El policía de Plottier modificó su versión
Está detenido por matar a un hombre por la espalda. Ayer se hizo la reconstrucción del hecho. El acusado se ubicó más lejos de la víctima. Y reiteró que le pareció verle un arma en la mano. Ayer dijo “pensé que me iba a disparar”. Se negó a responder preguntas de la fiscalía. En los próximos días se deberá resolver si le dictan prisión preventiva o lo liberan.
NEUQUEN (AN)- El policía de Plottier acusado de matar por la espalda a un hombre modificó su versión de los hechos ayer, durante la reconstrucción del crimen: aumentó la distancia a la que estaba la víctima y cambió su posición. En cambio, reiteró que le vio un arma en la mano y pronunció una frase que su defensor anotó cuidadosamente: «pensé que me iba a disparar».
La reconstrucción fue realizada ayer al mediodía por disposición del juez Marcelo Benavides en la zona de chacras donde ocurrió el hecho, bajo un sol impiadoso que hizo trepar el termómetro hasta más allá de los 35 grados.
Lo que se reconstruyó fue la versión del crimen según el policía, quien además se negó a responder preguntas de la fiscalía. Hay testigos que vieron el asesinato, pero no se los convocó para la diligencia.
El acusado es Luis Bautista Alarcón, un agente del nuevo cuadro con escasa antigüedad en la policía. Está detenido pero aún sin prisión preventiva.
La víctima fue Mario González, de 27 años, quien recibió un balazo que le ingresó por la nalga y le salió por el abdomen con tan mala fortuna que le seccionó la aorta, por lo que murió antes de recibir asistencia.
El crimen ocurrió el 26 de noviembre pasado al mediodía, y está encadenado con el robo de una bicicleta. La mañana de ese día un chico denunció que le habían sustraído el rodado, y describió al presunto autor por el color de la ropa.
Alarcón era el chofer de un patrullero, y lo acompañaba un oficial. Estaban recorriendo la zona de chacras al este de Plottier cuando escucharon por la frecuencia policial la denuncia del robo y las características del autor.
Minutos después se toparon con tres personas en bicicleta, y una de ellas respondía a la descripción del buscado. Se trataba de González, a quien acompañaban su hijo de siete años y su sobrino de 17.
Cuando vieron al patrullero dejaron tiradas las bicicletas y escaparon corriendo. Quizá González huyó porque tenía pedido de captura, ya que cumplía una condena por homicidio, gozaba de salidas transitorias y en una de esas no regresó.
De todos modos, a pesar de que no sabía si era el autor del robo y de que ya había recuperado la bicicleta, Alarcó se lanzó a perseguirlo.
Ayer, ese momento clave del caso fue reconstruido. De la diligencia participaron la fiscal de Homicidios, Sandra González Taboada, y el defensor de Alarcón, Marcelo Inaudi, además de una gran cantidad de funcionarios judiciales y de policías.
Alarcón, un joven de anteojos, vestía un jean y calzaba un chaleco antibalas. En el lugar no se vio a familiares de la víctima ni a organismos de derechos humanos que la noche anterior se manifestaron frente a la comisaría.
Tres personas hicieron las veces de las víctimas, y se ubicaron junto a una alameda en el sector que indicó Alarcón. De acuerdo con su versión, les gritó varias veces «alto policía» y efectuó un disparo al piso sin que le hicieran caso. El oficial que lo acompañaba también disparó, supuestamente al aire.
En determinado momento, los tres se metieron entre los álamos y saltaron un pequeño canal de riego. Justo ahí los alcanzó Alarcón. De acuerdo con su relato, vio un arma en la mano de González quien estaba a medias caído, tratando de superar el curso de agua.
«Cuando le vi el cañón del arma pensé que me iba a disparar», relató Alarcón. El defensor Inaudi pidió que la frase quedara textual en el acta.
En definitiva el que disparó fue Alarcón. Los expertos d Criminalística midieron ayer la distancia que había entre el policía y su víctima: 8,40 metros. Pero una fuente judicial reveló que en el expediente hay constancias de que en realidad fue a 3 o 4 metros como máximo.
Herido, González corrió un poco y cayó en otro canal paralelo por el que corrían 5 centímetros de agua. Alarcón dijo que lo tomó del pelo e iba a esposarlo cuando descubrió que tenía sangre. «Me diste, llamá a la ambulancia», le pidió la víctima. Minutos después murió, delante de su sobrino y de su hijo.
Dos días después del hecho, a 4,70 metros del cuerpo, apareció una pistola calibre 22. Los familiares de González dicen que a plantó la Policía para beneficiar a Alarcón.
Notas asociadas: Apedrearon la comisaría Crisis en el Servicio de Asistencia Ciudadana
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