El amor y el odio de Marlon

La relación entre Tarita y Marlon Brando fue, como es de suponerse, tormentosa. El genio actoral era, en palabras de la bella mujer, "posesivo, enfermizamente celoso, egocéntrico y también violento". Su libro acerca de este vínculo profundo que duró 43 años y del cual nacieron Teihotu y Cheyenne, está retratado en el libro "Marlon, mon amour, ma déchirure".

PARíS (DPA) – El idilio en el Pacífico meridional entre la bella Tarita y el astro de Hollywood Marlon Brando era engañoso. «Lo amaba, pero también le temía», dice la tahitiana sobre sus 43 años de matrimonio con el mujeriego empedernido.

Tarita, una simple hija de pescadores de Bora-Bora, pasó con Brando los mejores y los peores momentos de su vida. «Era posesivo, enfermizamente celoso, egocéntrico y también violento», dijo la mujer de ahora 65 años en la televisión francesa sobre la publicación en Francia de sus memorias: «Marlon, mon amour, ma déchirure».

Brando, inolvidable por su trabajo en la gran pantalla, era difícil, malhumorado, colérico e incluso cruel desde el punto de vista de su mujer. Una vez la golpeó con un cinturón hasta hacerla sangrar e incluso amenazó con matarla. Cuando ella estaba embarazada de su primer hijo, Teihotu, le recomendó que abortara. Eso afectó profundamente a Tarita. «Amaba a sus hijos, pero al mismo tiempo los rechazaba cuando ellos lo necesitaban», dijo.

La trágica muerte de su hija Cheyenne, que se quitó la vida en 1995 en la casa de su madre en Papeete, «nos unió nuevamente», escribe Tarita en sus memorias. En diciembre del 2003, aproximadamente medio año antes de la muerte de Brando, «celebramos Navidad juntos. Fue la primera vez en 43 años de matrimonio».

Durante mucho tiempo, Tarita resistió los intentos de seducción de Brando. Cuando la joven de 19 años conoció al héroe del cine en el rodaje de «Rebelión a bordo», en 1960, ella no sintió nada. «Para mí el papel sólo significaba trabajo muy bien remunerado». Marlon le daba miedo y rechazaba tajantemente sus intentos de acercamiento. «Dormimos tres meses en una cama sin que me tocara», relató. «Yo me dejaba puesto mi vestido y él lo entendía».

Tras un breve tiempo de gran amor, siguieron muchas decepciones. El eterno seductor no dejaba de acumular conquistas. «Lógicamente estaba celosa, pero Marlon se reía y se burlaba de mí», dijo. «Tengo mi orgullo y por eso no dejaba que se notara nada, pero interiormente hervía de rabia».

Poco después del nacimiento de su hijo Teihotu, en los años 60, Marlon le dijo que no quería tener más relaciones sexuales con ella. «Pensé que era una broma, pero lo dijo en serio». Por eso Cheyenne, nacida en 1970, fue concebida por inseminación artificial.

Tarita, que sigue siendo una mujer bella, elegante, con una sonrisa triste, vive en un bungalow decorado con buen gusto en Papeete. Al fondo de un jardín lleno de flores, hay una casa similar, en la que Marlon Brando pasaba varias semanas al año. «El decía: 'Aquí estoy en casa. Aquí vengo cuando quiero' «.

Los recuerdos de Tarita Teriipaia fueron publicados por la editorial XO Editions.

Petra Klingbeil


PARíS (DPA) - El idilio en el Pacífico meridional entre la bella Tarita y el astro de Hollywood Marlon Brando era engañoso. "Lo amaba, pero también le temía", dice la tahitiana sobre sus 43 años de matrimonio con el mujeriego empedernido.

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