Silencio en la sala: La política de la siesta legislativa

 Lo que está ocurriendo en la legislatura de Río Negro no es solamente preocupante: es una falta de respeto a la ciudadanía. En lo que va del año, apenas tres sesiones ordinarias, sin voluntad real de discutir proyectos que respondan a las necesidades urgentes de los rionegrinos. ¿Cómo se puede justificar este nivel de parálisis institucional mientras las urgencias sociales, económicas y laborales se multiplican en la provincia?

Mientras la gente espera respuestas concretas (en salud, educación, vivienda, seguridad y trabajo) los legisladores priorizan proyectos sin impacto real, como efemérides y declaraciones simbólicas. Que el día del intendente/a o un monumento sean tratados antes que leyes de fondo es una muestra clara de una legislatura desconectada, encapsulada, funcional al ejecutivo y alejada de su deber como poder independiente.

El oficialismo, liderado por Weretilneck, se comporta como si el poder legislativo fuera una oficina auxiliar del gobierno, imponiendo un temario al gusto del ejecutivo, y limitando el debate democrático. La oposición, por su parte, logra colar iniciativas mínimas, muchas de las cuales no trascienden lo anecdótico. Ni hablar del manejo discrecional del temario: la ley sobre la esencialidad de la educación duerme hace diez meses por simple cálculo político, no por razones técnicas ni jurídicas.

¿Hasta cuándo se va a seguir frenando el debate por conveniencia, callando temas incómodos por miedo a los gremios o al costo político? Y para colmo, el receso invernal fue la excusa perfecta para apagar aún más una legislatura que ya venía en piloto automático.

Es inaceptable que haya proyectos durmiendo en comisiones mientras la gente sigue esperando respuestas. La democracia no se construye con diplomas, homenajes ni días festivos. Se construye con trabajo serio, compromiso y debate real. Sin lugar a dudas, eso exige esfuerzo, presencia y responsabilidad.

Tal vez sea más cómodo seguir aprobando nombres de calles y saludos protocolares. Total, el frío del invierno no se siente tanto desde un despacho calefaccionado o recorriendo los cafecitos durante la semana.

Y mientras tanto, siguen cobrando. Obviamente, para algo hay que levantarse de la cama.-

Javier Genoud

DNI 17506130

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