Leandro Giglioli vivirá una gran experiencia estudiantil en Gales

SAN MARTÍN DE LOS ANDES (ASM).- Cuando Leandro Giglioli esté con un pie en el avión, camino del país de Gales, Reino Unido de la Gran Bretaña, quizá muchos de sus compañeros de secundaria estén reunidos con la jefa del Distrito IV de Educación, para verificar si las prometidas obras de reparaciones en los colegios de la ciudad se han cumplido, luego de dos días de protestas en las calles.

En ese sentido, puede que Leandro sea un privilegiado, pero se tata de esos pocos casos en el que los privilegios son positivos. Como la discriminación, que es perversa en la mayoría de sus aplicaciones sociales, hasta que se trata, por ejemplo, de discriminar en defensa de una minoría sojuzgada. Así, este joven de 17 años y estudiante de la EPET 12, hijo de un técnico químico jubilado y de una ama de casa, se ganó a pulso el derecho a dos años de la que es considerada entre las mejores oportunidades de educación a la que puede aspirar un joven de secundaria. Pero es, a la vez, un compromiso social y ético.

En efecto, a su regreso, el país seguramente ganará un joven dispuesto a volcar su experiencia en un bachillerato internacional con orientación social y sentido comunitario, más allá de que haya asistido a las clases de encumbrados profesores de matemática y física, disciplinas que a la vez constituirán el mundo cotidiano de Leandro; aquí, en la Argentina. Pues es en su país donde piensa continuar la universidad

«Yo quiero a la Argentina. Creo en la educación pública de mi país a pesar de todas las cosas que pasan. Esta es una oportunidad única para aprender, pero quiero volcar lo aprendido aquí…», dice este muchacho de barba incipiente, que se ha ganado la beca del Colegio del Mundo Unido, una institución internacional que, entre otros, tiene por miembros honorarios a Nelson Mandela, Richard Attemborough o la Nobel italiana Rita Levi Montalcini.

Leandro estará dos años en el sitio que vio nacer la idea del bachillerato internacional: el castillo y campus donde se encuentra el Atlantic College, a 30 kilómetros de Cardiff. Sólo 2.500 jóvenes en 150 países tienen acceso, previos exámenes y tests, a las posibilidades que brinda el CMU en sus diversas sedes desperdigadas por el globo. En la Argentina hay dilatada experiencia con los bachilleratos internacionales, cuyos títulos son reconocidos por el Ministerio de Educación y permiten luego la continuidad de los estudios en el país.

Ese es el derrotero que se ha fijado Leandro. Pero por encima de los rigores del estudio, el bachiller permite realizar experiencias en acciones comunitarias, mediante proyectos que los propios estudiantes elaboran con esa finalidad. Leandro aspira a trabajar con africanos, asiáticos, nórdicos, otros latinoamericanos como él… «Es esa oportunidad de establecer lazos con otras personas y culturas, de confrontar ideas y ver cómo funcionan las cosas en los distintos países, la que seduce para luego volcar la experiencia en el país propio…».


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