La pastelera que eligió a Cutral Co para desarrollar su arte en el gusto y el sabor
Suyai Bergantiños supo al terminar el secundario que su destino se encamina a la cocina. Al recibirse trabajó en Las Leñas, la Isla Victoria, Ushuaia y Ecuador. Pero decidió regresar a su tierra natal, donde comenzó a vender roscas de pascua. Hoy es dueña de "La Pastisserie".
Suyai Bergantiños habla con pasión sobre cómo decidió ser pastelera, pero mientras lo hace está concentrada en hacerle un corte certero a la manga que rellena con la crema y así le da paso a los “picos” perfectos que terminarán de darle el toque final a una torta. No hay nada azaroso en sus movimientos dentro de la cocina que la alberga y contiene. Es el lugar que eligió para instalarse y permanecer en su ciudad, Cutral Co.
Esta emprendedora cutralquense ahora tiene 35 años, y cuando terminó la escuela secundaria y empezó a buscar qué iba a estudiar pensó en ser sommelier. Le encomendó a su hermano, que por ese entonces vivía en Buenos Aires que buscara dónde podía formarse. Sin embargo, la visita a la sede del Instituto Argentino de Gastronomía –IAG- le hizo cambiar de idea.
“Quedé fascinada. Las instalaciones eran todas vidriadas, la pecera, parecía más un hospital que escuela de cocina”,
cuenta Suyai hoy desde su propia pastelería que logró montar en el barrio 25 de Mayo de Cutral Co y que bautizó “La Pattiserie”.
Se inscribió en la tecnicatura en Gastronomía y si bien el costo era alto, dos veces a la semana cuando debían cocinar, se podían llevar lo realizado a su casa. “Ya me manejaba con la cocina, porque mientras mamá trabajaba, yo salía de la escuela, cocinaba y después seguía con las otras actividades”, describe. Su mamá, es Isabel que forma parte de este emprendimiento porque está encargada de la atención al público.
Suyai hizo pasantías en el mismo IAG y también fue convocada desde la institución para ser asistente de clases y para dictar clases de prácticas libres. Estuvo un año trabajando allí hasta que le salió la oferta de trabajo para una pasantía en una hostería de la Isla Victoria. Su trabajo era de ayudante de cocina, hasta que de a poco, logró inmiscuirse en la pastelería. Los chefs Stefi Di Benedetto y Matías Kyriazis estaban a cargo en ese lugar.
“Stefi me enseñaba mucho, eran súperexigentes y muy serios en la cocina, pero para mí fue muy beneficioso porque compartían lo que sabían”,
recuerda.
En 2007 aceptó otra propuesta de trabajo en una casa de té en Ushuaia. Luego en el centro de esquí Las Leñas. Así hizo tres temporadas en Las Leñas y cuatro en Isla Victoria. En 2010 también tuvo la oportunidad de ir a trabajar por cinco meses a Ecuador.

De sus días de trabajo con Stefi recuerda todo: “Me encantaba. Lo que más se veía era todo postres, casi no hacíamos servicio de té. Mucha vanguardia, hay que pensar, inventar, ver maridajes. La última temporada de isla Victoria, quedé en reemplazo de los chefs junto a otro pastelero, Lucas”, dice.
En ese lugar aprendió a trabajar con una alta exigencia porque “no se puede repetir ningún plato durante la estadía de los pasajeros”. Entonces debía pensar en tres opciones de entradas, tres platos principales y tres postres, para almuerzo y cena. “Era todo bien minimalista, con porciones más chicas, con otra idea de la cocina y no estaba en auge la pastelería como hoy en día”, recuerda.
De su experiencia acumulada en cuatro años de trabajo intenso, un día dijo “basta” y resolvió volver a su Cutral Co natal. En su decisión pesó mucho que ya tenía una sobrina y se negaba a seguir viéndola solo por fotos.
“Volví volada”, dice hoy risueña porque en su mente tenía el objetivo de “en tres meses poner mi casa de té, con mini pastelería. ¿Cuánto más podré tardar pensaba?, pero me pegué con la realidad”,
cuenta.
Ahora, repasa el momento y menciona que no tenía si quiera casa propia por lo que volvió a la familiar. Pidió permiso a Isabel para instalarse en un espacio y cocinar, desde cero. Y así empezó el camino que no le fue fácil al principio, aunque con la ayuda de las redes sociales puso a la venta roscas de pascuas. Después ya vino un cumpleaños y luego una boda.
Sin parar hasta que llegó el momento de abrir el salón –con la ayuda crediticia que presentó mediante un proyecto al ENIM- que hoy tiene. Estaba previsto que lo hiciera en abril de 2020, aunque la pandemia cerró todo a fines de marzo con las restricciones plenas. En agosto de ese año y cuando ya había más permisos de circulación, se instaló en el actual espacio que integra la pastelería propia con el salón de ventas, la sala de capacitación y cocina.
Este emprendimiento, además de Suyai e Isabel, tiene dos empleadas y el hermano que se encarga de organizar administrativamente el emprendimiento.
La pasión por los lingotes y minitortas
“Jamás pensé en irme, una vez que me instalé y aunque tengo posibilidades, prefiero y elijo quedarme porque tener lo propio es único”,
sostiene contundente esta pastelera que es la primera que abrió un local en la ciudad.
Si bien desde el año pasado está en el local diseñado para la pastelería, el anterior local con venta al público funcionaba desde 2014, cuando de las redes sociales pasó a contar con un espacio.
La mayor barrera que encontró Suyai con sus productos fue el tamaño de las elaboraciones. El público es muy tradicional y entonces, tuvo un trabajo extra para explicar los beneficios de las porciones individuales para las mesas dulces en las fiestas o cumpleaños en casa. Fue un proceso que todavía continúa, aunque siempre contó con el respaldo de la clientela.
“Lo que más me encanta son los desafíos de tortas de casamiento y que te dejen crear. Algunos te piden gustos y ahí empezamos, les cuento cómo debería de ser, qué opciones y cuando me dicen que si a todo, estoy en la mía”,
describe.
Aunque su pasión pasa por la elaboración de lingotes y minitortas. “Podés crear mil cosas en una”, cuenta. De todos modos, uno de los gustos preferidos para el paladar goloso que lograron imponer son los frutos rojos.
La ventaja que dan las redes sociales, le permitió a Suyai por ejemplo, cumplir con los “desayunos” de vecinos que están radicados en el extranjero y que pueden enviar el regalo para el día de la madre o el día el padre. En esos casos, los coterráneos que están afuera tienen la prioridad en los pedidos.
No dejan afuera tampoco los regalos empresariales que preparan para esta época, llenos de sabor y color.
Suyai Bergantiños habla con pasión sobre cómo decidió ser pastelera, pero mientras lo hace está concentrada en hacerle un corte certero a la manga que rellena con la crema y así le da paso a los “picos” perfectos que terminarán de darle el toque final a una torta. No hay nada azaroso en sus movimientos dentro de la cocina que la alberga y contiene. Es el lugar que eligió para instalarse y permanecer en su ciudad, Cutral Co.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios