Impulsan un santuario para salvar a las ballenas del Atlántico Sur

Apunta a la conservación, evitando la matanza para comercialización, y al desarrollo turístico. Japón, Noruega e Islandia, los principales opositores.

La creación de un santuario de ballenas en el Atlántico Sur será debatida en la reunión plenaria de la Comisión Ballenera Internacional que se desarrollará esta semana en Eslovenia.

Todo parece estar dispuesto para una nueva confrontación entre partidarios y detractores de la caza de cetáceos, entre los 88 miembros de la Comisión Ballenera Internacional, que se reúne cada dos años.

Los principales puntos de discordia son la caza que Japón lleva a cabo cada año en nombre de la ciencia, acusada de tener en realidad fines puramente comerciales, y la propuesta de varios países del Atlántico Sur, entre ellos la Argentina, para crear un santuario que las proteja.

La propuesta para la creación del santuario del Atlántico Sur fue presentada por Argentina, Brasil, Gabón, Sudáfrica y Uruguay, países que desarrollaron actividades turísticas vinculadas con el avistamiento de ballenas.

Intentos frustrados

La propuesta, que requiere una mayoría de tres cuartos de los 88 países miembros para ser adoptada, fracasó en varias reuniones anteriores. Cada país tiene un voto.

“Durante el siglo XX, la gran mayoría de la caza tuvo lugar en el hemisferio Sur”, dijo Claire Bass, de la Humane Society International, refiriéndose a la necesidad de crear el santuario. “Esas poblaciones estuvieron al borde de la extinción y apenas se están recuperando”.

Según el experto en ballenas de Greenpeace John Frizell, la creación del santuario en el Atlántico Sur “sería un hito enorme para la protección de las ballenas”.

“Ante la multitud de problemas a que se ven confrontadas estas magníficas criaturas, necesitan océanos saludables y no un retorno a la pesca comercial”.

Especialistas indican que la implementación del santuario Ballenero del Atlántico Sur permitirá desarrollar actividades económicas sustentables por medio de métodos no letales como el turismo de observación de cetáceos; realizar estudios científicos destinados a la regulación eficiente del turismo de observación de vetáceos; estimular la investigación regional con el fin de registrar la recuperación de las especies y comprender sus estructuras sociales y rutas migratorias; y promover la investigación científica proactiva entre las naciones para desarrollar “la administración apropiada para la conservación de las poblaciones de ballenas”, como lo establece la propia Convención.

martín brunella

El avistaje de ballenas es una de las alternativas.

El dato

Países cazadores contra resto del mundo

Países cazadores como Japón, Noruega e Islandia se enfrentan al resto del mundo en temas relacionados con la soberanía, la cultura y las tradiciones de caza, los derechos indígenas y la voluntad de conservación del medioambiente.

La única forma de caza autorizada por la comisión es a través de una licencia de caza aborigen de subsistencia, otorgada a comunidades tradicionales de Norteamérica, Rusia, Groenlandia y las islas caribeñas de San Vicente y las Granadinas. Pero Japón fijó sus propias cuotas de caza “científica”, mientras que Noruega e Islandia practican cazas excepcionales, registradas ante la comisión, con fines comerciales.

Datos

16.235
ballenas fueron cazadas desde 1985 bajo licencia científica y 24.381 con fines comerciales.

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