“Mi gran ilusión es estar cerca de él…”

Gabriela Ñancufil, de Viedma, y Marisa Visoski, de Choele Choel, pagarán el viaje de sus propios bolsillos, aunque no el alojamiento y las comidas.

“Ya tengo la piel de gallina”

Gabriela Ñancufil, de Viedma, fue elegida por la organización de Voluntariado Papal para colaborar en el servicio que deben prestar feligreses durante la visita de Francisco a Chile. Será parte de cuerpo de 20.000 servidores con la responsabilidad de asistir a la actividad que se iniciará el 15 de enero próximo en Santiago. Sobre el motivo que la llevó a incorporarse, dice: “cuando uno está en la Iglesia sabe que está al servicio de los demás”.

Llegar a la capital chilena no será precisamente un viaje de placer pagados por otros. Al contrario, los integrantes del Voluntariado papal deberán solventar los gastos de ida y vuelta de su propio bolsillo. Luego serán alojados en el colegio Maipú donde se les proporcionará alimento gratuito por espacio de cuatro días.

La erogación y el tenor del periplo la llevó a decidir qué camino a seguir en una reunión familiar, porque además de afrontar el gasto, su marido deberá hacerse cargo del resto de la familia. “Antes de dar el sí –apuntó–, lo primero que hice fue hablar con ellos y de ahí salió el respaldo para que pudiera ir. Si no estuviéramos fortalecidos como familia, esto no se hubiera logrado”.

En el seno familiar, todos sabían que había que poner una cuota de buena voluntad y sacrificio. Gabriela particularmente conoce lo que rodea: la comunidad del barrio Zatti, donde hay más carencia que momentos gratos.

Allí, trabaja como misionera y catequista desde 2001 y en ese sector de la capital rionegrina Cáritas hace un esfuerzo enorme en la asistencia a familias empobrecidas con la entrega de ropa y calzado. A veces necesita un día de más de 24 horas, en virtud de que el obispo Esteban Laxague la mandó a llamar para que ayude en el equipo diocesano de catequesis.

Sobre la experiencia a vivir hace una última reflexión. “Me da alegría y emoción, se te pone la piel de gallina: llegar a ese lugar implica llegar a Jesús”. Al evaluar el sello que está dejando el Papa, le resulta indiferente que sea argentino. “Lo que hace, es lo que hacemos todos como cristianos, ver en el otro el mismo rostro de Jesús, sostiene.

Aún así se muestra impactada por la actual figura papal, fundamentando en que “se trata de un ser humano que se entrega hacia los demás, acercándose a la gente y pateando la calle, en lugar de estar encerrado en un palacio”, asegura.

“Mi gran ilusión es estar cerca de él…”

Marisa Vizoski es una fiel devota católica de Choele Choel que tendrá la oportunidad única de estar cerca de Francisco en su visita a Chile. Junto con una vecina de Viedma son las dos únicas rionegrinas elegidas para ser voluntarias durante la visita papal a Chile, en especial en la misa del 16 de enero en Santiago. “Me anoté por internet. Una página pedía voluntarios, pero no pensé que me iban a llamar. Tres días después me avisaron que había sido elegida para ser servidora papal. Y me enviaron tres capacitaciones, tienen que ver con lo religioso, con servir al prójimo”, dijo a “Río Negro”.

“Aún no se qué me tocará hacer. Tenemos que ir a una escuela y ahí nos van a decir que nos toca hacer. Puede ser desde dar agua a otra tareas, porque van a llegar miles de personas. No sé, pero vamos a estar cerca. ” remarcó la mujer, casada con dos hijos, que trabaja en un comercio local. “Estoy muy contenta” indicó.

No será la primera experiencia de Marisa cerca de un pontífice, aunque en la anterior las cosas no terminaron como esperaba. “De chica estuve cerca del Papa Juan Pablo II, cuando estuvo en Viedma. Y cuando venía acercándose en el papamóvil me desmaye así que lo vi… y no lo vi. Así que espero que ahora no me pase eso con la emoción. Más vale que al ser el papa argentino voy a estar muy emocionada ”, relató .

“Debo estar el 13 enero en Santiago porque hay muchas misas, capacitaciones y charlas. Esos días se hacen misas serviciales, misas de envío se llaman, donde se bendice a todos los voluntarios, a los que hacen servicio, a los peregrinos. Y ahí te designan dónde te toca, qué te toca, todo eso”. La mujer se costeará el traslado y los primeros dos días de estadía, luego se quedará en una escuela con el resto de los voluntarios. “Voy sola. La familia esta muy contenta, sobre todo mi mamá” subrayó.

Marisa es devota practicante desde pequeña. “Soy católica por parte de mi familia y participo en la capilla María Auxiliadora de Choele Choel.

Todos los años, a fines de agosto, recorre los 50 km que separan Choele Choel de Chimpay, para expresar su fe al beato Ceferino Namuncurá.

“Fui a ver a Juan Pablo II a Viedma… y me desmayé de la emoción cuando el papamóvil estaba cerca. Ojalá que no me pase lo mismo…”.

María Vizoski se ríe al recordar la anécdota.

“Lo conversamos en familia y me dieron el respaldo para viajar. Cuando uno está en la Iglesia sabe que está al servicio de los demás…”.

Gabriela Ñancufil es misionera en el barrio Zatti.

Datos

“Fui a ver a Juan Pablo II a Viedma… y me desmayé de la emoción cuando el papamóvil estaba cerca. Ojalá que no me pase lo mismo…”.
“Lo conversamos en familia y me dieron el respaldo para viajar. Cuando uno está en la Iglesia sabe que está al servicio de los demás…”.

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