Roca: presupuesto inflado y sin debates

Javier Genoud DNI 17.506.130

General Roca

El Concejo Deliberante de General Roca volvió a repetir una postal conocida: el oficialismo levantó la mano y aprobó sin sobresaltos un presupuesto millonario, mientras la oposición advirtió sobre números que no cierran, obras que no se concretan y una dependencia peligrosa de ingresos inciertos. Con siete votos de Pasión por Roca y uno solo en contra (el de la concejal Belén Bavastri, JSRN), quedó aprobado el Presupuesto 2026 por 122.172 millones de pesos.

Un número que impacta por su magnitud, pero aún más por los interrogantes que lo rodean. Un presupuesto inflado y sostenido con supuestos improbables. El plan apuesta a que el 42% del gasto vaya a infraestructura, más de 52.000 millones para pavimento, alumbrado y obras urbanas. El problema no es la idea de mejorar la ciudad: el problema es cómo lo van a pagar. El propio texto reconoce que el financiamiento depende: De ingresos externos inestables, de la venta de terrenos e inmuebles fiscales, y de endeudarse hasta 23.505 millones, una cifra enorme para una ciudad como Roca.

Es decir: las obras están prometidas, pero su financiamiento está en el aire. Se prevé cobrar 3.500 millones de pesos a los vecinos en contribuciones de mejoras por pavimento que no se sabe si se van a realizar en 2026. Peor aún: podrían cobrarse antes de que las obras empiecen. ¿Quién paga el costo de esa apuesta? Los ciudadanos. Los 31.000 millones que el Municipio dice que va a recaudar son “de difícil concreción”. La recaudación real rondaría los 22.700 millones, mucho menos de lo que se proyecta.

La diferencia se tapa con un “endeudamiento misterioso”, sin detalles claros. ¿Qué pasa si ese endeudamiento no aparece? La discusión sobre transparencia no es nueva. Hace meses, la oposición denunció que el Municipio no publica regularmente números fiscales, que el vecino común no puede seguir la ejecución real del gasto y que los balances se aprueban sin la información completa.

La estrategia se repite: mayoría en el Concejo, poco debate, ningún contrapeso real. Se cuestionaron puntos claves: El gasto en propaganda, la baja inversión en discapacidad y adultos mayores, la venta de inmuebles fiscales como forma de financiar obras, el doble cobro de alumbrado público, la poca eficiencia en servicios básicos.

La conclusión es simple y preocupante: El oficialismo aprobó un presupuesto enorme sin responder preguntas fundamentales: ¿Cómo se van a financiar realmente las obras?, ¿Por qué se proyectan ingresos improbables?, ¿Qué garantías tienen los vecinos de que no pagarán por anticipado obras que no se harán?, ¿Dónde está el límite del endeudamiento municipal?, ¿Por qué la mayoría automática reemplaza cada año al debate democrático?

En una ciudad donde cada peso importa, donde los servicios básicos muestran falencias y donde la transparencia debería ser una regla mínima, este presupuesto es más una apuesta temeraria que un plan responsable. Si el financiamiento no llega, si la recaudación no alcanza, si las obras no se concretan, la pregunta que quedará flotando —y que el oficialismo no respondió— es inevitable: ¿Quién se hará cargo del costo político, económico y social de haber aprobado un presupuesto que ya nace en rojo?

Javier Genoud – DNI 17506130


Javier Genoud DNI 17.506.130

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