La cumbre del G8 enfrentará a Blair y Bush

Inglaterra apunta

LONDRES (DPA).- Gran Bretaña presenta a los líderes de los países más desarrollados del mundo un ambicioso desafío al colocar al frente de la agenda de la próxima cumbre del G8, que se realizará del 6 al 8 de julio en Escocia, la lucha contra la pobreza y el cambio climático.

El próximo encuentro de los países más poderosos del planeta se producirá con los ecos musicales del multitudinario «8 Live» como fondo. Los conciertos se realizaron ayer en otras tantas ciudades, con el objetivo de reclamar más ayuda contra la pobreza en los países de Africa (ver más información en la página 38).

El histórico acuerdo logrado el 11 de junio pasado en Londres por los ministros de Finanzas del G8, cuando decidieron condonar el cien por ciento de la deuda contraída con los miembros del grupo por los países más pobres del planeta, alentó las esperanzas de los anfitriones británicos de llevar a buen término el debate entre los líderes mundiales.

El G8 está conformado por Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Estados Unidos y Rusia.

El primer ministro Tony Blair considera el encuentro en las Tierras Altas escocesas como la culminación de su carrera política, en particular en lo que respecta a su proyección internacional.

Dañado en su imagen por su participación junto a Estados Unidos en la guerra de Irak, quiere pasar a la historia como el líder británico que ha demostrado visión de futuro, humanidad y compasión en la lucha por vencer los mayores desafíos que enfrenta el mundo moderno. «La cumbre es nuestra oportunidad en este momento de la historia de marcar una diferencia y ayudar a la lucha de los países del Tercer Mundo», dijo el secretario de Desarrollo Internacional británico Hilary Benn.

El gobierno británico quis testimoniar a la vez la creciente importancia política que otorga a las potencias económicas emergentes, invitando a la cumbre al presidente chino, Hu Jintao, así como al primer ministro indio, Manmohan Singh, y al presidente mexicano, Vicente Fox. Los británicos esperan que la presencia de los países emergentes con un alto potencial de polución contribuya a persuadir al presidente estadounidense, George W. Bush, de la necesidad de adoptar medidas de amplio rango para contrarrestar el cambio climático. Existen sin embargo señales claras de que británicos y estadounidenses siguen cursos de acción opuestos en estas cuestiones.

El ministro de Finanzas británico, Gordon Brown, dio a entender que, tras el acuerdo para la condonación de deuda de las naciones más pobres, su país aspira a duplicar la ayuda a Africa.

Para ilustrar este punto, Brown explicó que el financiamiento actual alcanza a 20 dólares por persona en Africa, lo que es significativamente menor que los 30 dólares per capita disponibles hace dos décadas. Pero Estados Unidos ha echado agua fría sobre la propuesta de Brown de obtener esta duplicación de recursos mediante la emisión de bonos de un Fondo Financiero Internacional (IFF, por sus siglas en inglés). (DPA)

La reunión ya tiene un aguafiestas

Al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, parece que le importa poco hacer el papel de malo. En la cumbre del G-8, en el lujoso hotel escocés Gleneagles, podría volver a ser ése el caso.

Aunque el texano, consciente de su poder, quiere ayudar a Africa al igual que los otros jefes de Estado y de Gobierno de las naciones más industrializadas del mundo más Rusia, nadie pone unas condiciones tan duras como el presidente de Estados Unidos.

Incluso líderes de su propio partido, el Republicano, y jefes de grandes multinacionales estadounidenses le presionan para que actúe con mayor firmeza contra el calentamiento del planeta. Pero antes de que comience la cumbre, que tendrá lugar del 6 al 8 de julio, la Casa Blanca ya ha endurecido las condiciones para aprobar la resolución medioambiental prevista.

Las ocho naciones que componen este selecto club tomarán la «histórica decisión» -según la ha calificado el ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel- de condonar la deuda a las 18 naciones más pobres del planeta. Ello parece que puede dar un nuevo impulso de cara a un futuro mejor de Africa.

Pero en Washington sigue instalado el escepticismo acerca de que, sin un Estado de derecho y sin reformas radicales, en muchos países los perdedores seguirán siendo los pobres. Asimismo, Estados Unidos considera que existen numerosos obstáculos antes de que se elimine definitivamente la deuda de todos los países. Además, se niega -pese al deseo de su anfitrión, Tony Blair- a aumentar considerablemente la ayuda a Africa. Especialmente en lo que más le preocupa a Blair, Bush ya sabe que va a ser el aguafiestas antes de que comience la cumbre.

Aunque el capítulo del medio ambiente desempeñará un papel relevante, tal como Blair ha programado, la declaración final que se ha preparado ha sido suavizada (según medios estadounidenses) para adaptarla a la visión de Washington. Así, se han eliminado las advertencias de las consecuencias ecológicas y económicas del cambio climático.

A su vez, falta una declaración explícita sobre la relación entre los gases de efecto invernadero y el calentamiento global, así como el aviso de las amenazas de sequía e inundaciones. El Protocolo de Kyoto ya ha dejado de ser un tema para Bush, pese a que ningún país emite tanto dióxido de carbono (CO2) como Estados Unidos. «El gobierno sigue una peligrosa política esconder la cabeza bajo tierra», afirma el senador demócrata John Kerry. El «New York Times» apunta que el propio Bush sencillamente hace caso omiso hasta del informe medioambiental de su gobierno. (DPA)


LONDRES (DPA).- Gran Bretaña presenta a los líderes de los países más desarrollados del mundo un ambicioso desafío al colocar al frente de la agenda de la próxima cumbre del G8, que se realizará del 6 al 8 de julio en Escocia, la lucha contra la pobreza y el cambio climático.

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