El arte para aflojar tensiones en los trabajadores de salud

El López Lima de Roca puso en marcha un espacio de contención para sus trabajadores.

Agotados por la exigencia del servicio, el miedo y la incertidumbre por la pandemia, los profesionales del hospital Francisco López Lima realizan encuentros semanales donde interviene el arte y el trabajo grupal para mejorar sus estados psicológicos y emocionales.

El personal que está al frente de la pandemia desde hace más de ocho meses sufre cansancio emocional y padece otras dificultades que repercuten en su desempeño diario.

Transitar jornadas laborales interminables, atender a un elevado número de pacientes y tener poca vida social por miedo a contagiarse o a contagiar han perfilado las consecuencias psicológicas que afectan su bienestar general.

Ante esa situación surgió “Una pausa para cuidarnos”, una propuesta que tomó forma luego de una sugerencia de la directora del hospital, Ana Senesi, para acompañar y cuidar a los que cuidan.

El Servicio de Salud Mental y Trabajo Social del nosocomio delinearon la iniciativa junto al Ministerio de Salud de la Nación. El equipo de trabajo está integrado por las licenciadas en psicología Sandra Suculini, Laura Cordero, Alicia Oliva, Mónica Millán, Belén Luengo; Jorge Frossio, trabajador social; y Jonathan Fernández, operador en salud mental.

“Se pensó desde el inicio como una actividad disruptiva, de distensión, como intervalo de las actividades habituales”, explicó Suculini.

La convocatoria se realizó en una primera etapa por la plataforma Zoom ya que no podían reunirse grupalmente en un consultorio.

Entablar el vínculo por medio de una pantalla no fue sencillo, pero sí de manera presencial. Desde octubre los encuentros de hora y media se realizan todos los miércoles, en horario de mañana y tarde. La actividad se desarrolla en el “Patio de Gineco”, espacio que se sostiene con el cuidado de los trabajadores hospitalarios.

“Una pausa para cuidarnos” tiene la finalidad de poder concretar un encuentro con el otro en un espacio distinto, permitiendo una desconexión con la rutina para recuperar energías. El break se realiza con la participación solidaria de músicos de la zona que realizan sus intervenciones manteniendo el distanciamiento social.

“Todos ponen su granito de arena para que esto se haga posible. El sector de Cocina hace el café, el área de administración financia los insumos para compartir, el área de mantenimiento pone las mesas para realizar las jornadas”, indicó Suculini.

La actividad tiene a disposición un rotafolio que se expone y rellena a medida que se va desarrollando cada encuentro. El mismo permite recoger las expresiones de los trabajadores sobre lo que sienten y necesitan, y este insumo sirve para actividades posteriores.

Sacar afuera. Un rotafolio concentra expresiones de los agentes.

“Las frases que se repiten tienen que ver con el agradecimiento por el espacio para la pausa, que es un mimo que les hace bien. Y por otro lado el agotamiento, saturación, tristeza, cansancio y angustia”, comentó Mónica Millán.

El trabajo con las habilidades emocionales y resiliencia abrió la posibilidad de acompañarse con apoyo y contención. Así, médicos, enfermeros, cocineros, personal de mantenimiento, área de rayos, mucamas y servicios generales participan de las dinámicas grupales para atenuar las presiones y trabajar en la adaptación al contexto laboral y sus exigencias.

“La salud mental pensada desde una concepción de salud integral, se ve afectada pero no necesariamente como una patología sino como reacciones esperables en este contexto complejo”, concluyó Laura Cordero.


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