El cáncer de piel es el que más creció en los años últimos

Los casos se triplicaron en 15 años. La causa es el exceso de radiación solar.

El cáncer de piel parece avanzar desbocado y se muestra resistente a las acciones preventivas que en otros tumores están provocando un retroceso de la mortalidad en los países desarrollados.

La moda del bronceado que se generalizó en los años setenta es la principal responsable de que en los últimos 15 años el melanoma, el más grave de todos los tumores cutáneos, se haya convertido en el cáncer que más crece.

En este período de tiempo, la incidencia del melanoma se ha triplicado en los países avanzados y, como indica un especialista, su línea asciende tanto que se sale, literalmente, de las gráficas sobre evolución del cáncer.

Aunque el abuso de la exposición a las radiaciones del sol constituyen el factor desencadenante del cáncer de piel, no hay que olvidar el factor genético, que predispone a determinadas personas a sufrir un melanoma. El melanoma es un tumor poligénico, en el que están implicados más de 30 genes alterados. Por el momento, se han identificado algunos localizados en los cromosomas 1, 6, 9 y 11, de los que los más importantes son el p16 y el p21, que se encuentran en el cromosoma 9.

Los dermatólogos aconsejan que se tome sol con moderación y protección. Sostienen que es una realidad que desde que se impuso la moda del bronceado, el cáncer de piel se ha disparado.

Los especialistas disponen de aparatos que permiten observar de forma incruenta los lunares y que en un gran número de casos tiene un valor predictivo similar al de una biopsia. Aclaran que un diagnóstico de melanoma no es una condena a muerte, sobre todo cuando se detecta en los primeros estadios.

Se puede hablar de curación prácticamente total a los cinco años cuando el crecimiento del tumor en vertical y hacia dentro no supera los 0,7 milímetros. Sin embargo, en este período la supervivencia desciende al 65%-70% cuando el crecimiento se sitúa entre 0,7 y 1,5 milímetros; entre 1,5 y 3 milímetros baja al 50-65%, y si supera los 3 milímetros, no llega al 20-30%.

El haber padecido antes un melanoma, tener antecedentes familiares de cáncer de piel, contar más de cien lunares en el cuerpo, haber sufrido más de dos quemaduras solares con ampollas antes de los 18 años y tener la piel, los ojos y el cabellos claros, incrementan el riesgo de cáncer de piel.

A juicio de los especialistas, no hay que obsesionarse con el aspecto que presenten los lunares o manchas de la piel, pero es conveniente consultar al médico cuando cambian de tamaño y color, cuando los bordes son irregulares y cuando sangran. Las lesiones precancerosas, de color marrón grisáceo y superficie rugosa, se suelen presentar en la cara y en el reverso de las manos. Por su alto riesgo de evolucionar hacia un cáncer deben ser extirpadas precozmente. Los dos grandes tipos de cáncer de piel son el melanoma (el más grave) y el epitelioma, explica Carlos Guillén, jefe del servicio de Dermatología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO).

Todos los expertos están de acuerdo en que a la hora de tomar el sol se debe tener en cuenta el fototipo (los fototipos I y II suelen ser los que se queman y difícilmente se broncean).

Las personas con piel muy blanca, ojos claros y pelo rubio son más vulnerables. A medida que estos órganos o rasgos se van oscureciendo existe una mayor protección natural frente al sol, como son los fototipos III y IV (castaños oscuros y morenos).

Los niños son especialmente sensibles a los efectos dañinos de las radiaciones solares, por lo que su protección debe extremarse. La infancia y la adolescencia son períodos en los que las radiaciones del sol pueden poner en marcha alteraciones mutantes en los melanocitos, que son las células pigmentadas de la piel, aunque el tumor aparezca a edades posteriores. Se debe tener muy en cuenta es el tiempo de exposición: conviene empezar por diez minutos el primer día, período que se irá ampliando progresiva y lentamente. Tampoco hay que olvidar las horas de permanencia al sol: las más perjudiciales son las comprendidas entre las 11 de la mañana y las 2 de la tarde (hora solar). (Fuente: Diario «El País»)

Representa uno de cada tres tumores

Uno de cada tres tumores malignos es un cáncer de piel, cuyo tratamiento siempre es la eliminación de la lesión cutánea. Las diferentes alternativas terapéuticas tienden a procedimientos cada vez vez menos agresivos y más conservadores. El melanoma, el más grave de los cánceres cutáneos, es un tumor de las células pigmentarias de la piel en el que intervienen factores genéticos (40%) y una excesiva exposición al sol (60%).

La extirpación quirúrgica del melanoma ha sido el tratamiento más común, aunque suele ser muy mutilante. Esta situación ha cambiado gracias a un nuevo método, la biopsia del ganglio centinela, que evita la cirugía agresiva en el 85% de los pacientes. Carlos Guillén, jefe de Dermatología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), explica que esta técnica permite detectar el primer ganglio que drena el tumor. «Si el ganglio centinela no está afectado, la cirugía es mucho más conservadora», aclara Guillén. En caso de que esté afectado y que pueda haber metástasis, es necesario practicar una intervención más agresiva y radical. Para aumentar las posibilidades de supervivencia y reducir el riesgo de recidivas, se administra inmunoterapia con interferón alfa 2b, que refuerza las defensas naturales del organismo ante la enfermedad. («El País»)


El cáncer de piel parece avanzar desbocado y se muestra resistente a las acciones preventivas que en otros tumores están provocando un retroceso de la mortalidad en los países desarrollados.

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