10 de diciembre y una doble conmemoración
Este 10 de diciembre no es una fecha más en el calendario. Se trata de un nuevo aniversario del Día de los Derechos Humanos, ya que se conmemora el momento en el que en 1948 –hace ya 72 años– la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Este documento, elaborado por representantes de distintas partes del mundo, establece los derechos inalienables de que goza toda persona por el solo hecho de ser tal, sin importar su origen, ideología, color, nacionalidad, idioma o cualquier otra particularidad o condición. En otras palabras, conmemoramos el principio básico que establece que los Derechos Humanos son inclaudicablemente de todos y todas.
No casualmente, este día está cargado al mismo tiempo de un significado especial para nuestro país, uno que conjuga aquella fecha de 1948 con el 10 de diciembre de 1983 en una Argentina que retornaba de a poco a la senda democrática, luego de transitar los años más oscuros de su historia.
Hace 37 años, el recientemente electo presidente Raúl Alfonsín, miembro fundador de la APDH (Asamblea permanente por los Derechos Humanos), escogió este día para el traspaso del mando. Se trató de un gesto profundamente humano y político con el que el exmandatario no solo afirmó su compromiso con los Derechos Humanos, sino que señaló la necesaria unidad entre los mismos y la democracia como condición de posibilidad para su vigencia. Es por eso que hoy también se celebra el Día de la Restauración de la Democracia.
Nos toca vivir, pues, una doble conmemoración y una muy particular, ya que está marcada por el sufrimiento que sigue cosechando la pandemia y cuyas consecuencias deberemos continuar enfrentando durante mucho tiempo.
En esa tarea, se torna necesario intentar adoptar la guía que tanto el expresidente como las organizaciones de derechos humanos señalaron (y señalan) a través del tiempo como forma de lucha: mirar hacia el pasado e interrogarlo para detectar aquello que es imprescindible que no se repita.
En un contexto atravesado por una crisis sanitaria global sin precedentes, uno de los pilares que debemos seguir sosteniendo para mejorar nuestro vínculo entre nosotros mismos y con nuestro planeta es el del reconocimiento de la “dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana” (Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos).
Así pues, en este Día de los Derechos Humanos y de la Restauración de la Democracia es imprescindible que continuemos trabajando en el desarrollo de una comunidad que se mira a sí misma a través del espíritu democrático que nutre a los derechos humanos, para que todos y todas podamos disfrutar de una vida plena y solidaria. Una vida desde la que poder aprender de esta ardua experiencia que transitamos, en aras de la construcción de un mundo mejor.
*Observatorio de DD. HH.
Subsecretaría de DD. HH. de Neuquén
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