¿Los huesos duelen cuando cambia el tiempo? Mito o realidad detrás de esta creencia popular

Muchas personas aseguran que pueden "prever la lluvia" por los dolores en sus articulaciones. ¿Qué dice la ciencia sobre esta sensación?

Es una frase que se escucha desde siempre: “Va a llover, me duele la rodilla”. Quienes padecen de artritis, artrosis u otras afecciones reumáticas muchas veces sienten dolores que coinciden con cambios en el clima, sobre todo antes de una tormenta o cuando baja la presión atmosférica. Pero ¿es un mito popular o realmente hay algo de cierto?

Qué factores del clima podrían influir en los dolores


La principal teoría apunta a la presión barométrica, es decir, el peso del aire sobre la superficie terrestre. Cuando esa presión baja —como sucede antes de una tormenta—, el cuerpo podría responder con una leve expansión de los tejidos, especialmente en las articulaciones inflamadas, lo que puede aumentar la sensación de dolor.

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También se han estudiado los efectos del frío, la humedad, el viento y las variaciones bruscas de temperatura, todos ellos como potenciales desencadenantes del malestar articular.

Qué dice la ciencia: ¿hay pruebas?


Aunque no hay un consenso absoluto, varios estudios han intentado probar esta relación. Algunos trabajos, como los publicados en la revista Pain o BMJ, encontraron que pacientes con artritis reportaban aumentos en el dolor durante días fríos, húmedos o de baja presión.

Sin embargo, otras investigaciones no lograron demostrar una correlación directa o concluyente. Por eso, la comunidad médica sigue dividida: algunos especialistas creen que la conexión puede ser real, mientras que otros la atribuyen más a una percepción subjetiva o a un sesgo de confirmación (es decir, uno recuerda más los días de dolor si llovió).

¿Por qué algunas personas lo sienten más que otras?


La sensibilidad individual juega un papel clave. Las personas con enfermedades reumáticas, antecedentes de lesiones o hipersensibilidad nerviosa pueden ser más propensas a percibir estos cambios. Además, el frío puede hacer que los músculos se contraigan, lo que aumenta la rigidez y reduce la movilidad, generando dolor.

¿Se puede hacer algo para aliviar los síntomas?


Sí. Aunque no podemos cambiar el clima, sí podemos preparar el cuerpo para afrontarlo mejor. Algunas recomendaciones útiles son:

  • Mantenerse en movimiento: el ejercicio suave ayuda a reducir la rigidez.
  • Evitar el frío excesivo: usar ropa térmica y mantener la casa calefaccionada puede aliviar los síntomas.
  • Hidratarse y mantener una dieta antiinflamatoria, rica en frutas, verduras y omega 3.

El veredicto: ¿mito o verdad?


No se trata de un mito completo ni de una verdad científica absoluta. La relación entre el clima y el dolor articular existe para muchas personas, y aunque aún falta evidencia definitiva, la medicina no lo descarta. En todo caso, si notás que tus dolores se intensifican con los cambios del tiempo, no estás solo: puede haber una explicación fisiológica real detrás de esa sensación.