BERTOLT BRECHTFascinado por la inestabilidad de la naturaleza humana
ambia el mundo. Lo necesita». El imperativo de Bertolt Brecht no ha perdido actualidad 50 años después de la muerte del dramaturgo alemán. En tiempos de desempleo y un empobrecimiento cada vez mayor de grupos demográficos enteros, las obras del poeta revolucionario social están de nuevo altamente cotizadas.
Según las estadísticas, Brecht es después de Shakespeare y los hermanos Grimm el autor más interpretado en los teatros de habla alemana.
Junto a la obra anticapitalista «La ópera de tres centavos», «Madre Coraje y sus hijos», acerca de la guerra, es la favorita del público.
«El Brecht político está subiendo como la espuma», dice Claus Peymann, director del Berliner Ensemble, el teatro fundado en 1949 por Brecht y su mujer Helene Weigel.
Brecht, nacido en Augsburgo, en el sudoeste de Alemania, murió el 14 de agosto de 1956 a la edad de 58 años en Berlín Este. Tras su regreso del exilio estadounidense, Brecht se decidió por la República Democrática Alemana (RDA) como su nuevo hogar.
El Estado socialista no recibió a Brecht -quien nunca fue miembro del Partido Comunista- en los primeros años en ningún caso con los brazos abiertos. A los líderes de la RDA les gustaba citar a Brecht diciendo que él mismo comenzó a entender sus propias obras recién después de haber leído «El Capital», de Karl Marx.
Brecht, hijo del director de
una fábrica de papel, estudió medicina y literatura. A lo largo de toda su vida de inconformista, escribió 48 obras de teatro, 2.334 poesías y numerosas obras de prosa.
El Berliner Ensemble empezó a funcionar primero como institución visitante en el Teatro Alemán de Berlín, en el que Brecht puso por obra su idea de crear un teatro socialista que enseñe y divierta al mismo tiempo. En 1954 el Berliner Ensemble se mudó a pocos cientos de metros de distancia, al edificio junto al río Spree en el que reside todavía hoy.
Brecht es considerado el fundador del llamado teatro épico en el que el espectador toma una postura crítica-observadora frente a la acción en el escenario gracias a instrumentos del denominado distanciamiento, como que el actor abandone su papel para dirigirse al público o que se presenten canciones y carteles con texto. Con ello, se pretende enseñar que los modos de comportamiento mostrados en el escenario están condicionados socialmente y por ello se pueden cambiar.
En libros, Brecht documenta la creación de sus representaciones con fotografías, dibujos y notas de dirección, música y escenario.
Otros teatros podían tomar prestados dichos libros. Del equipo de trabajo de Brecht formaban parte, además de su segunda mujer Helene Weigel,
entre otros los escenógrafos Caspar Neher y Karl von Appen, la dramaturga Elisabeth Hauptmann, la actriz Therese Giehse, los compositores Kurt Weill y Hanns Eisler, así como los entonces novatos del teatro Peter Palitzsch, Benno Besson y Manfred Wekwerth.
Sin embargo, se quedó en un sueño el nuevo orden social por el que Brecht había apostado tanto pese a la represión violenta del levantamiento popular del 17 de junio de 1953 en la RDA. Mientras que el Berliner Ensemble era criticado a menudo en la RDA, su equipo era fuertemente aplaudido en el extranjero.
El Berliner Ensemble alcanzó fama mundial no sólo con la representación de «Madre Coraje y sus hijos» con Helene Weigel en el papel protagónico, sino también con «La resistible ascensión de Arturo Ui».
Ekkehard Schall, quien empezó a trabajar con Brecht en 1952, interpretó al mafioso Arturo Ui hasta su muerte más de 500 veces.
Hoy encarna a «Ui» Martin Wuttke, en la puesta en escena de Heiner Müller ofrecida en el Berliner Ensemble.
En el oeste de Alemania fueron boicoteadas durante un tiempo las obras de Brecht, portador el premio estatal de la RDA y del Premio Stalin de la Paz. No fue hasta después de su muerte que Brecht comenzó a ser honrado ampliamente en Alemania.
El «poeta de los trabajadores» soñó hasta el final de sus días su sueño de un mundo justo sin explotación, aunque sus enemigos aseguraran que no paraba de escribir «obras sindicalistas». Pero incluso su contraparte Thomas Mann tuvo que reconocer: «El esperpento tiene talento». Con ello se refería principalmente a la poesía y prosa de Brecht, desde «Historias del señor Küner» hasta «Elegías de Buckow». Los grandes dramas de Brecht, como «Madre Coraje y sus hijos», «El buen hombre de Sezuan» y «La vida de Galileo» fueron escritos en su tiempo en el exilio entre 1938 y 1945.
Brecht huyó de los nazis a través de Praga y Suiza primero a Dinamarca, donde tuvo su tiempo literariamente más productivo.
En 1941 llegó a Estados Unidos, donde seis años más tarde en el marco de la caza de comunistas se tuvo que responsabilizar ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas liderado por el senador Joseph MacCarthy. Poco tiempo después abandonó el país.
A Brecht le fascinaba la «inestabilidad de la naturaleza humana», una inestabilidad que pudo observar en sí mismo en su trato prácticamente explotador con mujeres como Elisabeth Hauptmann, Ruth Berlau y Margarete Steffin.
Durante mucho tiempo se discutió acerca de si Brecht fue un dramaturgo o un poeta importante.
Lo que está claro es que Brecht con sus poesías no sólo practicó agitación política, sino que también escribió una preciosa lírica amorosa.
Lo fascinante hasta hoy es que, como una especie de crítico antiglobalización de los primeros tiempos, combatió todo tipo de explotación y sobre todo siempre se pronunció claramente al respecto.
ELKE VOGEL
DPA
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