrecer disculpas, en el segundo día de su gira por Chile.

Todos tenemos que pedir perdón, y yo el primero: eso nos humaniza”, afirmó el sumo pontífice durante la visita que realizó al Centro Penitenciario Femenino (CPF), la mayor prisión para mujeres del país andino, situada en Santiago de Chile.

Además, ante la atenta mirada de la presidenta Michelle Bachelet, quien estuvo entre los asistentes al acto, manifestó: “Todos nos podemos equivocar, y cada día estamos invitados a volver a empezar”.

A modo de regalo, las internas cantaron junto a varias guitarras una canción, en la que mostraron su esperanza: “un día mas de vida, uno menos de condena, tu visita es alegría, pastor con olor a oveja”.

En otro tramo de su alocución, Francisco definió: “Los determinismos cosificadores terminan matando la esperanza: ninguno de nosotros es cosa, todos somos personas. No nos dejemos cosificar, yo no soy un número, yo no soy el detenido número tal: soy fulano de tal”.

El papa se mostró distendido, interpeló en varias ocasiones a las reclusas e incluso cantó una estrofa del tango argentino “Cambalache”: “Dale nomás, dale que va, que allá en el horno nos vamos a encontrar”. “No así, no todo da lo mismo”, aclaró.

“Ustedes están privadas de la libertad, pero nadie puede ser privado de la dignidad”, enfatizó el pontífice de cara a las más de 400 presas que, eufóricas, colmaron el gimnasio interno de la prisión en el que se llevó a cabo el acto.

Antes de la intervención de Francisco, Nelly León, capellán de la CPF, había agradecido al ilustre visitante: “Gracias papa por estar junto a las personas más olvidadas de nuestro país”. “Lamentablemente, en Chile se encarcela la pobreza”, afirmó.

También una presa llamada Jeanette, en representación de todas las internas, recitó un emotivo discurso, en el que le habló directamente a Francisco: “Papa amigo, aquí en la cárcel he sido testigo de grandes dolores: he visto llorar a varias compañeras al enterarse de que sus hijos habían sido abusados o asesinados”.

“Pedimos perdón a los que hemos herido con nuestro delito, pedimos perdón a la sociedad, y les pedimos que nos perdonen”, clamó la interna. Y le pidió a Francisco: “interceda para que el sistema modifique las condenas para las mujeres que somos madres (…) que podamos pagar nuestra deuda a la sociedad sin descuidar a los niños y niñas”.

La capacidad del CPF es para 1.080 reclusas, aunque su población actual supera las 1.200 internas. Entre sus dependencias, cuenta con espacios para el cuidado y tratamiento pre y post-natal de las internas, así como la atención de hijos lactantes.

Una vez terminado el acto en el CPF, Francisco se marchó hacia la Catedral Metropolitana de Santiago, en la que se encontrará con sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas.


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