Estados Unidos protege a los periodistas
Hay países que lamentablemente permiten que sus sistemas judiciales sean utilizados para demandar a los medios o a los periodistas que, en el exterior, puedan haber escrito algo que se crea ofende o –más bien– perjudica a alguno, pese a que ni los medios ni los periodistas demandados tienen residencia o domicilio en esas jurisdicciones. De alguna manera abren entonces las puertas de sus juzgados para que cualquiera (esto es, los llamados “turistas de la difamación”) inicie ante ellos demandas por difamación contra los medios o los periodistas del exterior. Esas acciones tramitan y sentencian –a veces con condenas monetarias importantes– con la total ausencia de los demandados, muchas veces ni siquiera debidamente notificados, a los que luego se trata de ejecutar económicamente en sus respectivos países. La lista de esos particulares países es, gracias a Dios, todavía bastante corta: Gran Bretaña, Brasil, Australia, Indonesia y Singapur. El Congreso norteamericano, preocupado por esta nueva circunstancia, acaba de sancionar una norma con la que se procura inmunizar a los medios y a los periodistas de ese país contra este nuevo flagelo, por entender correctamente que así se limita la libertad de expresión. El contenido de la nueva ley procura impedir que los juzgados federales norteamericanos puedan dar curso a demandas de ejecución tramposas como las descriptas más arriba. Además, trata de proteger sus respectivos bienes y activos, impidiendo que ellos sean embargados o inmovilizados para tratar de cobrar las condenas por daños y perjuicios obtenidas –sin posibilidad de defensa– en el exterior. La posición del Congreso de Estados Unidos es para aplaudir, ciertamente, y nos obliga a todos a estar alertas desde que perseguir a los medios y a los periodistas parece haberse vuelto una suerte de enfermedad contagiosa. En rigor, casi una epidemia en muchas partes de nuestra América Latina, incluyendo a la Argentina, en la que la libertad de prensa está siendo atacada, cercenando la libertad de opinión. (*) Ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
Emilio J. Cárdenas (*)
Hay países que lamentablemente permiten que sus sistemas judiciales sean utilizados para demandar a los medios o a los periodistas que, en el exterior, puedan haber escrito algo que se crea ofende o –más bien– perjudica a alguno, pese a que ni los medios ni los periodistas demandados tienen residencia o domicilio en esas jurisdicciones. De alguna manera abren entonces las puertas de sus juzgados para que cualquiera (esto es, los llamados “turistas de la difamación”) inicie ante ellos demandas por difamación contra los medios o los periodistas del exterior. Esas acciones tramitan y sentencian –a veces con condenas monetarias importantes– con la total ausencia de los demandados, muchas veces ni siquiera debidamente notificados, a los que luego se trata de ejecutar económicamente en sus respectivos países. La lista de esos particulares países es, gracias a Dios, todavía bastante corta: Gran Bretaña, Brasil, Australia, Indonesia y Singapur. El Congreso norteamericano, preocupado por esta nueva circunstancia, acaba de sancionar una norma con la que se procura inmunizar a los medios y a los periodistas de ese país contra este nuevo flagelo, por entender correctamente que así se limita la libertad de expresión. El contenido de la nueva ley procura impedir que los juzgados federales norteamericanos puedan dar curso a demandas de ejecución tramposas como las descriptas más arriba. Además, trata de proteger sus respectivos bienes y activos, impidiendo que ellos sean embargados o inmovilizados para tratar de cobrar las condenas por daños y perjuicios obtenidas –sin posibilidad de defensa– en el exterior. La posición del Congreso de Estados Unidos es para aplaudir, ciertamente, y nos obliga a todos a estar alertas desde que perseguir a los medios y a los periodistas parece haberse vuelto una suerte de enfermedad contagiosa. En rigor, casi una epidemia en muchas partes de nuestra América Latina, incluyendo a la Argentina, en la que la libertad de prensa está siendo atacada, cercenando la libertad de opinión. (*) Ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
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