Temor por los residuos químicos en Stefenelli 

ROCA (AR).- Los residuos de una planta de productos químicos clausurada por la Municipalidad el año pasado se encuentran a la intemperie en el fondo de la fábrica y en una chacra ubicada sobre la ruta 22 con el consiguiente riesgo para la salud de los vecinos y la posibilidad de que se contamine la napa de agua por la filtración de los desechos.

La sustancia, descripta por técnicos municipales como polisulfuro de calcio, ha causado problemas respiratorios en vecinos de Stefenelli y tiene preocupados tanto al Municipio como al DPA. Por este motivo se intimó al dueño de las dos propiedades a sanear los suelos afectados y confinar los desechos a un lugar que no represente peligrosidad para las personas, pero hasta ahora no tomó ninguna medida para tratar los residuos.

Matilde Ayuso, dueña de un lote que da al fondo de la planta de productos químicos habla como si estuviese congestionada. Aclara que la causa de su problema respiratorio, y del que padece toda su familia, serían los residuos que están a cielo abierto casi pegados a su casa.

Los restos químicos son una especie de polvo blanco que cuando entra en contacto con el agua forman una solución ácida y pastosa. En la Municipalidad se informó que esta sustancia sería ácido sulfúrico, pero aún no está claro qué condiciones tienen los residuos. Para analizar los desechos se enviaron muestras al Centro Atómico de Bariloche y esperan resultados.

Ayer la Municipalidad, a través de la Dirección de Medio Ambiente que dirige Nora Medhi, envió una intimación al Banco Nación para que inicie los trabajos de tratamiento de los residuos. La entidad bancaria es la que llevó adelante la liquidación del Banco Santurce, propietarios originarios de la chacra que se encuentra sobre la ruta. Por lo que se pudo averiguar ese sector sería de Regino Fabi, persona que estaría en litigio con el Banco Nación por la propiedad en cuestión, y que por estos días no se encuentra en Roca. Por otra parte, la carta documento que envió el DPA no acusó recepción, y por tratarse de una chacra privada no se pueden iniciar acciones de limpieza.

Ante el mismo obstáculo se encuentra la jueza de faltas Miriam Assef, que adelantó que cuando se termine con los trámites que están en marcha elevará el expediente a la Justicia Federal.

La fabrica, dedicada hasta su clausura a la manufactura y comercialización de productos químicos derivados del azufre y sulfuros, fue siempre motivo de protesta de los vecinos del barrio.

El año pasado se realizaron inspecciones a cargo de la jueza de faltas y de Patricia Reyes, del Area de Control de Calidad y Protección de los Recursos Hídricos del DPA, para constatar la presencia de los montículos de polisulfuro de calcio tanto en la planta que funcionaba en Stefenelli como en la chacra señalada.

La magistrada informó que en primera instancia no se habían detectado irregularidades, pero después de charlar con varios vecinos de la planta en visitas posteriores descubrió los depósitos a cielo abierto de residuos químicos, ubicados detrás de una columna de tambores.

En octubre, se dispuso la clausura de la planta. El 6 de noviembre un incendio redujo a cenizas gran parte del edificio. Desde ese momento se le insistió a Fabi para que los residuos sean tratados y se saneen las tierras y hasta ahora no respondió.  

Dos historias similares

La fábrica de productos químicos de Stefenelli tuvo mientras funcionó una conflictiva relación con los vecinos del barrio de Roca.

Siempre se cuestionó su funcionamiento en pleno centro de una zona habitada. Más teniendo en cuenta los productos químicos que fabricaba. Los restos que se observan en el fondo de la planta y en la chacra ubicada sobre la ruta 22 son de polisulfuro de calcio. Una sustancia que se utiliza para el tratamiento de suelos alcalinos y en la producción de plaguicidas. Lo que todavía no se constató es si estas sustancias son restos del proceso de fabricación o la sustancia en sí.

El hecho recuerda otra historia similar ocurrida en 1997 con una curtiembre que funcionaba en el barrio Islas Malvinas, más conocida como la laguna «contaminante». Los desechos de la fabrica formaron un depósito de agua maloliente en el que se detectó la presencia de metales pesados y cromo.

La curtiembre nunca funcionó con autorización y después de que dejara de trabajar, los vecinos debieron sufrir como consecuencia de los residuos arrojados, los mosquitos y lauchas. Finalmente la laguna contaminante fue trasladada. Un final que hasta ahora no tienen los restos de la planta de polisulfuro de calcio de Stefenelli. (AR)

Problemas de salud

Matilde Ayuso es una de las vecinas que viven en uno de los lotes lindantes con la fábrica de químicos. La mujer asegura que tanto ella como el resto de sus familiares tienen problemas respiratorios desde hace tiempo. «Yo vivo con pastillas porque tengo una infección en la garganta», afirma.

Señala además que la doctora que la atendió le explicó que la proximidad de los residuos podría ser el origen de sus problemas.

En el fondo de su casa y sólo dividido por un precario alambrado está la parte posterior de la fábrica. Un gran montículo de una sustancia blanca está sobre el límite de los dos terrenos. La mujer levantó una especie de terraplén para que la solución que se forma cuando llueve no ingrese en el fondo de su terreno. «Cuando llueve el olor nos mata», dice Ayuso.

Según los vecinos un niño de otra casa en una ocasión ingirió la sustancia y debió ser hospitalizado. El problema no pasa por lo que la planta fabricaba sino porque los residuos se encuentran arrojados a cielo abierto. (AR)