Doblando el codo

Por Arnaldo Paganetti

El objetivo de (Fernando) De la Rúa, es superar el 45% y ganar de un saque», proclama en la municipalidad porteña Darío Lopérfido, eje mediático de la campaña de la Alianza opositora.

«(Eduardo) Duhalde reconoce que está abajo en las encuestas y su meta es evitar que el radicalismo alcance los 45 puntos.

Los asesores brasileños le aconsejaron mayor agresividad y hasta ensuciar la campaña para que disminuya la intención de voto de su rival y llegar a la ansiada segunda vuelta».

El comentario es de Julio Aurelio, el sociólogo que trabaja para el peronismo y que la semana pasada anunció el crecimiento del candidato del PJ a casi el 35%.

Los aspirantes a suceder al presidente Carlos Menem están doblando el codo y se disponen a entrar en la recta final. Sus campañas están dirigidas por profesionales. Pero mientras De la Rúa exhibe una conducción monolítica, Duhalde está a los saltos y dispara como quien arroja proyectiles a un blanco móvil, buscando un acierto salvador.

Radicales y frepasistas – estos más bien callados -, se encolumnaron detrás del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En cambio, la estructura del movimiento justicialista, no se entusiasma con alinearse y evitar una derrota aplastante el 24 de octubre, porque está latente el pleito irresuelto por el liderazgo entre Duhalde y Menem, dos que se muestran juntos pero se recelan sin límites.

Duhalde ha tomado conciencia que no tracciona tantas voluntades en el interior del país y sigue sospechando de los dobles discursos de su compañero presidente. Sabe, por ejemplo, que así como le dicen en público «bajate» al candidato a gobernador bonaerense Luis Patti, en forma privada los menemistas le ordenan: «no te bajes».

Por más aciertos que tenga el publicista Duda Mendonça, nada se puede hacer contra circunstancias objetivas que perjudican al postulante del PJ. Uno de los temas sensitivos, el de la seguridad, lo volvió a mostrar errático. Tuvo que echar a un flamante funcionario, Héctor Lufrano, porqué se comprobó que hasta hace muy poco fue abogado del jefe de una superbanda.

Como contrapeso, Duhalde denunció que De la Rúa se rodea de gente que no es honesta, mientras sus colaboradores iniciaron una campaña para recordar los vínculos entre el radical y el suicidado empresario Alfredo Yabrán. En esos trascendidos para ensuciar por doquier, también se asocia al entorno yabranista con el ex subcomisario Patti.

Los radicales prefieren no hacer olas, pero están dispuestos a sacar a la luz que Mendonça no trabaja en Brasil porque tiene causas judiciales en su contra.

No ayuda tampoco al despliegue de Duhalde, la crisis argentino-paraguaya por la decisión del gobierno de Menem de dar asilo, contra viento y marea, al general golpista Lino Oviedo. Este hecho enturbió la puja, y Menem aprovechó para volver a ocupar el centro de la escena. De paso, despotricó contra la Alianza, a la que acusó de no respetar su investidura presidencial.

Hace unos meses la escritora María Elena Walsh sorprendió con una encendida defensa del menemismo en el campo de la cultura y la libertad de prensa. Dijo que lo políticamente correcto es señalar que todo es negro y espantoso. Añadió que es cierto, hay mucho de espantoso, pero se pueden rescatar hechos positivos y auspiciosos.

Si en octubre se concretan las previsiones unánimes de los encuestadores, por primera vez un político de la oposición le ganaría al peronismo gobernante y empezaría a funcionar una verdadera alternancia democrática en la Argentina. No todos son méritos de la Alianza. Pesan los 10 años de estilo frívolo del menemismo, las sospechas de corrupción y la profunda lucha interna en el justicialismo.

La gente quiere un cambio, a pesar de que sabe que la futura administración se verá obligada a dar una nueva vuelta de tuerca fiscal. Pasó en Santa Fe. Carlos Reutemann, en perfecta sintonía con De la Rúa, triunfó por el 55% de los votos y mientras se prepara para asumir, impulsó el durísimo ajuste que está llevando adelante Jorge Obeid.

El senado santafesino ya dio media sanción a una ley de emergencia económica que, entre otras antipáticas medidas, baja sueldos públicos, congela las promociones de los agentes en ese sector, suspende trámites de licitaciones, liquida el banco de inversión y desarrollo provincial y posterga por un año el pago de las sentencias condenatorias firmes contra el Estado

¿Será Santa Fe el espejo dónde se mirará la Nación después del 10 de diciembre? Algunos economistas que trabajan con De la Rúa, analizan en secreto aplicar además un impuesto a las empresas privatizadas, como sucedió en Gran Bretaña.

Duhalde por su parte, sigue metiendo presión a su propuesta de «concertar ya» antes que sobrevenga una hecatombe, y descarta la posibilidad de hacer un pacto después de las elecciones.

Con un optimismo desmesurado, confía que en la provincia de Buenos Aires conseguirá ganar por 6 ó 7 puntos. Lo único seguro es que disfrutará al escuchar los lamentos de Menem cuando tenga que abandonar la confortable residencia de Olivos, convertida en un polideportivo.


El objetivo de (Fernando) De la Rúa, es superar el 45% y ganar de un saque", proclama en la municipalidad porteña Darío Lopérfido, eje mediático de la campaña de la Alianza opositora.

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