Agua en bidones para los neuquinos

NEUQUEN (AN).- Por la rotura de un caño que tiene más de 40 años y que afecta el normal suministro de agua a vecinos de 36 manzanas del centro de esta ciudad, el EPAS comenzó ayer a repartir bidones para pagar sus culpas.

Desde el viernes último, los vecinos que viven en la zona comprendida entre las calles Islas Malvinas, Ministro González, Entre Ríos y La Rioja sufren las consecuencias de un desperfecto en un caño tan antiguo que ni siquiera estaba registrado en los planos.

Las quejas fueron en aumento y por ese motivo ayer la empresa provincial que distribuye el servicio tomó la determinación de comprar, en principio, 50 bidones de agua y utilizar los camiones del EPAS para llenar los tanques vacíos de las viviendas afectadas.

Defensa Civil, la municipalidad y el EPAS se juntaron para no provocar más bronca entre los vecinos. Es una forma de «paliar» el problema pero «no hablamos de solución porque solucionarlo nos va a llevar más de 72 horas», explicó el titular del EPAS, Marcelo Lazcano.

«La otra solución sería comprar la casa, tirarla abajo y trabajar tranquilos en el sector», dijo con un toque de humor. Luego se corrigió y dijo que sería «ilógica» tal alternativa.

El caño, que pasa por debajo de dos casas, inundó la vivienda de los Olguín. Esta familia tuvo que abandonar su hogar e instalarse en un hotel que paga el EPAS. Pero además en su casa sufrieron daños la heladera, la computadora, el microondas y hasta sus muebles.

«Ahora estamos viviendo en un hotel, que nos paga el EPAS para poder descansar tranquilos», contó Harold Olguín, el hombre que tuvo que mudar a su familia antes de que «el agua le llegara al cuello».

Los evacuados aseguran no querer beneficios extras de esta situación. «Lo único que queremos es que todo vuelva a ser como antes», aseguró Olguín, quien también es el dueño del locutorio que hace cinco días está cerrado por «inundación», como dice el cartel que de puño y letra escribió.

Olguín también reclama al EPAS que se haga cargo del lucro cesante.

Los problemas de Olguín y de tantos otros vecinos no parecen sencillos de solucionar. En el intento por reparar el caño, los técnicos del EPAS hallaron dos sorpresas: el caño no está registrado en ninguna parte y tiene encima otro conducto del sistema de cloacas.

Ahora «el caño está taponado y la idea es desviarlo para que en vez de pasar por las casas, pase por debajo de la calle Mendoza», graficó el presidente del EPAS.

A las curiosidades de esta increíble historia se suma la mala suerte. Ayer, los técnicos del EPAS buscaron un tapón especial que se alquila para cubrir el agujero que tienen los Olguín en el patio de su vivienda pero no tuvieron suerte: no lo encontraron.

Un pozo de más de dos metros de profundidad permanece como recuerdo de este maldito caño que les complicó la vida, como a otros miles de clientes que por el mismo motivo tienen que andar buscando una ducha ajena para poder bañarse.